Capítulo siete: Una noche en el hospital

338 99 3
                                    

—No puede ser.

Me levanto y busco entre la multitud a ese chico de pelo negro que me trae tan confusa.

Pasaron unos minutos y ni rastro, avancé por varios pasillos, entré en algunas habitaciones y al parecer solo fue una ilusión de mi cabeza. Empiezo a preocuparme por mi salud mental.

Te estás volviendo una loquita.

No es momento.

Una enfermera pasa por mi lado. Es mi oportunidad.

—Disculpe—le digo—¿ha visto por aquí a un chico de ojos violetas?—si estuvo aquí es muy difícil pasar desapercibido. Digo, es un color muy inusual—.

—Lo siento pero no lo he visto—responde con una sonrisa y se marcha—.

Oye—le dice la enfermera al de ojos violetas—¿por qué mentir?.

Él suspira, se recuesta en la pared y le pone una mano en el hombro. Tarda un poco en encontrarla, por lo que esta lo ayuda. La enfermera se gira y ve que ella sigue preguntándole a los demás—No quiero que me vea así—se señala—.

Félix lleva puesta una bata de hospital y aunque en todos es igual, a él le quedaba perfectamente bien, como todo lo que se pone, pero el no lo sabía.

—Gracias, Pili.

Dicho esto se va por un pasillo, apuntando con su bastón para evitar chocar con el resto de personas.

Pilar, o Pili como le dicen sus amigos se le queda mirando a Mar por unos segundos—Has encontrado a alguien que se preocupa por tí, no la cagues.

Luego de veinte minutos vagando por los pasillos del hospital me siento en la cafetería y pido un café—Son las doce. ¿Debería volver a casa?

Mi teléfono empieza a sonar, lo saco del bolsillo de mi chaqueta y miro en la pantalla que es Stef.

LAMADA CON VAMPIRO SEXY:

—Ho…—un grito suyo me interrumpe—.

—¡¿Se puede saber en dónde demonios estás!?

Aparto el teléfono de mi oreja, no quiero ser dramática pero si fueran ustedes ya se les habría roto los tímpanos, yo ya estoy acostumbrada a sus chillidos.

—Tu madre me ha llamado preguntando si estabas conmigo, obvio tuve que mentirle y sabes que no me gusta mentirle. Sería capaz de romperme una costilla por eso.

—Primero cálmate que estás un poco histérico—lo escucho tomar una respiración profunda— Respondiendo a tu pregunta, en el hospital.

Preparo mis oídos.

—¡¿En el hospital!?—algunas personas se me quedan viendo y no tengo puesto el altavoz—.

—Déjame explicarte.

—Dime en cual estás y me lo explicas cuando llegue.

—No tienes que venir, mañana hay escuela.

—Me importa un carajo la escuela. María Grey dime tu dirección en este momento.

Odio cuando dice mi nombre completo.

—Hospital C.E, estoy en la cafetería.

—En medio minutos me ves allí.

—No atropelles a nadie.

Eso fue muy intenso. Hemos pasado varias etapas y creo que ahora nos encontramos en la de padre protector. ¿Sería muy injusto decir que mi mejor amigo ha sido más padre de lo que es el señor que está inconsciente a unas puertas de aquí? Yo pienso que no.

A crane for you ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora