Estoy satisfecho con mi vida si estas a mi lado

1.7K 181 51
                                    


Como era de esperarse, el auto no estaba. Sin sorprenderse lo suficiente, sacó su celular del bolsillo (consciente de que se había caído cuando peleo con Zoro) y llamó a su hermana. La chica, que parecía estar en aprietos, no contestó, y más bien le mandó un mensaje diciendo:

Lo siento, arréglatelas como puedas.

Revolviéndose los cabellos, con el rostro entumecido de dolor y frio, se arrastró hasta una tienda y compró un paquete de cigarrillos. Estuvo en abstinencia por casi dos años, pensando que estaría bien si se cuidaba la dentadura y prolongaba un poco su tiempo de vida, lo cual ahora le parecía absurdo y tonto.

Inhaló la nicotina y se dirigió dando tumbos a sentarse en el andén de la calle, cuyos adoquines ya estaban fuera de su lugar. Todo era un jodido desastre, todo estaba mal, la ansiedad no lo dejaba, la presión no lo dejaba, la amargura de pensar que estaría atrapado toda su vida en ese círculo vicioso de mentiras, de comportamientos farisaicos, no lo dejaban.

La pelea con el idiota peliverde había sido realmente liberadora, pero no podía volverse un vagabundo de la calle hambriento de riñas, solo para escupir sangre y luego fumar hasta la muerte...aunque tal vez eso estaba mejor que volver a casa.

Pasados unos minutos, o ¿horas?, alguien se inclinó sobre su adormilado rostro.

—Hey.

Zoro lo miró desde arriba, tirado con la cabeza sobre el sucio pavimento. El humo subía hasta su moreno rostro, pero él no parecía molesto por esto.

—Te ves como la mierda, no recuerdo haberte dejado así.

Se había quitado en algo momento la corbata y la chaqueta, y tampoco sabía en donde la había dejado.

—Pensé que te devolvías con tu millonaria familia.

—Cállate, solo cállate la puta boca.

El hombre se alzó de hombros, un poco sorprendido por su súbita respuesta. Se acuclilló a mirarle fijamente y su aliento a alcohol molestó al rubio.

—¿Estas borracho?

—No estoy borracho.

—Hueles como un puto borracho.

—Me diste un billete de 10.000 berrys, ¿crees que compraría pasta dental o papel higiénico?

—¿Lo gastaste todo en bebida?, pobre de tu hígado.

—¿Y tú qué?, fumando marijuana como si nada.

—¡¿Qué?!

Sanji se levantó del suelo, mirando el pedazo quemado de cigarrillo que sostenía entre los dedos.

—¿Eres tan ingenuo como para comprar en una tienda de la esquina?, ¿y cómo demonios no distingues el olor?

—Maldita sea.

Absorbido por todos los problemas, ni siquiera se percató de lo que había estado haciendo, o peor aún, incluso si no notó, no le importó.

—Todo es una mierda, una mierda.

Recostándose otra vez, el rubio arrojó el pitillo y se cubrió el rostro con excesiva agonía. Las manos blancas le temblaban como si estuviera teniendo un ataque de pánico, y parecía a punto de quebrarse en llanto por los espasmos que sufría su delgado cuerpo.

—Oye —llamó, sacudiéndolo con suavidad—, oye

Viendo que era imposible sacarlo de su atormentada mente, bajo los efectos de una droga y demasiado afligido, pasó un brazo alrededor de su espalda y lo ayudo a levantar. Estaba bastante pesado a comparación a lo que parecía, pero se sentía de esa forma porque él mismo tampoco estaba en todas sus facultades.

One-shots e Historias Recopilatorias ZoSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora