Oh! un sueño profetico? Nos enfrentamos a otro psicopata? Yei...

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Percy:

Artemis se desmayó.

Supuse que estaba teniendo una visión del pasado, otra vez.

Tuve que volver a llevarla en brazos para sacarla del Laberinto. La recosté con cuidado en el pequeño campamento que hicimos bajo un cobertizo improvisado con plástico azul.

También tuvimos algunos problemas con Meg, ella parecía sentirse acorralada y con ganas de huir del lugar a la primera oportunidad, sin embargo ella se negó a decirnos lo que le pasaba.

Temiendo que pudiera regresar al laberinto, la convencí de descansar y Grover le tocó música con su zampoña para que se relajara. La dejamos junto a Artemis en el campamento y luego nos sentamos cerca para hacer guardia y hablar.

—¿Como has estado?—preguntó Grover—. Me refiero, no hemos podido conversar propiamente hablando, estos dos días han sido difíciles.

Asentí con la cabeza.

—Sí, y me imagino que para ti aún más. ¿Viajar con una antigua diosa de la naturaleza y una hija de Deméter? Has estado bajo mucha presión.

Grover hizo una mueca.

—Sí, pero... un momento, deja de desviar la conversación. Te pregunté cómo has estado, ya sabes, por lo de Annabeth.

El nombre de mi exnovia seguía siendo un tema delicado. Por un lado me hizo mucho daño, y definitivamente quiero mantener mis distancias con ella. Y por el otro, Annabeth fue mi mejor amiga por años, me salvo la vida en muchas ocasiones y juntos superamos toda clase de desafíos. No quería volver a tener una relación con ella, definitivamente. Pero aún así extrañaba tenerla como amiga.

—Se hace lo que se puede, Grover—dije—. Al principio dolía demasiado, sigue haciéndolo. Pero estoy aprendiendo a superarlo poco a poco.

Grover asintió.

—Lo noté, el cambio en tus emociones. Durante semanas, meses. Cada vez que dormía o estaba desocupado, nuestra conexión por empatía me decía cómo estabas, nada bien me temo—señaló con la cabeza el sitio donde las chicas dormían—. Pero hace dos meses sentí un pequeño cambio, y al poco tiempo estabas mucho mejor. Aún no tienes esa felicidad de antes, pero ya no estás abrumado por la tristeza.

Miré al suelo.

—Pensé en hacerlo ¿sabes? El visitar al tío Hades por la mala.

Eso tomó por sorpresa a Grover.

—¿Por qué? ¿Quéte detuvo?

Suspiré.

—Muchas cosas. Después del Tártaro.... Annabeth no fue la misma, yo tampoco. Me dijo cosas... me hizo sentir como una carga para todos, me hizo ver como todos serían mas felices si yo no estuviera aquí.

Grover parecía tener ganas de darme con sus flautas en la cabeza.

—¡Percy!

—Lo sé—lo detuve—, fue precisamente el darme cuenta de lo contrario lo que me detuvo, además de aprender a apreciar la vida como algo único. Aunque pudiera renacer en el inframundo, no sería la misma persona, la vida es un regalo que no podía rechazar. Eso y que si me moría tu te quedarías en un estado vegetal.

—Gracias— dijo Grover—, entonces, ¿ya abandonaste por completo esas ideas?

Asentí sinceramente.

—Sin duda, las cosas han cambiado mucho los últimos dos meses.

—Ósea desde que llegó Lady Artemisa.

Las pruebas de la luna: el Laberinto en LlamasWhere stories live. Discover now