𓂃﹟𝟏𝟒 ꧇ cold night 2!2 ✰

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     Mark podía sentir cómo unos labios se estampaban contra los suyos, con tanta fuerza que sólo tuvo tiempo para contener la respiración y abrir los ojos lo más que podia. El sabor metálico de la sangre y el alcohol se coló por sus labios. Mientras que Yuta intentaba darse paso entre sus labios y sus manos subían hasta tomar su suave y delicado rostro con mucha necesidad, apretándolo de las ardientes mejillas. Mark intentó separarlo, pero ninguno de sus músculos le respondió.

     ─ No quiero que vuelvas a sonreírle, odio que le sonrías. No lo vuelvas a hacer ─ masculló Yuta, deslizándose con rapidez hacia la piel de su cuello ─ Mark...

     ─ ¿Q... Qué?.

     ─ Eres tan ridículo y precioso que no sé qué mierda has venido a hacer conmigo.

     Empezó a depositar húmedos besos sobre toda la extensión de su sudoroso cuello. Mientras que el Mark se estremecía y ladeaba un tanto la cabeza; los latidos de su corazón le amenazaban con explotar y los nervios del momento le estaban comiendo toda la columna vertebral.

     ─ No sabes con quién te estás metiendo ─ escuchó la voz de Yuta, junto a su oído, casi en un susurro ─ Agradece que te estoy avisando, bonito, porque ya me has dado lástima y no deberías dármela...

     ─ Yuta, déjame curarte...

     Los labios de Yuta llegaron hasta su hombro y Mark sonrió, intentando empujarlo con todas las fuerzas frágiles que le restaban, aunque le era imposible moverlo.

      ─ Abre esos jodidos labios y déjame besarte

      Yuta retuvo su rostro con más seguridad, aunque sus ojos estaban cerrados y la marea estaba a punto de hacer colapsar sus neuronas.

      Mark cerró los ojos y su sonrisa se hizo aún más dulce, mientras sus mejillas ardían de vergüenza. El agarre de Yuta en su rostro se hizo más leve, más suave.

     ─ Sí, tú puedes besarme cuando gustes, pero tengo que curarte primero. Déjame hacerlo, por favor...

     Escuchó cómo Yuta se reía a carcajadas secas de nuevo y se lanzaba sobre sus labios.

     ─ Me pones, Mark, me pones mucho ─ dijo, contra los labios de Mark, y de repente, se quedó inmóvil.

     Mark abrió los ojos poco a poco y notó cómo la respiración de Yuta se hizo cada vez más pausada sobre su cuerpo. Estaba durmiendo. Su sonrisa se hizo más profunda cuando sostuvo los hombros con sus temblorosas manos y comenzó a levantarse, haciéndolo con dificultad. El cuerpo de Yuta cayó totalmente sobre la cama, y Mark se le quedó mirando con ternura, entrecerrando sus ojos para que sus pupilas se dilatasen y se acostumbrasen a la oscuridad.

      De pronto, todo el miedo que había sentido hace algunos minutos desapareció por completo, aunque la preocupación todavía sigue latente en su corazón. Estornudó y se movió rápidamente hasta la sala de estar, buscando el botiquín de primeros auxilios en todos los lugares posibles.

     ─ ¿Dónde estás? ¿Dónde estás?

      Sus manos se pasearon por todas las paredes y luego regresaron corriendo a su habitación, sacando una de sus camisetas de su bolso y metiéndose en el baño para humedecerla de agua fría. Cuando la tela estaba totalmente húmeda, la presionó contra sus manos y la llevó hasta la cama, girando el cuerpo de Yuta con todas sus fuerzas. Cuando el cuerpo de Yuta se giró un poco, comenzó a pasar su camiseta suavemente sobre el rostro, dando toques en los lugares que estaban heridos y deteniéndose, sólo para separar el cabello de la inflamada frente, con suavidad.

     Aunque el olor a alcohol había impregnado toda la habitación, a Mark no le interesaba. Sentía que Yuta era lo más valioso que tenía y el miedo de herirlo de alguna forma mientras pasaba la tela de su camiseta sobre su rostro y su cuello le aceleraba más el corazón. Sonrió y volvió a acomodarle el cabello con la misma delicadeza de siempre, casi acariciando su rostro con las puntas de sus dedos.

     No entendía cómo alguien tan perfecto como Nakamoto Yuta podía haberse fijado en él, pero le agitaba el corazón de alegría el simple hecho de pensarlo:

     ‹su primer novio, nakamoto yuta›.

     Se movió rápidamente hacia el otro extremo de la cama, y tomó la almohada, colocándosela detrás de la cabeza de Yuta, para luego cubrirlo con todo el enorme edredón y continuar acariciándole la cabeza.

     Lo observó durante muchos minutos, hasta que Yuta se levantó de golpe y se topó contra una pared, tocándose la cabeza con ambas manos.

     ─ Mierda. ─ gritó, con el rostro fruncido en una mueca de asco ─ El baño, joder, el baño.

     Mark se alarmó de inmediato, aunque cuando comenzó a moverse, Yuta había ingresado al baño y estaba tosiendo con la voz más ronca que nunca, soltando maldiciones de vez en cuando. El sonido del vomito llegó mucho después.

     Mark abrió los labios, aterrorizado. ─ ¿Puedo entrar?

     La tos se volvió a escuchar y después de diez minutos, Yuta salió como alma que se lleva el diablo, lanzándose a la cama nuevamente.

     ─ ¿Te sientes bien o quieres que haga algo?

      Mark no recibió respuesta, así que lo único que le quedó fue continuar pasando sus dedos sobre la cabeza de Yuta, y sentarse junto a la cama, recostándose sobre el frío lateral.

     No pasaron tantos minutos, pero cuando abrió los ojos de nuevo, la oscuridad era más notoria. Se acurrucó mucho más y siguió acariciándole la cabeza, decidiendo a no cerrar los ojos hasta que el sol apareciese de nuevo. Sentía que el sueño lo vencía, pero no podía atreverse a quedarse dormido; no con Yuta necesitándolo en cualquier momento.

     Cuando la luz del dormitorio comenzó a aclararse, los ojos de Mark empezaron a cerrarse, aunque terminaron por abrirse de golpe cuando notó que los oscuros ojos de Yuta lo miraban también.

     ─ Buenos días, Yukkuri ─ susurró, sonriéndole con la misma ternura de siempre, y quitó la mano de su rostro con la misma rapidez con la que se ruborizó.

      Yuta lo miró durante tres minutos, sin sonreír ni moverse. Sentía diferentes ideas mezclándose en su mente; muchas de ellas le gritaban que se levantase y lo golpease hasta que dejase de sonreír de ese modo, y otras, que lo tomase y lo follase con tanta fuerza hasta que anochezca de nuevo.

     Pero se maldijo internamente cuando lo único que hizo fue sonreírle de vuelta. 

passionate innocence  ֶָ  yumarkWhere stories live. Discover now