Día 9

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Una suave lluvia de pequeños besos despertó a Harry esa mañana de miércoles. Sonrió internamente al sentir la aguda y dulce voz de Louis que lo animaba a reaccionar.

-Harry... Despierta se hace tarde-

El rizado se había dormido realmente tarde, y su sueño no fue para nada reponedor. Además los extensos días de trabajo y sus visitas a la imprenta de madrugada, ya le estaban pasando la cuenta; se sentía totalmente extenuado.

-Buenos días bonito- susurró entre dientes, mientras el castaño sonreía ampliamente al escucharlo otra vez llamarlo así.

Despertar con Harry le seguía pareciendo como estar en un dulce sueño. Y aunque seguía sintiendo escepticismo, se había convencido de que debía dejar los miedos atrás, e intentar aprovechar cada momento junto al ojiverde.

Por esto es que ahora no perdía oportunidad de estar cerca, de besarlo o simplemente darle un pequeño abrazo mientras trabajaban. Era una sensación realmente fantástica, y sin duda lo mejor, era que a Harry parecía gustarle mucho.

Sin darse cuenta y sin quererlo, habían quedado atrapados dentro de una burbuja. Las cuatro paredes de aquella oficina se habían convertido en todo su mundo, y sólo se tenían el uno al otro; eso facilitaba bastante mostrar su afecto, y ciertamente era agradable, pero si una cosa era cierta, era que esa situación no sería eterna.

¿Qué pasaría cuando tuvieran que volver a la normalidad?. Era una pregunta sin respuesta todavía, y Louis evitaba pensar en eso. Pero sentir miedo era ineludible. ¿Podría volver a despertar sin el calor de Harry a su lado?. ¡Joder!... Mejor ni imaginarlo.

-Harry... Tienes que volver a intentar comunicarte con Sophie- Louis hablaba suavemente, pero en el fondo su preocupación por la angustia del ojiverde no hacía más que acrecentar a cada instante.

-lo haré de inmediato- Harry se puso de pie de golpe y tomó el teléfono para intentar nuevamente contactar a su hija.

Mientras su angustia volvía a crecer con cada pitido sin respuesta en la línea, sintió que los cálidos brazos de Louis lo envolvían suavemente por la espalda. Sabía que la intención del castaño era darle tranquilidad, y bien que lo conseguía.

-¿nada?- el ojiazul preguntaba viendo que Harry cortaba la llamada y mordía con fuerza sus labios.

-No... Marca, pero no responde-

-tengo una idea... Puede que funcione, no estoy seguro, pero podemos intentar-

-te escucho...- El rizado frunció el ceño. Su incertidumbre era tan grande, que la verdad era que cualquier idea le parecería buena, si con ella conseguía saber de su hija.

-había pensando en fingir estar enfermo para que pudieras ir a verla hasta tu casa... Pero antes de eso, podrías darme su número, quizás a mi me responda al no estar en su registro-

-me parece bien... Coge su número de mi teléfono, yo me iré a bañar; si no te responde salimos apenas este listo- Harry se inclinó para dar un corto pero intenso beso en los labios del mayor, y luego de darle un sentida mirada se dirigió al baño.

Louis copió el número de Sophie a su móvil, marcó de inmediato y notó que luego de un par de pitidos la llamada fue rechazada.

Todo era bastante extraño, Harry siempre mencionaba que la relación con la niña era muy cercana; prácticamente solo se tenían el uno al otro, y aquella actitud de no querer responder no era para nada habitual.

Louis comenzó a preparar dos tazas de café para poder desayunar junto al ojiverde antes de salir, ya que aparentemente no les quedaba otra opción que ir personalmente a saber de la niña.

Treinta Días Para Ser Infiel || Larry Stylinson Where stories live. Discover now