Blue and Gold [ᴋʜᴜɴʙᴀᴍ ᴡᴇᴇᴋ2021]

Day Four

Un grupo de niños se encontraba amontonados esperando frente a una puerta a que le dieran la bienvenida. No fue hasta unos minutos después que la puerta se abrió dejando ver una albina vestida con una túnica de tonos azules y una sonrisa que se sintieron aún más nerviosos.

— ¡Bienvenidos a la escuela de Magia Hogwarts!

Y así fue como la profesora Garam dio la bienvenida a los de primera año antes de la selección de su casa. Aún recuerda ese día cuando aún no sabían que tan duro sería su vida en aquel colegio y en aquel entonces solo tenía 11 años.

Ahora estaba recostado en la base de un árbol aprovechando el descanso que tenía entre sus clases. A su costado se encontraba su gato blanco durmiendo.

— Que buena vida tiene algunos.

Susurro mientras miraba a su gato, tenía 16 años y estaba en su penúltimo año de la escuela de magia. Habían pasado ya cinco años en ese colegio entre clases, exámenes y estrés.

Pero si había algo bueno es que podía disfrutar de usar la magia sin tener que preocuparse por el consejo de magia lo atrapará haciendo algo ilegal.

— ¡Hey osito! ¡Ya va a comenzar la clase de Pociones!

— ¿Tengo que ir?

— Si, ya sabes que es la clase del profesor Zahard.

— Me odia.

— No te odia, al que odia es a tu crush.

— Leessoo cierra la boca.

El de ojos azules advirtió al chico castaño mientras caminaba hacia su clase. Su gato seguía durmiendo bajo la sombra del árbol, en verdad deseaba ser ese gato.

Fueron caminando hablando de manera amena, bueno más el castaño y el de cabellos celestes solo contestaba monosílabos.

Al llegaré vieron que estaban los de la otra casa. El castaño se despidió y fue con su casa mientras que él se acercaba a su compañero pelinegro, al único que toleraba de su casa.

Al estar junto a él solo alzó su cabeza como saludo y cuando llegaron todos dejaron la puerta abierta dejando ver quiénes estaban reunidos para la clase. Justo paso un grupo de estudiantes y murmuró.

— Hoy Slytherin y Gryffindor tienen juntos pociones.

— Shhh te van a oír.

El grupo de alumnos avanzó de manera rápida y dejó a los de la casa verde vieron a los rojos y algunos se miraron con competitividad. Por su parte había indiferencia, aunque de reojo miraba cierto castaño de ojos dorados que se encontraba hablando con su amigo.

— Si los sigues mirando se va a desgastar, pendientes.

— Cállate mago de cuarta.

— Silencio.

Una voz profunda se hizo presente y un rubio con una capa negra con detalles rojizos se presentó en el aula. No necesito levantar su voz para que el salón se quedará en silencio.

— Como siempre, la mayoría llega temprano.

Escaneo a todos los alumnos, aunque su mirada amarillenta se detuvo para mirar fijamente al castaño que con anterioridad miraba.

Lo que fueron minutos en silencio, el rubio chasqueo la lengua antes de acercarse a varios calderos donde habían pociones y otras cosas.

Cuando estuvo al frente, entre sus dedos tomo una botella con líquido de un color oro fundido. Y lo enseño a los alumnos.