Creo... que me gustas [ɪɢᴜʀᴏ ᴏʙᴀɴᴀɪ]

5 - Y no me arrepiento

Sus cabellos bailaban al compás del viento, los orbes turquesa se enfocaron en una flor azul; observó con nostalgia unos momentos.

<Ese color... representa la tristeza>

Por eso sentía que la representaba.

Aunque la culpa es aquella palabra en su interior que suele perturbarla.

Siguio caminando lentamente en lo profundo del pueblo... perdida en sus pensamientos, frustrada por la melancolía. Ya no quería sentirse así. Solo Kocho sabía la verdad y prometio guardar el secreto, pero también se ofreció para ser su consuelo cada vez que lo necesite.

Ella sufría mucho por ello.

¿Porqué le causaba tanto dolor?

Quizás porque jamás se había enamorado y ya sufrió demasiado en su vida.

Podía recordar ese momento:

Ella, su hermana y su madre, sobreviviendo en la crueldad del invierno, dentro de esa pequeña casita maltratada.

[Invierno: Once años de edad]

Soltó un grito ahogado, silenciado por la mano de su madre en sus labios, miraba con horror a esos hombres asesinar a quien sería su amado padre, la katana corto su pecho y cayó al suelo desangrado, seguido por otras puñaladas, ellos se veían alegres, divirtiéndose al torturarlo.

Su madre la jalo en silencio con horror junto a su hermanita, ambas escapando por la parte trasera, intentando que el sacrificio del padre no sea en vano. Ella quería gritar, lloraba estando shoqueada.

Pudieron escapar, ocultarse lejos en esa pequeña cabaña maltratada y abandonada, hacia mucho frío y a penas podían mantenerse en calor. Solo pasaron unas dos semanas y la raciones se acabaron. Su madre no conseguía trabajo y estaba algo débil.

Estaban llegando al limite...

Ella llego al limite.

Tomo una piedra, manteniendo la calma; centrándose en aquella pequeña rata que comía su último pedazo de pan verde. Con rapidez logró golpearla, sin parar repitió esa acción hasta dejar el cadáver. Observo fríamente al animal y lo tomo en sus pequeñas manos para dirigirse a su hogar.

El rostro de su madre era de horror, estaba en shock, triste y apenada. No podía creer que su hija esté frente a ella extendiendo el cadáver de una rata en sus pequeñas manos, ofreciéndola para comer un día más. No dudo en quitarla y limpiarle esa sangre.

—Esto no está bien, Airi —Murmuró entre lágrimas—. Encontraré un trabajo... no importa cuál, lo haré, así que...

Apretó los puños, enojada, llenándose de ira ante esas palabras. Sólo había un trabajo que podría conseguir fácil siendo una mujer soltera y desamparada... no quería esa humillación para su madre.

—¡Deja de decir tonterías! —Exclamó dejando sorprendida tanto a la madre como a su hermana—. Si nadie nos ayuda, entonces lo tomaremos por nosotras mismas. Ser amable solo nos trae desgracias, ya no quiero perder a nadie más.

Enojada, con lagrimas señaló la rata sin vida.

—Saldremos de esto... sobrevivamos este invierno, Mamá —Musito con la voz quebradiza—. Descansa, estás débil

Su hermana, un año menor se puso al lado, dispuesta y de acuerdo a esa idea. Lamentaban sus futuros actos pero nadie las ayudaba debía tomar medidas drásticas.

Las flores azules representan cuando va a narrar el pasado, por eso busque ese separador random

Por cierto, para los pocos que se acuerdan de los cap, notaran que esta vez estoy profundizando la narración del pasado