Oji escarlata

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Era un día tranquilo en el bosque, diría que uno como cualquier otro; las aves cantaban logrando esa sinfonía que, aunque no todas cantaban la misma canción, se escuchaba hermoso al crear esa melodía tan especial que lograba llegar a todo el bosque teniendo como fondo el sonido del arroyo cercano. El sol brillaba bañando parte del bosque con esa nívea luz haciendo pequeñas formas diferentes con las sombras según el viento jugueteaba con la copa de los árboles. La brisa fresca soplaba de una manera suave impregnando todo el lugar de distintos olores... Y uno en especial.

—(¿Qué es ese olor?)

Un extraño olor en sus fosas nasales hizo que se detuviera abruptamente de su carrera. Un lobo de color rubio cenizo y ojos granate de tamaño temible estaba parado en medio del bosque un poco confundido. Un olor, no es desagradable, es... Familiar.

Katsuki Bakugo, líder de la manada más poderosa de todo Shiketsu y Alfa Dominante. Su territorio abarca todo el Valle Kanji, es el más grande de esos lares y por eso mismo es muy envidiado por las demás manadas. Pero eso no le importa, de hecho, lo hace sentir mucho más superior de lo que ya es y eso hace que se le hinche el pecho de orgullo. Porque...

"Yo soy el Rey de este puto lugar"

Palabras del mismo Katsuki que usó cuando ganó la batalla contra el antiguo Alfa dominante que había liderado con garra de hierro aquellos lares. Aunque no lo parezca, es un muy buen líder, aunque se vea malo y prepotente por su tosca personalidad.

Empezó a olfatear por todas partes buscando de dónde provenía ese dulce aroma que tanto le atraía, era la primera vez que actuaba así, no sabía muy bien ni porqué lo hacía pero no le molestaba en lo absoluto. Parecía un cachorro buscando un hueso enterrado hace algún tiempo, como una búsqueda de un tesoro.

Todo iba bien, sólo que como que algo no cuadraba en su mente pero no sabía qué. Hasta que algo lo sacó de su ensimismada búsqueda de ese tesoro que no conocía.

—¡Awuuuuuuu!—fue el aullido de otro lobo, uno de pelaje casi rojizo. Bakugo volteó rápidamente para encararlo pero ya era tarde, ese lobo ya estaba encima suyo dando pequeños ladridos divertido mientras movía la cola para mostrar su alegría y energía. De un momento a otro ese lobo se transformó en un chico de cabello rojizo puntiagudo y sonrisa igual de afilada que reía exaltado por la gran carrera que acaba de dar.

—¡Te atrapé! ¡Ganéééé!—ese chico empezó a dar saltos de alegría, brincando a unos metros del lobo cenizo por simple sentido de supervivencia después de escuchar ese gruñido que aunque para muchos no significaría nada además de peligro de muerte, para Eijiro Kirishima significaba un fuerte y claro "Quítate de encima Pelos de mierda".

Ahora ese gran lobo cenizo se transformó en otro chico, uno de ojos escarlata que hacía parecer que fueron bañados en la sangre de sus enemigos, algo que sin duda era de temer. El chico rubio, molesto por la notable muestra infantil que estaba ejecutando el pelirrojo en ese instante solo bufó por lo bajo como estaba acostumbrado, chasqueando la lengua para bajarle los humitos de alegría a su mano derecha.

—Tsk, ¿de qué mierda hablas? ¿Acaso estás igual de ciego que pendejo? Yo llegué antes imbécil—aunque sus intentos fueron tirados a la basura ya que su amigo, que estaba acostumbrado a su actitud, pronunció más su sonrisa con un brillo en sus ojos.

—¡Sí!, ¡pero yo fui el primero en alcanzarte!—ahora un más emocionado Eijirou estaba soltando un aullido de alegría entre risas.

—Idiota—ya cansándose del asunto y viendo cómo llegaban los demás lobos, uno tras otro, se metió las manos en el pantalón siempre irritado por lo estúpido que se veía su compañero brincando de aquí a allá. Si seguía así estaba seguro que para el final del día no habría flores o césped en el bosque.

Juguemos en el bosqueWhere stories live. Discover now