28.

267 10 0
                                    

Desperté lentamente, sentándome después en la cama para terminar por levantarme e ir a la cocina. Saludé a mis padres, sentándome con ellos ha desayunar en silencio mientras que mi padre veía las noticias del día y mi madre sólo tenía su mirada fija en el desayuno.
Cuando terminé, me levanté y fui de vuelta a mi habitación, cambiándome de ropa y agarrando lo necesario antes de bajar de vuelta. Paré en la entrada, sacando mi telefono de la mochila para ver si tenía algún mensaje, alguno suyo, pero no.
- ¿Vamos juntos?-preguntó mi padre colocándose delante d emí.
- Vale.
Sonrió levemente y abrió la puerta, esperando a que yo saliese para ir detrás d emí, despidiéndose d emi madre por los dos. Nos subimos al auto, los dos en la parte de atrás, saludando a Benjamín antes de que este pusiese el auto en marcha.
- ¿Qué tal ayer?
- Bien.
- Me dijo tu madre que te fuiste a hablar con Agustín, el chico de los Blanco.-se colocó mejor en el asiento, con sus ojos en su alianza mientras jugaba con ella, moviéndola de un lado a otro en su dedo.
- Sí, poco, pero sí.
- Es un buen pibe, ¿Verdad?
- Eso parece.
- ¿De qué estuvieron hablando?-preguntó, mirándome finalmente.
- Nada...cualquier tema que salía.
Asintió sin decir nada más y después nos quedamos en silencio hasta que llegamos a donde estaba mi facultad, despidiéndome de los dos para finalmente, salir del auto y caminar hacia la puerta. Hasta que comenzó a sonarme el teléfono.
- Mauro.
- Así que así se llama.
- Agustín.
- Sí, pero parece que no esperabas mi llamada.
- No miré el nombre antes de...
- Menos mal que he sido yo entonces.
- Sí, menos mal, ¿Vos le has dicho algo a tu madre?
- ¿De qué?
- De lo que estuvimos hablando ayer.
- No, nada, ¿Por qué?
- No sé, mi padre me ha preguntado por vos ahora
- ¿Tu padre?
- Sí.
- No sé, le habrá dicho tu madre que estuvimos hablando supongo.
- Supongo.
- Ché, ¿Te apetece vernos luego?
- ¿Luego?
- Sí, cuando termines las clases, no sé, a comer a donde sea, donde vos quieras.
- Bueno...
- Le estás esperando a él, ¿No?
- Más o menos.
- ¿Hablaste con él?
- No, bueno, sí, pero no me contestó.
- Igual por mensajes no es muy buena idea.
- No podía ir a buscarle de noche con mis padres dando vueltas por la casa.
- También, también...
- Bueno, está bien, iré contigo, pero elijo yo el lugar.- respondí finalmente tras pensarlo por unos rápidos segundos.
- ¿Sí?
- Sí, sí, así me olvido un poco de...todo.
- Bueno, listo, decime entonces cuando salís y voy a por vos.
- Vale, te aviso.
- Chao.
- Chao.
Terminé la llamada, guardando el teléfono de vuelta en la mochila mientras suspiraba, caminando hacia la clase que me tocaba ahora. No parecía un mal chico ni se comportaba como mis amigos, así que tampoco tenía nada que perder yéndome con él.
Las horas pasaron lentamente, mirando varias veces el reloj mientras esperaba a que las clases terminases. Y por fin, pude salir por la puerta por la que había entrado esta mañana. Mientras caminaba cerca de la carretera, sacaba mi teléfono de la mochila para avisar a Benjamín que no viniese y a Agustín que viniese a por mí como dijo.
- Mara.
Su voz me paralizó, dejando de caminar y de rebuscar el teléfono en la mochila, levantando mi mirada sorprendida para encontrármelo parado delante de mí, con la capucha de su buzo puesta y con un cigarro casi acabado en una de sus manos, teniendo su teléfono en la otra.
- Mauro.
- Hola...-saludó con una leve sonrisa, pero con la voz bastante ronca.
- ¿Has bebido?-pregunté frunciendo el ceño.
- No, no mucho.
- ¿Fumado o...?
- Estoy bien, sólo vine a por vos, a verte.
- A verme.
- No quería hablar por mensajes.- dijo mientras se acercaba a mí.- Y tampoco quería presentarme en tu casa y buscarte así.
- ¿Y preferiste venir acá?
- Lo único que se me ocurrió.-sonreí levemente y él suspiró, dando después una pequeña calada a su cigarro.- Perdón por no llamarte, no quería...
- Escucharme.- le interrumpí.
- No.
- Mauro, no importa, está bien, lo entiendo.
- Ya, pero...
- La que lo ha hecho mal soy yo, no me di cuenta de lo que estaba diciendo y  la que tiene que pedir perdón acá soy yo, dudando de vos.
- Me...bueno, me dolió oírte decir eso de mí.
- Sabés que esas cosas a mí no me importan.
- Ya, pero parecía que me prejuzgabas como hacen otros y...no sé, Mara, de los demás no me importa pero de vos...
- Perdóname, yo no quería sonar así, no quería dudar de vos y lo hice sin darme cuneta.
- Está bien, no importa.- sonrió y suspiró una vez más.- Ya estás delante de mí así que...no me importa nada más.
Me acerqué despacio a él, acabando por poner su cara entre mis manos, acariciando una de sus mejillas con mi pulgar con suavidad, sonriéndole antes de terminar por besarlo por un corto tiempo, abrazándonos depsués.
- Si has podido ganarme a mi, seguro que podés ganarte a mis padres.- dije, haciéndole reír.
- Por probar no se pierde nada.
- Estoy segura que sí.- tiró el cigarro al suelo y yo agarré su mano, sonriéndole.
- ¿Vamos a comer juntos?
Asentí sin dejar de sonreír y él tiró suavemente de mi mano para llevarme hasta él una vez y besarme ahora él durante más tiempo, separándonos para caminar juntos mientras que él comenzaba a buscar un Uber para nosotros y yo buscaba mi teléfono para avisar a Benjamín y Agustín.
Benjamín.

No hace falta que vengas.
Voy a ir a comer con una de mis amigas.
D

espués de escribirle a él, mientras que Mauro soltaba mi mano para pasar su brazo alrededor de mis hombros y acercarme a él, escribí a Agustín, dejando después el teléfono para darle toda mi atención a Mauro.

Agustín.

Al final no puedo.

Mi padre vino a por mí así que...

Lo de siempre.

No importa.
O

tro día mejor.

¿Dónde Estás? (Duki)Where stories live. Discover now