1. Epidosio

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Me encontraba tumbada en la cama de mi habitación con el móvil leyendo un libro en digital. Me encantaba leer libros sobre detectives o que tuvieran acertijos complicados.
Esa noche me encontraba sola en casa, puesto que mis padres se encontraban en el trabajo por algún que otro problema en este.
Miré la hora viendo que ya era media noche, pero sabiendo que era verano y no tenía nada que hacer esos días me quedé un rato más despierta con el teléfono.

De repente escuché un sonido no muy agradable proveniente del salón. Con pocas ganas me levanté y fui a echar un vistazo para ver que todo iba bien.
Encontré a mi perro algo asustado en medio del pasillo y una luz azulada que salía del televisor.
Me acerqué de puntillas pensado cómo se podría haber encendido la TV sola.

No podía concentrarme en si había algún ruido extra más por el ensordecedor sonido de la televisión. Cuanto más me acercaba más me chirriaban los oídos y más me dolía la cabeza. Intenté en vano apagar la tele con el mando, pero no funcionaba.
Me acerqué para darle algunos golpes o apagarla con los botones pero la cabeza me empezó a dar vueltas haciendo que apoyara uno de mis brazos en la pantalla para no caerme.

Entonces fue... Cuando todo comenzó.

...

El cristal se convirtió en gelatina tragándome en el momento. Una vez dentro de lo que parecía ser la tele, no podía apreciar bien lo que veía. Solo sentía cómo caía por lo que notaba como carne cruda y blanda.

Finalmente noté algo duro y frío en mi espalda mientras que la cabeza me dolía por el fuerte golpe de la caida.

Miré a mi al rededor y noté que me encontraba en un lugar completamente extraño. Todo era enorme. Las puertas, las ventanas, las paredes...
Comencé a oir un estruendo feroz a un lado de donde me encontraba.

Caminé lentamente con miedo para ver de dónde venía ese ruido. Entonces me encontré con tres niños correteando por el pasillo cercano. Suponía que estaban jugando.

-Perdón. -dije acercándome.-¿Podríais ayudarm...?

Antes de poder terminar la frase los niños se giraron bruscamente a mí haciendo un chirrido extraño. Quedé paralizada pero a su vez no se veían amenazantes así que no me entraron esas ganas de correr.

Uno saltó encima mío mientras los otros dos me agarraban las manos. Intenté zafarme del agarre, pero se me hacia imposible. No sabía pelear ni tenía suficiente fuerza.
Me ataron con cuerdas y me arrastraron por varias habitaciones hasta que me dejaron encerrada en una de ellas.

Pasé un rato intentando quitarme las cuerdas hasta que alguien apareció por la ventana. Era alguien de mi estatura con gabardina marrón, pantalones por debajo de las rodillas de color marrón y una bolsa de papel en la cabeza con dos agujeros para poder ver.
Los dos nos quedamos mirandonos mutuamente extrañados. Él estaba agachado apoyado en una de sus piernas y con uno de sus brazos sujetando la ventana.

Después de varios segundos unos extraños sonidos nos sacaron del ensimismamiento. Alguien se acercaba a paso rápido.

El muchacho de la ventana bajó a toda prisa y forcejeó para quitarme las cuerdas. A duras penas lo consiguió y me arrastró a una esquina oscura para ocultarnos. Me caí al suelo con la espalda apoyada en la pared, él puso un brazo suyo cerca de mi cabeza apoyándose en la pared y haciéndome un gesto para que guardara silencio.

De repente vi algo inhumano asomarse inspeccionando la estancia. Parecía una señora con la piel muy arrugada y oscura, como si estuviese muerta. Sacó la cabeza de su posición estirando el cuello para poder llegar antes a los rincones más ocultos de la habitación. El muchacho que me escondía acercó su cuerpo más al mío hasta que nos rozamos.

Finalmente la señora se marchó enfadada con esos tres niños que me ataron.
El chico suspiró levantándose y acercándose nuevamente a la ventana. Una vez arriba se paró para mirarme. Le seguí por detrás para no quedarme sola de nuevo. Él caminó por una tubería bastante destrozada con pinta de romperse en cualquier momento. Sin mucho atrevimiento intenté poner un pie pero la tubería hizo un ruido de estar rompiéndose poco a poco además de que llovía y estaba totalmente mojada.

El chico ya estaba en el otro lado esperándome. Él había pasado sin ningún problema, como si hubiese cosas peores y eso solo fuese una tontería. Miré hacia abajo viendo a la distancia en la que estábamos, por lo que si caía era muerte inmediata.

-¡Ey! -oí salir de la boca del muchacho. Vi como me hacia gestos con la mano para que le siguiese.

-Sí, sí. Te he entendido, ¿pero no ves que no soy acróbata?

El chico no contestó nada, solo miraba a lo lejos. Con un suspiro me armé de valor para pasar al igual que lo hizo él. Puse pie tras pie con los brazos extendidos, pero en uno de los pasos resbalé tontamente calléndome de frente contra la tubería haciendo que esta se rompiese y quedase colgando conmigo. Antes de caer al suelo de cara me conseguí agarrar como un koala con los ojos totalmente cerrados.

-¡Ahhh! -grité del susto. Estaba demasiado resbaladizo y no quedaba mucho tiempo hasta que el agarre fuese en vano y me cayese al vacio.

Entonces vi una cuerda cayendo hacia mí y sin pensarlo la agarré con todas mis fuerzas. Vi al chico hacerme gestos para que me tirase al vacio con ella.

-¿Qué? ¿Estás loco? No quiero matarme.

Él tiró un poco de la cuerda haciéndome entender que era la única manera.

Me agarré fuerte con las manos y los pies y me dejé caer. Quedé colgando por debajo de la tubería, hasta que el chico me llamó para que subiera por esta. Nunca fui buena en deporte así que me costaba utilizar mi fuerza para poder llevar mi peso hacia arriba y subir por la cuerda.
A duras penas conseguí subir unos centímetros hasta que vi a mi salvador extender su mano todo lo que podía para alcanzar la mía. Me quedé unos instantes perpleja mirándole y acabé por darle mi mano.

Él en un rápido movimiento consiguió contrarrestar mi peso y me elevó sin mucha dificultad.

-Gracias. Gracias de verdad. No se qué habria hecho sin ti. Ya habria estado muerta dos veces. Te tengo que devolver el favor. De verdad, siento ser una carga... -antes de terminar la frase noté su mano revolviendo mi cabello como si fuera una niña pequeña.

Quedé algo atónita, después su mano pasó a la mía sujetándola fuerte llevándome con él.

-¿Cómo te llamas? -le pregunté.

Este solo giró su cabeza para mirarme, pero continuaba caminando con su mano agarrada a la mía.

-¿Sabes mi idioma? -pregunté sin muchas esperanzas.

Miré al suelo y después decidí parar para que me hiciese más caso a lo que decía. Él me miraba sin quejarse pero a su vez creo que no entendía bien la situación.

-Yo-dije señalándome con las manos. -T/N (tu nombre). -Después puse mi dedo índice en su pecho. Él solo miró mi dedo curioso. -¿Tú?

Elevó la cabeza y me señaló a mí poniendo su dedo índice en el centro de mis clavículas, pero sin decir nada.

-No, a ver. De nuevo. -me señalé. -Yo, T/N. ¿Tú? -le volví a señalar.

Él se señaló a si mismo algo dudoso.

-Sí.

-Mono. -dijo señalándose.

-¿Mono? ¿Ese es tu nombre? -pregunté.

Él torció su cabeza sin comprender.

-Mono. -le señalé.

-T/N.-dijo con una voz tierna mientras me señalaba.

Yo asentí sonriente. Finalmente sabia su nombre.

De repente una madera cayó detrás mío y quedé paralizada del susto con los brazos totalmente abiertos. Giré lentamente mi cabeza viendo que el lugar estaba por derrumbarse en cualquier momento.

Mono cogió mi mano y empezó a correr sin decir nada. Yo le intenté seguir el paso silenciosamente.

Tú me cambiaste (Mono/Seven x tú) Little Nightmares 1, 2, DLC y cómics FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora