One Shots ✴︎ Multifandom

Sebastian Vettel🇩🇪

Four-Time Champion; Hot.

27 de octubre del año 2013.
Gran Premio de la India.

Hoy podía ser el día. Hoy Seb podía ser campeón del mundo por cuarta vez consecutiva. Le había hecho creer que no podía estar para él en un día tan importante como este, pero solo había sido para darle una sorpresa.

Porque sí, estaba completamente segura de que mi chico se iba a convertir en tetracampeón el día de hoy.

El día de ayer ya consiguió la Pole Position, así que hoy lo único que tenía que conseguir era mantenerse en esa posición durante toda la carrera o al menos durante la última vuelta.

Salgo del hotel con tiempo, vistiendo la camiseta de Red Bull con el orgullo de ser la mujer del vigente campeón. Cuando llego al circuito aún quedan unas horas por lo que voy con calma a los tornos, paso mi pase anual por el escáner y camino hacia el motorhome de Red Bull para dejar mis cosas.

En este momento todos los pilotos deben de estar dando la vuelta al circuito, por lo que me tomo mi tiempo para saludar a todo el mundo tras no haberlo visto en unas semanas y cuando me despido de Horner pongo rumbo a la sala privada de Sebastian.

Una vez dentro cierro la puerta y pongo el pestillo para que nadie pueda entrar, luego me dispongo a quitarme la ropa y quedar en la lencería azul marino que me compré para la ocasión.

Estaba segura de que Seb lo iba a amar.

Saco de mi bolsa una bata de seda, por si alguien no bienvenido le diese por entrar y encontrarme semidesnuda. Luego me siento en uno de los sofás y veo el desfile en el televisor de la sala, cuando veo que acaba llamo al alemán para controlar su llegada a la habitación privada.

– Hola, amor – saludo cuando descuelga–. Te vi en el desfile, tan guapo como siempre.

– Ojalá estuvieses aquí – si él supiese, pienso con una sonrisa–. Tengo un buen presentimiento, bonita, pero estoy muy nervioso.

– Todo va a salir bien – le aseguro–, ¿por que no vas a relajarte un poco? – propongo, oyendo como aún se mueve por el Paddock–. Te puede venir bien.

– Eso haré – decide–, porque cómo amiga a alguien más llamarme campeón creo que voy a explotar.

– Técnicamente eres un campeón.

– Ya sabes a lo que me refiero – me dice–. ¿Qué pasa, tío? – saluda a alguien con quien se cruza en su camino hacia aquí–. Que nadie me moleste hasta que tenga que subirme al coche, ¿bien? - le pide a esa misma persona.

– Será mejor que también te deje – le digo, más para que no me oiga hablar que porque le quisiese colgar realmente.

– Bastante lejos estás ya como para colgarme, cielo – me prohíbe.

– Está bien – cedo riendo–. No estoy tan lejos – confieso sin da mucha más información.

– Como me sueltes algún rollo de esos estilo: 'estoy siempre en tu corazón' o algo así, juro que no respondo – me dice haciéndome reír.