Día 5

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Cuarta mañana despertando entre los brazos de Harry. ¿Podía existir algo mejor?. No, no para Louis.

Se removió un poco al sentir que Harry acariciaba suavemente su espalda, y no pudo evitar preguntarse desde cuando el ojiverde estaba despierto. Se había dormido entre suaves caricias, y ahora despertaba de la misma forma; y aquello era mucho más de lo que alguna vez soñó.

-buenos días Harry- dejó salir entre un suspiro.

El menor detuvo abruptamente sus caricias al oír aquella aguda y hermosa voz. Llevaba cerca de una hora despierto, y es que su cabeza era un completo caos.

Los pensamientos del ojiverde no cesaban incluso de madrugada, y eso era prácticamente una tortura. Primero; extrañaba demasiado a su hija, y no podía evitar sentirse culpable y preocupado de no poder estar con ella en momentos tan difíciles. Segundo, llevaba cinco días de conocer a un hombre que le parecía inusualmente hermoso, y que incluso le hacía replantear su condición sexual, - la que nunca fue del todo firme-, dado que simplemente no podía resistirse a abrazarlo mientras compartían cama.

Y por último, pero no menos importante, empezaba a pensar que aquella estrecha relación que estaba formando con Louis tenía fecha de caducidad. Es decir, el había sido contratado para ser su asistente solo durante los días que durará el confinamiento, luego de aquello probablemente su jefe prescindiría de sus labores.

Solo habían pasado cinco días, ¿Por qué le afectaba tanto pensar en que tendría que separarse de Louis?, ¿Por qué esa idea no dejaba de rondar su mente?.

-Hola Lou...- dejó salir con su voz gruesa y profunda, y el castaño sintió un suave hormigueo recorrer su estómago al escucharla.

-Harry... ¿Estás despierto desde hace mucho?- preguntó de pronto el castaño; cierta duda comenzaba a rondar su cabeza.

-Si, bastante... ¿Por?-

-oh ya veo... Quizás te estoy haciendo dormir muy mal, y por eso Sophie ayer te dijo que lucías terrible-

En ese preciso momento y tras pronunciar aquellas palabras, Louis se inclinó separando su rostro y torso del pecho del menor; su intención era separarse, pues realmente pensaba que él era la causa del insomnio y mal dormir de su jefe.

Pero no pudo, porque antes de lograr despegarse por completo del ojiverde, sintió que una gran mano lo sostenía con fuerza de su cintura y lo volvía a llevar a su posición inicial.

Su cabeza volvió a caer al pecho del rizado, de una manera bastante abrupta, y en aquel momento cayó en cuenta de que Harry lo quería a su lado; las palabras y la lógica se esfumaron de su cerebro.

-No, quédate...- dijo el menor con seriedad.

Louis dejó pasar unos segundos antes de elevar la vista y encontrarse con el bello perfil y la marcada y masculina mandíbula de Harry.

-¿sucede algo?- se atrevió por fin a preguntar, aunque en realidad no sabía lo que le esperaba como respuesta.

-no, estoy bastante cómodo contigo aquí Lou...-respondió sin entender muy bien el significado de sus propias palabras, razonar no era su fuerte si estaba así de cerca del ojiazul -tranquilo, es por otro motivo que no estoy durmiendo bien-

En ese momento el menor giró su rostro y agachó la vista para encontrarse con los profundos ojos de Louis que lo observaban con un hermoso brillo. Era la primera que ese azul zafiro se impregnaba por tanto tiempo y de tan cerca del maravilloso verde esmeralda.

Le hubiera gustado resistirse, pero se sentía demasiado débil. Era un completo delirio tener a su amado tan cerca, y no poder dejarse llevar por aquel repentino calor que invadía su ser.

Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson Where stories live. Discover now