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      Yuta enarcó una ceja, con una media sonrisa, mientras observaba cómo Mark se quedaba paralizado y su menudo cuerpo retemblaba sin respuesta.

     Mark cerró sus dedos en puños nuevamente, y descendió la cabeza lo más que pudo, con el rostro ardiéndole más que nunca y sus ojos cerrados con adorable fuerza.

     ─ ¿Qu-Qué? ─ su voz salió entrecortada, y su cuerpo se encogió un poco.

     ‹oh, demonios, verlo de esa manera lo estaba poniendo más caliente todavía›.

     Yuta cerró sus brazos alrededor de la delgada cintura, y sus labios volvieron hacia el oído de Mark; lamiendo la extensión con deseo y ansiedad. Mientras Mark suspiraba de nuevo.

     ─ Sólo estaba bromeando, precioso ─ susurró, dándole un rápido mordisco al lóbulo de su oreja ─ Eso lo puedo hacer yo solo.

    Yuta notó cómo Mark se sacudía de pies a cabeza, para luego lanzarse a tomar los delicados labios con brusquedad. Sintiendo que su lengua se apoderaba rápidamente de toda la dulce y caliente cavidad, mientras una de sus manos le elevaba la barbilla a Mark y la otra se encargaba de acariciar su cintura con tosquedad.

     Mark se estremeció y retembló.

     ─ Yuta... ─ susurró, cuando Yuta se separó un poco, mientras los latidos de su cándido corazón se apresuraban más y más ─ tu hermana puede entrar...

      Yuta se le quedó mirando, durante un breve instante, admirando su rostro enrojecido; sus gruesos labios hinchados, sus ojos adorablemente cerrados y sus piernas empezando a flaquear. Se mordió el labio con fuerza, mientras sentía que su respiración nunca se normalizaría, porque se apresuraba cada vez más, al igual que cada milímetro de su sangre, que abandonaba su cuerpo para agolparse en su entrepierna.

     Durante ese momento, parecía que todos los problemas de su jodida vida habían desaparecido.

     ‹oh, demonios›.

     Yuta lo soltó, y se movió en un sólo paso hasta la puerta, asegurándola y volviendo a tomar a su tembloroso criado de la cintura, acercando sus labios hacia su oído.

     ─ ¿Así está mejor, eh?

     Yuta empezó a deslizar sus húmedos labios por el lechoso cuello, succionando lentamente. Desvió sus ojos hasta la piel, para observar cómo se enrojecía también ante el contacto. Succionó con más fuerza, y Mark suspiró otra vez; entreabriendo los labios con vergüenza, mientras sentía cómo su corazón abandonaba su cuerpo del todo.

     Mark ladeó la cabeza, presionando sus ojos y frunciendo sus labios de una manera que a Yuta le resultaba atractiva y excitante.

     Yuta movió su mano desde su barbilla hasta su cintura, tomando el inicio de su colorida camiseta para empezar a elevarla con necesidad. Cuando sus dedos tocaron su suave piel, sintió que la erección que crecía en su cuerpo era imposible de detener.

     ─ Tranquilo, no te tenses ─ susurró, elevándole la camiseta hasta lograr quitársela y lanzarla al suelo sin ningún reparo, pasándose la lengua por los labios.

     ‹mierda, mierda, mierda›.

     Mark se encogió mucho más, y la enorme vergüenza lo cubrió cuando se dió cuenta que ya no tenía camiseta, así que lo único que atinó a hacer fue pasarse los brazos alrededor de su cuerpo, descendiendo la cabeza y pegándola contra su hombro. Oprimió los labios, cuando sintió que el aliento de Yuta le acariciaba el oído y sus fuertes manos tomaban las suyas, intentando que las mueva de su cuerpo.

passionate innocence  ֶָ  yumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora