00;03

282 54 69
                                    

Mentiría si dijera que en ese preciso momento no sentí ganas de llorar. Soobin seguía ahí, sonriendo frente a mí, tan frío que pensé que pronto comenzaría a nevar dentro del cuarto. Honestamente preferiría morir de hipotermia a morir de cualquier cosa que me hiciera eso.

Ni siquiera tuve el valor suficiente para preguntarle por qué sabía mi nombre completo; creo que mi vida era mucho más importante que mi incertidumbre. Él volvió a separar sus labios después de algunos segundos.

—Me gustas.

Sabía que esa frase no tenía significado romántico en lo absoluto, por supuesto, pero, ¿para qué clase de cosa yo le gustaba? Tampoco quería preguntarlo, aún si temblaba y sentía el nudo en mi garganta formándose. Ni siquiera me di cuenta que las lágrimas habían comenzado a descender por mis mejillas hasta que sentí como el tacto tan helado de un témpano de hielo las acariciaba lejos de mi rostro. Soobin sonreía con una inocencia casi ilegal, marcando sus hoyuelos y creando bolsitas bajo sus ojos sin pupilas.

—No me tengas miedo, sólo quiero jugar un rato.

Su voz era tan tranquila que casi se sentía como una caricia en mis oídos, pero aún así, pude sentir el tono macabro que escondían sus palabras amables. Él rió de nuevo, se sentó sobre la cama con elegancia y me miró de nuevo, esta vez con una sonrisa más nostálgica.

—¿Sabes? —me preguntó después de un rato en silencio— En esta habitación tiraron mi cadáver. Tenía dieciocho años.

No supe qué responder ante su confesión, y de todas formas estaba muy asustado como para al menos moverme. Lo observé con ojos fijos, temiendo que repentinamente se tornara hacia mí y me asesinara. Al menos intentaría defenderme.

—Es un asco ver que Corea sigue siendo tan homofóbica como siempre.

—...

—Eres muy lindo, Huening Kai. —me dijo, sincero— Le gustas a tu amigo.

—¿Q-qué le hiciste a Taehyun? —tartamudeé, asustado.

Soobin rió de nuevo.

—¿Cómo supiste que estaba hablando de él? —se burló— No le he hecho nada..., tú lo harás.

Tragué saliva. Ni siquiera sabía a qué se refería Soobin, pero por la forma sombría en la que su rostro sonrió, no presentí ni una sola buena vibra viniendo de él.

Llevaba tanto tiempo de pie en esa fría habitación que mis piernas se habían entumecido al punto de tirarme al suelo. No sentí cuando mi trasero chocó contra la madera, pero causó un ruido sordo tan fuerte, que apenas al minuto Taehyun había entrado a la habitación con cara de espanto. Él abrió la puerta de forma simultánea en la que el espectro desapareció. Mi mejor amigo se acercó hacia mí casi sin pensarlo, y me miró con tanta preocupación que por poco comencé a llorar de nuevo.

—¿Estás bien? ¿Qué haces en el suelo?

—Tae... Duerme conmigo, por favor. —balbuceé, con mis ojos llorosos una vez más.

No me importó haber derrumbado el poco de valentía que intentaba mantener horas antes, jugando a la Ouija, y me tiré en los brazos de mi mejor amigo, abrazándolo con tanta fuerza como si fuese el único árbol en medio de una tempestad. Taehyun me abrazó de vuelta, acariciando mi cabello y murmurando palabras cariñosas en mi oído para tranquilizarme. Me sostuvo entre sus fornidos brazos como si yo fuese un niño, y en ese momento sólo pude amarlo más que nunca.

Después de un rato, nos metimos a la cama sin separar nuestras manos entrelazadas. Por suerte la temperatura había ascendido desde que Soobin se fue, así que había dejado de temblar y tan solo el calor corporal de Taehyun era suficiente para sentirme cálido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 27, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ob.sessed [ s.k ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora