Sangre para el anarquista

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El título de los inmortales - Parte 3

Título original: Blood for the anarchist (The title of the inmortals)

Resumen: Un conquistador anarquista.

Un cerdo humano (o más bien híbrido).

Un dios entre los mortales.

Un dios mortal.

Advertencia: Mención de sangre, mención de guerra, mención de heridas, mención de muerte

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Techno había existido desde hace mucho tiempo.

Había abierto sus ojos en una tierra desolada y árida, con mares de lava y un montón de criaturas extrañas, ya sean iguales (siendo atraídos por el oro) o diferentes (volando por sobre la lava, lanzando esferas de fuego) a él. Había estado en el Nether cuando los suyos comenzaron a construir grandes estructuras laberínticas, y había estado vivo para ver cómo las mismas estructuras eran abandonadas y se convertían en escombros.

Había salido al Overworld cuando en vez de árboles solo habían helechos gigantes, había llegado a la tierra de los humanos antes de que ellos inventaran los nombres para los colores o a los minerales, antes de que la sangre fuese de color rojo y antes de que el oro fuese llamado oro.

Logró comprender a los humanos y pensar como ellos cuando las primeras civilizaciones se estaban creando, admirando las construcciones y las luchas que vivían aquellos seres.

Se había transformado en un híbrido cuando el primer imperio cayó: todavía recuerda ese momento, cuando se mantenía oculto en los bosques espesos, observando a los humanos, y entonces un dios había aparecido ante él. Era un ser extraño ante sus ojos, en cierta forma parecido a los humanos, pero claramente muy diferente. El rasgo que más resaltó para Techno fue el hecho de que el dios no tenía rostro.

Más que no tener rostro, no podía verlo. El dios llevaba una máscara agrietada de forma extraña.

"Eres una criatura interesante sin dudas, sales de tu mundo natural, aprendes a comportarte como otra especie, aprendes a entenderlos, y vives, vives sin dañarte".

Techno no supo cómo responder, así que solo resopló, demostrando que encontraba aquello un poco ridículo a su parecer. Cuando el dios volvió a hablar Techno tuvo la sensación de que estaba sonriendo.

"Vivirás para siempre, pequeña criatura, pero aún no es tu tiempo de ser nombrado, sin embargo...".

Sintió como si su cuerpo completo estuviera adormecido, los ojos le pesaban y cada vez se sentía más mareado. Un brillo dorado fue lo último que vio antes de sucumbir a la oscuridad.

Cuando abrió los ojos se sentía tremendamente cansado y adolorido, así que se mantuvo acostado, mirando los rayos de sol que bailaban entre las hojas de los árboles. Cuando por fin pudo pararse fue cuando sintió la primera diferencia.

El césped bajo sus pezuñas se sentía distinto, así que miró.

Y luego volvió a mirar.

No tenía pezuñas.

Tenía manos.

Manos...

Se levantó lo más rápido que pudo, corriendo y tropezando hacia la fuente de agua más cercana que hubiese en el bosque. Tuvo la suerte de que fuese un lago, y de que no hubiera viento, por lo que la superficie del lago era tan lisa como el agua podía ser. Se acercó al borde rápidamente y miró el reflejo.

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