La vida Denji nunca fue fácil, siempre luchando por sobrevivir y viviendo de las sobras. Después fue traicionado por su jefe y su único amigo se sacrifico por él, perdiendo lo ultimo que le quedaba en su vida. Solo quería una vida normal y sencilla...
La vida de Denji nunca fue fácil, solo tubo a Pochita cuando su padre se suicido y heredando de el una deuda con la Yakuza. No le quedó de otra que trabajar para ellos no quería morir descuartizado o de inanición.
Solo podía reconfortarse en sus sueños, siendo Pochita el único que lo escuchaba. Le encantaba oírlo, esperaba que algún día se hicieran realidad. Siempre se pasaba todas las noches pensando en ellos hasta caer dormido.
Pero ni siquiera eso era suficiente.
*Toc! Toc! Toc!*
"Denji, apareció un demonio. Ha trabajar."
Ojala por lo menos me dejaran soñar.
. . .
Ahora estaba en un almacén a media noche, no encontraba al demonio, normalmente eso no era un problema.
-¿Un demonio apareció aquí? -Caminaba junto a su jefe son Pochita en sus manos. -No lo veo, quizás esté escondido.
-Denji, estoy agradecido contigo. -El viejo se detuvo. -Eres obediente como un perro y trabajas por menos que uno. -Su voz era sospechosa.
Denji no entendía qué estaba pasando, ¿debería seguirle el juego? O solo deb-
-Pero no me gustan los perros mugrosos. -
. . .
Esto no debía acabar así.
Me conformaba con soñar con una vida normal.
¿Ni siquiera eso puedo tener?
. . .
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