𝑪𝑯𝑬𝑬𝑹 𝑩𝑶𝒀 ❤︎ 𝙺𝙾𝙾𝙺𝙶𝙸 | 𝕥𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒

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Las personas se abrían como el mar rojo con cada paso que Yoongi daba. Como si fuera toda una súper estrella.

Era prácticamente el rey de la escuela.

Arrogante. Hermoso. Vanidoso. Seductor.

Palabras que lo describían a la perfección.

Todo el mundo lo veía pasar, bueno, quizás lo que veían realmente era su enorme trasero.
Ser el capitán del equipo de animadoras le daba un gran privilegio sobre el resto de la escuela. Todos tenían su atención en él todo el tiempo.

Si Yoongi se caía la escuela peleaba por quién lo levantaría.
Si Yoongi estornudaba la escuela le deseaba la salud.
Si Yoongi hacía una rutina la escuela tenía sus celulares listos para grabarlo deleitándose con lo que hiciera.

Si, Yoongi llevaba una vida prácticamente perfecta, y la amaba. Amaba cada aspecto de ella.

Caminaba como todas las mañanas hacia su casillero como si la escuela fuera suya, ese día llevaba su uniforme de práctica, la habían adelantado puesto que en la tarde tendrían asamblea, como era el inicio de la temporada de fútbol iban a presentar a los jugadores que representarían a la escuela. Como cada inicio de temporada la principal atracción era la escuadra de porristas. Misma que había ganado todos los torneos desde que Min Yoongi se había convertido en capitán.

Aunque aún no les habían dicho a qué jugador les tocaba animar individualmente.
Siempre el director de la escuela se paraba en el podio nombrando uno a uno a los jugadores que salían acompañados de una porrista, y el quarterback siempre era acompañado por Yoongi, pero ese año el que era el mariscal de campo se había graduado, así que no se sabía quién sería el nuevo integrante. Algunos ya lo conocían, por los entrenamientos de verano, pero el resto de la escuela moría de curiosidad por ver quién sería.

Siguió su camino una vez que dejó unos libros en su casillero, las personas lo saludaban cuando pasaba, le hacían preguntas rápidas como, ¿Yoongi cómo estás?, ¿Qué tal dormiste?, ¿Vas a practicar?, o preguntas no tan difíciles de responder para simplemente tener una conversación por muy pequeña que sea.
Todos lo miraban, estaban atentos a lo que usara ese día, y como hoy tenía el uniforme de práctica de porristas que consistía en un short corto deportivo de color rojo, calcetas y tenis blancos y una camiseta grande blanca con el logotipo de la escuela que las porristas ataban en un nudo en su espalda o en su abdomen. Yoongi siempre la ataba en su abdomen y toda la escuela se lo agradecía. ¿Cómo un chico podía tener ese cuerpo?

Esas piernas tan tonificadas, esas caderas tan anchas, ese abdomen plano, la cintura pequeña. Y ni hablar de ese trasero, tan grande y esponjoso.
Muchos obviamente alardeaban de haber estado con Yoongi y tener ese privilegio de mirar y tocar ese cuerpo sin nada de por medio.

Sí, era cierto que Yoongi había llevado a la cama a algunos chicos de la universidad, en algunas fiestas, o sólo por diversión, inclusive lo había llegado a hacer en las duchas de la escuela o en los vestidores, en algún salón, en el estacionamiento.
Y su más grande logro había sido hacerlo con el profesor Sehun en su oficina.
Pero todos, o la gran mayoría habían sido del equipo de fútbol, de béisbol, básquetbol, o alguna otra actividad. Pero jamás tenía una relación formal.

No estaba en contra, y era completamente fanático del amor, sólo que no lo había podido encontrar. Tampoco lo estaba buscando, pero no se molestaría si llegara.

Sólo tenía dos reglas:

1. Siempre lleva un condón en tu mochila.

2. Jamás salir con el Mariscal del equipo.

No tenía una mala experiencia con alguno, tampoco los odiaba ni mucho menos. Pero no le gustaban los clichés.
Y más porque sentía que su vida ya era lo suficientemente cliché.
Solía leer muchos libros, novelas, ver series, y todas eran muy clichés. Así que él quería un amor un tanto distinto.
No le molestaba el hecho de que el mariscal de campo le hable, de hecho no le niega a nadie la amistad, pero no quiere salir con ninguno.