15°

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Scarlett.

La luz del sol inundó la habitación. Sentí el ruido de los caballos que Balbina dejó en el establo ayer en la tarde... Para ser una anciana tiene mucha actitud de mujer trabajadora.

El cuerpo desnudo de Elizabeth aferrado a una sábana blanca que se cruza en medio de sus piernas dejándome ver su muslo y cuerpo desnudo.

Tomé su muslo y subí mi mano por el lentamente hasta llegar a su cintura.

Comencé a dibujar círculos sobre su piel desnuda y sentí su estremecimiento.

La habitación de paredes rústicas y barnizadas se veía acogedora, la chimenea se había apagado hace horas probablemente.

-Lizzie... - Susurré en su oído.

Ella se giró permitiéndome ver sus senos desnudos y armoniosos.

-Buenos días... - Sonrió y me besó con suavidad. - ¿Cómo te sientes el día de hoy?

-Viéndote despertar a mi lado... Emocionada. - Susurré.

Elizabeth subió sobre mi cuerpo rozando su piel desnuda con la mía.

Me senté en la cama de forma en la que pude hundir mi rostro entre el valle de sus senos dejando un par de besos en el.

-Fue lindo dormir a tu lado... - Murmuró. - Me gusta sentir como me rodeas con tus brazos.

-¿Quieres algo de té? - Pregunté y ella asintió. - Te prepararé un poco.

-Quédate. - Murmuró. - No quiero que te vayas aún... Quiero estar aquí contigo, piel con piel.

-Piel con piel... Me gusta eso. - Murmuré. - De acuerdo, me quedaré un poco... Debo ayudar a Balbina con los animales.

-Me gustaría ver eso. - Sonrió. - ¿Tenía animales en casa de sus padres? - Preguntó Elizabeth.

-Muchos... Establos llenos, parecerá una locura, pero... Cuando no habían invitados, solía robar los pantalones de mi padre y utilizarlos, ya que usar vestido con animales no era cómodo.

-¿No recibió quejas? - Preguntó rápidamente.

-Muchas... Mi madre había pegado un grito en el cielo, mi padre apartaba la mirada creyendo que era pecado, luego se acostumbraron y tuve un par hechos por una modista llamada Amelia Bloomer... Era una gran mujer, y aunque nadie tomó en cuenta su implementación, ella diseñó un par para mí.

-¿Los tiene aún? - Asiento. - Debería usarlo...

-Veré si a Balbina no le molesta.

-Me gustaría verla en ellos... - Murmuró Elizabeth volviendo a besarme.

Es una vida tan diferente, puedo acostumbrarme.

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Balbina estaba caminando con un par de caballos tras ella, mientras que yo me acerqué hasta la entrada de la casa con aquellos pantalones delgados y que no lograban tapar mis tobillos.

-¡Lindo vestuario, Scarlett! Ven a ayudarme. - Gritó Balbina.

Elizabeth quien se encontraba practicando su escritura y transcribiendo algunos de mis poemas se ha girado a observarme cubriendo sus ojos con la mano debido al sol que pegaba con fuerza.

-Sublime. - Murmuró y yo sonreí.

-Me veo algo más agraciada. - Murmuré en respuesta acercándome a besar cortamente sus labios.

-Siempre lo eres. - Murmuró ella y sentí su mano acariciar mi muslo con lentitud subiendolo hasta mi glúteo.

-¡Elizabeth! - Balbina la regañó. - ¡No la distraigas, necesito ayuda!

Medievales ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora