Capítulo 32

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Kaden

Joder.

Jamás había imaginado que volverla a ver me afectaría tanto. Así, tan mujer, tan hermosa.

Otra vez la tengo dando vuelta en la casa con ese jodido uniforme.

Ver su expresión al verme me ha desarmado por completo, y volver a tomarla de la cintura después de tanto tiempo, volver a tocarla aunque sea ese tacto mínimo ha sido algo que no puedo describir. Sentí durante todo el día que mi mano derecha ardía, quiero volver a tocarla, quiero volver a sentirme igual de bien que cuando estaba con ella. Me cuesta demasiado reprimirme, no poder ir a su encuentro y hacerla mía otra vez me hace perder la cabeza.

Esto definitivamente va a matarme, tenerla viviendo bajo mi mismo techo, a pocos metros de distancia y no poder tocarla, no poder acariciarla, besarla como tanto ansíe durante estos meses, se siente como el infierno puro...y esos malditos labios provocadores que he besado tantas veces, quiero sentirlos sobre los míos otra vez.

Mierda.

No conseguí permanecer en la cama durante más tiempo, me di una ducha rápida, me vestí y salí a correr antes de que amaneciera por completo. Se había transformado en una especie de rutina, pasear por las calles de esa ciudad, poder admirar cada detalle, me ayuda a despejarme, y en estos momentos es lo que más necesito...dejar de pensar, de otra forma perderé la poca cordura que me queda.

Llegué a casa una hora más tarde, ya de mejor humor. Caddie se encontraba en la cocina con los auriculares puestos moviéndose levemente al ritmo de la música, bastante inmersa en su mundo, sonreí como un estúpido. Apoyé mi cuerpo contra el marco de la puerta y aproveché que estaba distraída para observarla, mi mirada detalló todo su cuerpo de arriba abajo, y permaneció más del tiempo debido en su trasero, mordí mi labio inferior, ese trasero del infierno será mi perdición, más aún si no puedo tocarlo como me gustaría.

Doy un paso hacia a ella y parece sentir mi presencia porque se da la vuelta de repente, pegando un pequeño salto. Noto que su respiración se entrecorta, se quita los auriculares y cierra los ojos durante un segundo. Me tira una mirada matadora y finge seguir con lo suyo.

—Me asustaste, idiota —me reprocha mientras comienza a poner las cosas sobre la mesa.

—Buenos días ¿no? —le respondo divertido.

Verla enojada me sigue divirtiendo de la misma forma, hasta se ha sonrojado y se ve hermosa con ese color rojizo en sus mejillas.

—¿Vas a quedarte ahí? —pregunta segundos después al ver que no me he movido de mi lugar.

Solo me dedico a observar todos sus movimientos, percibo un leve tembleque en su mano, y eso me hace ensanchar mi sonrisa.

¿Aún te pongo nerviosa, estorbo?

Es mi casa, estorbo ¿recuerdas? —contesto con la frase que solía utilizar con ella y veo que se tensa, como si no se hubiese esperado que le diga eso.

Aún la conozco a la perfección, siempre ha sido completamente transparente para mí.

Haz lo que quieras, ya terminé aquí, iré a limpiar —magulla haciendo un gesto de desinterés.

Asiento cuando escapa de la cocina mientras tomo un sorbo de café y mi mirada vuelve a recaer en su maldito y perfecto trasero.

Las cosas que quiero hacerte Caddie...

Me dirijo a mi oficina y comienzo a trabajar. Esto de hacerse cargo de una empresa tan grande como la de mi padre, tener que solucionar los problemas, pensar en cómo aumentar las ganancias, básicamente, dirigir, está terminando conmigo. Jamás imaginé que esta sería mi vida.

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