Error que volvería a cometer

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Observé desde lo alto de los árboles, oculta y con la capa de la Legión cubriendo mi cabeza. Los exploradores comenzaban a ingresar en la muralla María que era población de titanes desde hace cinco años, por nuestra culpa.

Hacia un día soleado a pesar de que la brisa era helada. El trotar de los caballos fue desapareciendo a medida que se alejaban de las murallas y abrían su formación. Yo tenía un solo objetivo: capturar a Eren Jeager y volver con mi querido padre que me esperaba pacientemente en Marley. Cerré los ojos con fuerza y dureza, me dolía la cabeza pues en realidad no quería hacerlo. No quería hacer daño a nadie que yo conociera y Eren había sido mi aprendiz. Pero de nuevo, mis deseos de ver a la única persona que tenía eran más fuertes que mis lazos con los habitantes de esta isla.

El sonido de los 100 caballos trotando desapareció. Miré a mi derecha horizontal, no estaba muy alejada de las murallas pero si lo suficiente como para que no se apreciará el rayo por mi transformación. Suspiré agotada deseando acabar con el trabajo lo antes posible.

«lo siento Eren» pensé «pero te llevaré hacía la muerte».

Con mi pulgar roce mi anillo puesto en el dedo índice, saque el pequeño pincho y hundí la yema de mi dedo en él. Lo siguiente fue, estar encerrada en el interior de mi titán. Grité a la par que corría hacía la formación de la derecha para así, atraer a los titanes de los alrededores. Nada me iba a detener, definitivamente volvería a ver a mi padre y él por fin, me trataría como su hija.

Corrí lo más que pude ignorando al gran grupo de personas que se me presento una vez ingresé en la formación del ala derecha. Los titanes se harían cargó de acabar con sus vidas. Era un asesinato indirecto por mi parte, pero me calma saber que al menos por unos escasos minutos yo no me vería envuelta en sangre y destrucción.

Como siempre.

Gracias a mi velocidad, no pude escuchar los gritos del grupo de soldados que ahora, debían de estar siendo devorados vivos. De todas formas, mi billete de regreso a casa no de encontraba allí, yo no era estúpida. Era evidente que estaba más hacia el frente, rodeado por un equipo de élite al que tendría que enfrentarme. Pero eso no me quitaba el sueño, ellos no podrían hacer nada contra una titán de catorce metros de altura con inteligencia.

Un dolor agudo con los que llevaba estando familiarizada desde antes que cayera Trost se asentó en mi corazón, era como si de un momento a otro hubiera dejado de latir para después volver a la carga con más fuerza. Produciendome ganas de vomitar. Aún que el dolor no fuera nuevo, había acabado de comprenderlo momentos después de que Trost fuera un infierno, al enterarme de la muerte de mi compañera: Mina Carolina.

Ciertamente nunca la había considerado mi amiga, simplemente me agradaba su compañía más que la de otros o eso pensaba yo. Recordé como al escuchar de la boca de Armin que los dos, Mina y Eren habían muerto produjo que me quedara de piedra, mientras le rogaba al cielo no haber escuchado bien. Fue chocante darme cuenta que ambos habían sido importantes y especiales para mí, a mi manera peculiar claro, justo al saber que ya no volvería a verlos nunca. Ellos... Yo... ¿Podía considerarlos amigos siquiera? No me lo merecía, después de todo Mina había muerto por mi culpa y a Eren lo iba a llevar al hogar de la misma muerte.

Pequeñas Historias | Aruannie Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt