Capitulo 3 : Kaninchenmörder

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Delaney Scott

«Apreté el gatillo»

El impacto de la bala contra su cuerpo lo hizo retroceder, no le dió en el corazón porque hubiera muerto al instante, se estremeció mientras la sangre brotaba a chorros de la herida. Chilló por el dolor pero en menos de 20 segundos dejó de moverse. «Está muerto».

Cuando llevo la vista hacia el frente estoy lista para afrontar las consecuencias de lo que acabo de hacer. Nadie me manda a apuntar por inercia con el arma. Pudo haber Sido otra persona y ahí si hubiera estado en serios problemas.

Claramente tengo mis permisos para poseer el arma, pero aún así no debí salir con ella, cualquier paso en falso, cualquier mínimo error me hubiese costado la licencia.

- ¡¿Que diablos pasa contigo?! - me grita el alemán al frente divertida mente pálido, el conejo a cinco centímetros de sus pies desangrandose manchando las suelas de sus zapatos y la fina capa de nieve del suelo.

- No me digas que te asustaste ¿O si? - me burlo guardando el la pistola de nuevo en mi pantalón, fue hilarante ver cómo con el disparo retrocedió hasta pegar su espalda en el árbol que fotografiaba hace apenas unos minutos. - No fue la gran cosa no seas llorica.

- ¡¿Cómo mierda se te ocurre disparar tan cerca de mi!?... ¡Pudiste darme a mí aunque sea por accidente!!.

- Digamos que tengo experiencia, solo te hubiese dado si así lo hubiese querido - retrocedo todos los pasos que avancé para darme la vuelta e irme, pero no antes de darle una clara advertencia.- No te quiero de nuevo por aquí. Ni aquí, ni cerca de mi casa ni fotografiando por esta zona. O la próxima vez el conejo será otro.

-No puedes apuntarme con una pistola e irte como si nada - Llega hasta mi en dos zancadas y me toma por el brazo firme, no fuerte como para lastimarme pero si firme, su cercanía me incómoda al mismo tiempo que me hace rabiar

¡¿Quien se cree que es?!

- Todavía tengo el arma, así que si yo fuera tu, y que horrible caso sería, me soltería- amenazo y me llevo la mano a dónde estaba el arma y me alarmó cuando no la siento.

-¿Segura que todavía tienes el arma? Yo que tú fuera más cuidadosa con esa cosa. - imita mi respuesta de hace un momento y solo me hace rabiar más de lo que normalmente lo hago.

- Suéltame ahora mismo o...

- ¿O que? - me corta al instante- ¿me vas a disparar con tu arma? ¿Eso harás? - levanta la mano que no estaba alrededor de mi brazo y entre sus dedos está mi arma, antes de que pueda siquiera intentar algo la avienta hasta que choca con el árbol donde estaba él parado hace un rato, cerca del conejo ya muerto. -Quiero ver cómo intentas hacer algo

Talvez fue la manera en que lo dijo, pero juro que lo ví todo en rojo. La rabia se extendía por cada milímetro de mi cuerpo, mi corazón bombeaba la sangre más rápido de lo normal. No iba a dejar que un desconocido limitará mis capacitaciones, ni mucho menos un chico idiota como aquel.

No se en que momento fue, no tuve en consideración el tiempo, pero antes de poder darme cuenta lo había golpeado en el Entrepierna y había salido corriendo a buscar el arma, el tampoco tardo demasiado en recuperarse y seguirme, pero antes de que pudiera siquiera acercarse más del Metro y medio que nos separaba, yo ya le había apuntado a la cabeza.

- Ahora quien es el que no puede intentar nada - le quito el seguro a la pistola en una clara señal de amenaza, si se mueve lo mato.- Quiero que te largues de aquí, y si mínimo consideras contarle a alguien lo que acaba de pasar, te encontraré te juro que lo haré.

Amar Es Más Difícil Que MatarHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin