El constructor de entre los mares

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(Las armaduras de la asociación de exploradores no solo cuenta con agilidad y afinidad acuática, sino que causa un efecto similar a la poción de respiración acuática, lo que otorga un aumento de tiempo para permanecer sumergido bajo el agua.)

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Foolish nunca entendió del todo cómo su vida llegó a lo que era ahora.

Cuando era un niño siempre le había gustado construir, amaba conseguir bloques de madera que apilaba para formar hermosas construcciones. Disfrutaba de mover todos los muebles y las almohadas de la sala para formar castillos esponjosos con pasadizos en los que solo se podía pasar si andabas de rodillas.

Del mismo modo, cuando era niño siempre tuvo una fuerte fascinación con las historias de aventura. Disfrutaba, cómo todos los niños de su pueblo, de la llegada de los viajeros y marineros, quienes se juntaban en la plaza al centro de todo para contar sus historias y anécdotas.

Siempre habían sido las mismas cosas, largas caminatas por bosques tupidos y salvajes, aterradoras memorias de navegar en medio de una tormenta, angustiosos cuentos sobre como casi morían congelados en extensos páramos rodeados de gigantes picos de hielo.

Y luego venían sus partes favoritas, cuando encontraban grandes estructuras ocultas en medio de la selva, llenas de trampas y tesoros ocultos, o cuando describían los curiosos sonidos que se podían oír entre las grandes columnas de hielo. Contaban las leyendas de pequeños pueblos rupestres atrapados en el tiempo, abandonados en medio de grandes bosques de pino o rojizas zonas de la Sabana.

Foolish era realmente feliz cuando mencionaban su leyenda favorita. La leyenda de enormes templos celestinos hundidos en las partes más profundas de los mares, en dónde se decía que habitaban enormes peces plateados llamados "guardianes", quienes eran los encargados de proteger relucientes bloques de oro ocultos en alguna parte de la inmensa estructura.

Aquella era su historia favorita en todo el mundo, pero para su mala suerte era solo eso, una leyenda.

Siendo diferente a muchos de los jóvenes que vivían en su ciudad, a medida que crecía Foolish jamás olvidó o abandonó sus gustos. Pero el hecho de no abandonarlos no significaba que hubiera conseguido un trabajo en base a eso.

Foolish tenía 17 años cuando comenzó su entrenamiento para convertirse en un explorador certificado (porque sí, su ciudad tenía una academia específica que les otorgaba un permiso y un reconocimiento ante otras grandes ciudades). A los 20 años logró su cometido y obtuvo el permiso para viajar.

Durante sus viajes pudo finalmente ver aquellos templos abandonados en la selva de los que siempre oyó, al fin pudo ver esas grandes estructuras de hielo y visitar esos pequeños pueblos. Y en su tiempo libre, cuando su equipo acampaba, el sacaba una pequeña libreta y se ponía a re-diseñar aquellos lugares: hacerlos más grandes, más salvajes, más majestuosos.

Y a sus 22 años, la leyenda con la que tanto soñó cuando era niño se volvió realidad.

"¡¡Señor!! ¡¡Hemos encontrado algo que le interesará mucho!!"

Foolish suspiró y se giró, viendo al joven que sonreía emocionado en la entrada de su pequeña oficina. La práctica en el campo con jóvenes no graduados era algo nuevo de la academia, y todos los jóvenes debían estar bajo el cuidado y la protección de un explorador de al menos 2 años de experiencia.

Así que ahí estaba, observando al chico que sonreía y agitaba un papel de aspecto descuidado en su mano.

"¿Cuántas veces debo decirte que no me llames señor, Dan? Dime Foolish ¿Y qué tienes ahí? anda, muéstrame" Dan se acercó rápidamente, emocionado, y dejó en papel sobre el escritorio. Foolish pudo la escritura antigua en el papel, y unas líneas delgadas de lo que parecía ser un dibujo "¿Qué es esto?"

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⏰ Last updated: Oct 06, 2021 ⏰

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