Tú me cambiaste (Mono/Seven x tú) Little Nightmares 1, 2, DLC y cómics Fanfic

16. Episodio (Mono)

Mis mejillas se sonrojaron al ver tan hermoso ser. Un chico de pelo plateado apareció tras juntarse varios trozos de cristal.

-Bien. Vamos al grano. Dime qué es lo que quieres saber. No pienso explicar todo desde tu nacimiento por 418 vez.

Fruncí el ceño. ¿418 vez? ¿Era una expresión o realmente ha estado conociendo a la T/N de 418 dimensiones?

-Pues... Quería confirmar si mi información era correcta... Y saber de qué me conoces tanto.

-Resumiendo, en el presente de 417 dimensiones has fallecido o te has convertido en Arlina. -el chico comenzó a dar vueltas a mi al rededor con una especie de manta blanca cubriéndole las caderas.

-¿Arlina? -preguntaba intentando seguirle con la mirada.

Él mientras explicaba se ponía a hacer magia con sus manos mostrando muy cerca mío algunos sucesos, como si fuesen imágenes flotando en el aire.

-Sí. La gente de este mundo comenzó a llamarte así haciendo referencia a la promesa que hiciste pero nunca cumpliste.

-¿Y me hablas tan suelto porque...? -crucé mis brazos.

Él acercó su cara pícaro casi rozando su nariz con la mía.

-No escuchas, T/N. -me dio con su dedo índice en la frente. -Tú y yo hemos estado antes, aunque fuese en otras dimensiones. Te conozco bastante bien.

-Hmmm... -dije poniendo mi mano en la barbilla. -¿Entonces significa que somos amigos?

Hizo un gesto de sorpresa.

-¿Amigos?

-Sí, ¿por qué no? Piénsalo. Debe ser aburrido ser espectador. Quizás tu ayuda no me vendría mal ya que estoy algo aburrida de haber repetido las cosas unas 417 veces. Además, también debes estar aburrido de que tu papel sea solo explicarme lo mismo una y otra vez.

Él cerró los ojos y sonrió divertido.

-Siempre has sido igual. -hizo un gesto con los hombros. -Está bien. Es verdad. Me aburro. Pero...

-¿Pero?

Me señaló repentinamente.

-¡Tendrás que entregarme tu alma después de ayudarte!

-...

-...

-¿Qué?

-Lo dicho. -se cruzó de brazos asintiendo con la cabeza.

-Pero... ¿Entonces de qué me servirá tu ayuda si luego voy a morirme de nuevo?

Él con los brazos aún cruzados abrió los ojos repentinamente dudando por un segundo.

-Es verdad. ¡Vale! ¡Entonces tendrás que hacer lo que yo diga a partir de ahora!

-¡No! -sonreí.

-¡¿Cómo que no?!

-No quiero que me pidas cosas que me dejen en evidencia delante de mis amigos. O poner en peligro alguna misión por tus chorradas.

-¿Cómo que... ¡Oye, que estás hablando con un Dios! -me miró enfurruñado.

-Seh... Pero yo creo que eres menos serio de lo que imaginaba. -iba a replicar cuando levanté el dedo para pararle. -Aún así somos amigos. Con eso basta.

Apartó la cara aún mosqueado.

-De verdad que necesito tu ayuda.

-Me da igual. Cuando te pida algo quiero que lo hagas. Sino no te ayudaré a ti ni a tu grupo.