POV Narrador
Diablos, ¿Qué hora es?
Debo ir a ayudar en la panadería.Hizashi recién abría los ojos y quería levantarse, pero algo lo detenía. Miró hacia abajo y vio una cabellera negra.
Cierto, pasé la noche acá.
Tenía los brazos del menor alrededor de él y su cabeza en su pecho.
Se ve tan tranquilo, tanto que
parece otra persona.Rió levemente ante sus pensamientos y sintió movimiento.
¿Desde cuando tengo almohadas tan cómodas...? - hablaba aún dormido y se abrazó más al chico.
¿Ahora soy una almohada? - sonrió con sus mejillas tornadas a un rosa claro y el menor se apoyó en sus brazos, quedando encima de Hizashi. Se puso rojo al darse cuenta y retrocedió por instinto. - Buenos días a ti también. - se burló y se sentó en la cama.
Buenos días. - saludó de vuelta con la vergüenza inundando su mente y cuerpo.
¿Dormiste bien? Digo por lo rayos y todo eso. - se levantó, estirándose.
Ah, sí, gracias por cierto. - sonrió levemente y se sacudió.
No hay de qué. - sonrió y acomodó mejor su cabello. - Deja que nos preparo algo para comer y después me debo ir porque sino mi madre va a hacer un escándalo en la panadería. - asintió y ambos fueron a la cocina. Aizawa se quedó sentado en el comedor, mirando como su amigo cocinaba.
La mañana pasó rápidamente. Los chicos comieron y conversaron de qué hacer a fin de año hasta que se fue.¡¿Dormiste con él?! - Emi exclamó tirando almendras por doquier. - Necesito que me cuentes todo ahora.
Ahora Shōta se encontraba en la pequeña casa de la chica conversando. Fue a verla para contar lo que pasó la noche anterior, después de que Hizashi se haya ido a su casa.
No grites. - tomó un poco de comida del bowl. - Para resumirlo se quedó en mi casa porque hubo una tormenta. - la chica lo miraba como si fuera la mejor novela del mundo. - Hicimos un juego, él ganó y le di un beso en la mejilla porque ese era el trato. - la peli-verde llevó su mano a su boca, tapándola. - Luego hablamos un rato y acarició mi cabeza hasta que me quedé dormido. Lo invité para que durmiera conmigo, aceptó y me abrazó porque estaba un poco asustado por los rayos. Eso es todo. - Emi se emocionó.
¿Y cómo se sintió?, porque ese chico es muy alto. - tomó de su bebida. Para ella todos eran "muy altos" porque medía casi dos cabezas menos que cualquier otra especie.
Se sintió bien... supongo. - peinaba su propia cola con sus dedos. - Era cómodo.
Hm, te veo inseguro al elegir tus palabras, ¿Qué me ocultas? - se acercó más.
No es nada. - pasó su mano por sus cabellos.
No me convences. - lo miró incrédula. - Viniste a mí para hablar de esto, si no fuera un asunto grande no lo hubieras hecho. Y te recomiendo que no intentes engañarme. - giró su dedo índice, sacando brillos de éste.
Mierda, eres buena. - sonrió victoriosa. - Pero en serio, no es nada... ideas raras mías. - la otra le lanzó una mirada para que le diga. - No entiendo que me pasa. Es cómodo estar con él, saca un lado de mí que casi nunca muestro, me parece lindo y... - suspiró.