Capítulo 4.

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A ti, que encontraste nuestros cuerpos:

Había una vez una hermosa chica, Belle, que sonreía todo el tiempo y llenaba los salones de energía positiva. Lamentablemente sus padres la hicieron contraer matrimonio con un hombre a quien no amaba debido a problemas económicos.

La muchacha lloró desconsoladamente cada noche se su primer año como esposa de aquel señor siete años mayor que ella. El hombre, Rafael, era cariñoso y atento, pero la chica no sentía absolutamente nada por él.

Una noche su marido le propuso tener un bebé. Belle se sintió más acorralada que nunca, pero fingió felicidad y emoción ante él. En esa misma semana la muchacha acudió a un hospital y, acorde a su petición, se le realizó un procedimiento que la haría estéril.

Disimuló lo mejor que pudo en casa y fingió estar enferma para quedarse en cama y hacer reposo. Desgraciadamente al poco tiempo de la intervención médica, su herida sufrió una infección.

No le quedó más remedio que revelar su secreto ante aquel hombre. Su esposo se enfureció como nunca lo había visto y después de tener una fuerte discusión la llevó al hospital.

El tiempo pasó y el matrimonio no cruzaba palabra. Rafael se sentía engañado y decepcionado, su sueño de tener muchos hijos se vio frustrado y Belle era la única culpable. En cambio, ella estaba feliz de haber evitado a tiempo que su vida se hundiera más, pero a un precio muy caro ya que, aunque no los quería con él, si soñaba con ser madre. Ambos se fueron amargando poco a poco, hundiéndose en sus propias aguas pantanosas.

Unos meses después, cuando habían perdido todo rastro de esperanza, Rafael decidió darle un giro de ciento ochenta grados a su vida. Ya que no podía tener un bebé con la mujer que había escogido para compartir su vida, lo adoptaría.

A pesar de su disposición para tener un bebé, no pudo ser posible la adopción porque su mujer no estuvo de acuerdo. Desolado y con las esperanzas a diez metros bajo tierra, se abandonó a la bebida.

En una de las muchas ocasiones en las que llegó a casa más que pasado de tragos, ocurrió una desgracia. Comenzó a culpar a Belle por las desdichas de su vida y le dio su primera paliza. La pobre chica no se pudo levantar de la cama por días y él la amenazó con dejar en bancarrota la empresa de su padre si decía algo.

Belle no pudo hacer más que llorar en silencio. Desde ese día la escena se repitió hasta tres o cuatro veces por semana. Llegó el punto en que la chica estaba desesperada, encerrada en la prisión de Rafael.

La joven estaba segura de que necesitaba escapar, o al menos hacer que las golpizas pararan. Sin nada más que perder y quedándose sin opciones decidió hacer una locura. Belle se infiltró en un hospital y robó una bebé recién nacida.

Al hacerlo tomó las precauciones necesarias: guantes, peluca, gafas y sombrero. Gracias a esto no fue detectada por las cámaras de seguridad y los trabajadores del hospital no vieron su rostro.

A Rafael no le interesó en lo más mínimo lo que tuvo que hacer su esposa, sólo le importó la niña. Belle estaba aliviada por haberse librado de las torturas que le proporcionaba su marido y se enfocó en cuidar a su hija, Daisy.

Por primera vez ambos se sintieron en el paraíso. Se mudaron a un lugar alejado y decidieron que entre ambos educarían a la niña en casa. Lástima que la "luna de miel" solo duró un mes. La bebé lloraba cada noche y dormía por intervalos durante el día. Ambos estaban cansados, agotados, y la desgracia volvió a tocar la puerta.

Cada noche se escuchaban dos llantos, el de Daisy y el de Belle. Tanto la una como la otra sufrían. Belle descuidó a Daisy en varias ocasiones por culpa del dolor que soportaba.

Los años pasaron y Daisy se fue convirtiendo en una hermosa niña de nueve años con cabello rubio, ojos negros expresivos y sonrisa encantadora.

Como era costumbre, una noche Rafael volvió borracho en la madrugada y golpeó a su mujer hasta que cayó desmayada en el suelo, manchando de sangre la alfombra. No satisfecho con esto, se dirigió dando tumbos a la habitación de su pequeña y, sin pensarlo dos veces, la forzó a tener relaciones con él.

Cuando Belle despertó apenas podía ponerse de pie. Su marido estaba acostado en la cama, por lo que fue calmadamente al baño a limpiarse las heridas. Una vez limpia salió de su habitación y fue a despertar a su hija.

La escena que encontró la hizo llorar un río. Aquello había llegado demasiado lejos. Daisy estaba sentada en la esquina detrás de la puerta, cubierta de sangre al igual que sus sábanas. Sus pequeñas rodillas pegadas a su pecho y la cabeza escondida entre sus brazos.

Belle se sentó al lado de su hija y lloró abrazándola. No esperó a que su esposo se levantara, agarró a su pequeña en brazos y salió de la casa con paso apresurado y una opresión en el pecho que apenas la dejaba respirar.

A mitad de camino, cuando ya sentía que no podía más, divisó el auto de su marido detrás de ellas. La niña se aferró a su madre y esta intentó correr con todas sus fuerzas, pero ya estaba cansada y no llegó muy lejos. Rafael salió del coche y sin mediar palabra hizo que ambas subieran.

Las regresó a la casa mientras ellas lloraban desconsoladamente y pedían que las dejara ir. Desde ese día vivieron encerradas. La mente de Daisy hizo que ella no recordara nada de lo ocurrido esa noche.

No podían salir o intentar llamar a nadie. Cuando se comunicaban o se encontraban con su familia no podían decir nada, ya que Rafael tenía amenazada a Belle. Afortunadamente el episodio con la niña no se repitió, pero Belle seguía sufriendo.

Cuando Daysi se convirtió en adolescente, exactamente a sus catorce años, comenzó a mostrar conductas extrañas. Sus padres acudieron a un psicólogo y este les dijo que aún no era definitivo, pero que era posible que Daisy padeciera sociopatía.

Intentaron que todo continuara igual, pero poco a poco el hogar se fue desmoronando más de lo que ya lo había hecho. Así sucedió noche tras noche y día tras día hasta que Belle asesinó a Rafael frente a Daisy.

Luego de eso la joven vengó la muerte de su padre y, por último, la de su madre.

¿Cómo sé toda la historia? Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, y las paredes son muy delgadas.

Atentamente, Daisy. La chica homicida.

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Holi cositos.

Ahora sí, hemos llegado al final de esta historia. Que triste 😢. Nah, mentira. Estoy feliz de haber terminado mi primera historia, aunque sea corta.

¿Qué les parecieron los duros acontecimientos que tuvieron lugar durante la oscura vida de los protas?

¿Se esperaban un final así?

¿Qué piensan del final?

¿Quién o quiénes consideran culpables de lo sucedido?

¿Que les pareció el capítulo?

Déjenme sus opiniones en los comentarios así como si quieren que escriba y publique más historias como esta.

Por último, si quieren leer más de mis obras pueden encontrar otras dos en mi perfil, ambas en proceso, pero bien bonitas.

Besitos 💋💋💋.

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