CAPITULO 23: "Ruptura de regla"

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La magia de nigromancia funcionaba de una manera peculiar, era una maldición que encadena el alma de alguien que había muerto con rencores que habían tenido en su vida como odio, rencor, celos, viejas rencillas y remordimientos, cosas que nunca pudo terminar en su vida para revivir el cuerpo.

Las maldiciones era un cúmulo de energía negativa que todos podía desprender a excepción de los ángeles, todos desprendían una vibra negativa. Durante una hora los magos orgullosos como lo eran, verse arrinconados, superados, humillados, en algunos casos aterrorizados por ser atravesados por lanzas de luz, derramaron energía negativa en un campo llenos de huesos que habían sido revividos. Cuando la prueba termino los magos que aún se mantenían de pie y seguían desprendiendo esa negatividad al ver a un mago sin linaje superar la prueba. Ver la expresión del mago de primera generación divirtiéndose como si esto no le representará ninguna dificultad, eso solo hizo que esa negatividad se acumulará más y más conforme pasaba el tiempo. Todo en una habitación aislada llena de magia dio como resultado que una alma que simpatizaba con tales sentimientos se apoderará de un montón de huesos y se alimento del prana en la habitación que los hechizos lanzados habían dejado atrás. Los rencores aumentaron la fuerza del esqueleto, claro sin músculos, más huesos se unieron a las extremidades, el sentimiento de inferioridad hizo que su tamaño creciera, más vertebras se unieron a la columna vertebral. Los sentimientos de celos y envidia  hizo que un par de omóplatos y clavículas se unieran para sujetar otros brazos que un sostenían dos espadas.

Antes de que cualquiera pueda decir algo un esqueleto con cuatro brazos se había estado formando en el centro de todos sin que nadie se percatara, cuando estuvo formado completamente, una espada en cada una de sus esqueléticas manos se levantan rápidamente atacando en tres direcciones distintas mientras usa su cuarto brazo para apoyarse en el suelo.

Antes de que cualquiera pueda decir algo el esqueleto con cuatro brazos se había estado formando en el centro de todos sin que nadie se percatara, balanceó tres de las cuatro espadas en sus esqueléticas manos. La fuerza del esqueleto superó en creces a un simple esqueleto, su velocidad solo se comparo a la velocidad de un mercenario veterano o un demonio de clase media. Rápidamente ataco en tres direcciones distintas, uno apuntando al cuello de la profesora Reya, otro se movió al estudiante que había proporcionado la gran parte de  los sentimientos negativos para su formación, y la última espada se movió al cuello de la única maga sin linaje familiar, dos de los tres ataques pasaron de forma inofensiva a ambos lados de issei.

Todo fue demasiado rápido para que simples investigadores y magos novatos se pudieran mover a tiempo de los repentinos ataques que nadie se había esperado. Sin embargo issei no era un investigador, ni tampoco humano, la magia constantemente activa de [Partición de mente] dividieron el tiempo de conmoción entre cada una de las cuatro habitaciones, el segundo de estupefacción solo duró un cuarto de segundo y con [Aceleración del pensamiento] le dio el tiempo más que suficiente para considerar que hacer. Ningún ataque iba dirigido hacia él, podía quedarse parado en su lugar sin mover un músculo y estaría bien, aún que ahora que la barrera estaba abierta no estaba seguro si serían transportados para tratamiento y la chica parada a su lado al menos había salido en su ayuda, no la necesitaba pero aún se la había brindado. Con Ridill aún en su mano, dio un paso adelante, la daga corto la hoja que se partió sin resistencia, el brazo de issei cubrió de forma protectora a la chica pelinegra. Reya apenas reaccionó a tiempo para inclinarse hacia atrás, la espada corto la tela de su túnica en diagonal desde su cintura izquierda y abría pasado sobre su cara de nos ser por qué había logrado reaccionar a tiempo, simplemente tomando el collar supresor que colgaba libremente de su cuello, la mirada de Reya se llenó de miedo mientras su rostro palideció llenándose de lo que issei solo pudo describir como terror. Si Reya no hubiera tenido un control tan perfecto en sus reservas mágicas todos en la habitación se habrían percatado de su aura demoníaca al instante, sin embargo no tuvo tiempo de entrar en pánico cuando el esqueleto no se detuvo, poniéndose de pie esta vez con los cuatro brazos preparados para atacar indiscriminadamente a cualquiera que se interpusiera en el camino de las espadas que sostenía.

THE CRY OF PHOENIXWhere stories live. Discover now