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— ¿Para qué pediste que me quedara? —pregunté tratando de no sonar tan nervioso como, en realidad, me sentía.

— Pues... Me das curiosidad. —admitió con un aún visible tono rosado en sus mejillas— Y quiero conocerte un poco.

— Supongo que lo tomaré como halago. —reímos leve.

Nam estaba con casi todo el torso fuera del agua, exceptuando de su cintura hacia abajo. Su cola seguía dentro del lago moviéndose tranquilamente. Debe ser incómodo estar recargado tanto tiempo sobre los brazos sin mucha posibilidad de cambiar tu posición.

— ¿No te cansa estar así? —hice un ademán imitando su pose.

— Obviamente sí, pero no tengo opción, es esto o ahogarme. —suspiró.

— Pero... No respiras con la aleta ¿o sí?, podrías salir... —me vio con cara de "me das ternura por ser tan ignorante". 

Lo siento vale, yo no leo mitología.

— No, claro que no. —rio— Mira.

Me dejó ver su cintura por unos instantes, y justo donde se encuentran las costillas tenía pequeñas líneas que cada que respiraba se movían muy ligeramente. ¿Cómo era que se llamaban?

— Son mis branquias. —¡justo ésas eran! Los nervios bloquean mi cerebro— Por eso no puedo salir, si lo hago me mato.

— Ya entiendo. —volvió a su posición— Lamento no saber mucho de tu especie.

— No es problema, así tengo más de qué hablar contigo. —sonrió.

Desde ahí tuvimos bastantes temas de conversación, iniciando con una breve explicación de su raza, obviamente sin ser tan técnico el asunto. Me contó parte de su historia, aunque dijo que omitiría cosas ya que no le agradaba contarlas.

A decir verdad, el tan sólo verlo me parecía algo sumamente enigmático, pues su apariencia era totalmente diferente a cualquier criatura que haya visto antes.

Su piel era de un tenue tono azul además de que parecía tener brillos, sus orejas eran puntiagudas y con ciertas curvaturas en el borde, los dedos de sus manos estaban unidos por una membrana azul pálido, y en las mejillas— también en el cuello, antebrazos, hombros y cintura— tenía escamas brillantes color tornasol. Además de tener mechones azules brillantes en el cabello, resaltando de sus hebras negras.

Sin embargo, unas de las cosas que más me cautivaron de él fueron sus ojos y su voz.

Sus pupilas eran celestes brillantes, eran grandes y muy expresivos, además de que a la luz del Sol se veían aún más claros. 

Y su voz... Era tan dulce, melodiosa y demasiado adictiva. Ambos detalles eran hipnóticos, tanto que me hacían perder el hilo de la plática con mucha frecuencia.

Debí haber dado una mala primera impresión, creerá que no sé siquiera hablar bien...

No estoy seguro de exactamente cuanto tiempo me quedé allí, pero, cuando me di cuenta, la Luna ya estaba en su punto alto brillando sobre nosotros. Debía irme, pero antes, quería comprobar una cosa que había escuchado a lo largo de toda mi vida, aunque sabía perfectamente que podría condenarme con ello.

— Nam, ¿me dejas pedirte algo antes de irme? —desvié la mirada nervioso.

— Claro, ¿Qué sucede? —sonrió.

— Podrías... —suspiré hondo— ¿Podrías cantar para mi... por favor?

— ¿Seguro que quieres escucharme? Te aviso que probablemente sientas mareos o cosas así. —advirtió.

— Sí... Sólo una vez, ¿puedes? —insistí con mi mejor cara tierna.

— Vale... De antemano, disculpa por los malestares. —respiró profundo, cerró los ojos, y comenzó.

Su boca la mantuvo entreabierta solamente, mirándome de vez en cuando, y moviendo su aleta en un patrón repetitivo de péndulo. Su voz tenía un eco que no puedo siquiera describir, la melodía era realmente hipnótica y difícil de ignorar.

Debo admitir que retumbaba en mi cabeza y eso me causó algo de dolor, pero no quería que parara. No sé cómo explicarlo... Es como si su voz estuviera metiéndose dentro de mi mente y alma, con cada nota que Nam soltaba iba cayendo más en su encanto.

Él me asustó cuando comencé a cerrar los ojos, como si fuera a quedarme dormido. Fue cuando se detuvo y me sacudió sacándome del trance.

— ¡JIMIN! —gritó tomándome por los hombros— No te duermas.

— Lo siento, me relajé mucho. —froté mi cara para despejar la sensación de estar adormilado.

— Sí, eso es porque mi voz hechiza, te lo dije. —me dio un leve golpe en la frente— No volveré a cantarte.

— ¡No seas así! —rio por mi expresión.

— Lamento interrumpir, pero ¿no te tenías que ir? —habló detrás de nosotros, Yoongi nos miraba con ternura y una sonrisita.

— Ah sí, ya es tarde. —asintió— Te veré pronto Nam...

— Mañana de preferencia. —sonreímos.

— Vale, vendré mañana. —me acerqué a él y le di un pequeño beso en la mejilla— Buenas noches.

— Igualmente... —contestó sonrojado.

Como yo no sé de memoria el camino de regreso, le pedí a Yoongi que me llevara, a lo cual aceptó. Durante el trayecto, que se me hizo bastante lúgubre debido a la hora, se la pasó burlándose de mis caras tontas que mostré con Namjoon... Estúpidos nervios.

— Sabía que él te gustaría. —sonrió de lado— Son tal para cual.

— Eso nadie lo puede asegurar. —me miró incrédulo.

— Yo sí. —se rio de mi expresión confundida— En algún momento te darás cuenta porqué.

— A estas alturas no me sorprendería tanto saberlo. —sonreí.

Llegamos unos minutos después a la división, a partir de ese punto ya ubicaba como encontrar a los chicos. Además, aunque no supiera regresar, él no podía cruzar de nuevo para ayudarme.

— Si piensan venir mañana, que sea después del atardecer, ¿de acuerdo? —pidió.

— Claro, lo tendremos en cuenta. —me despedí con un corto abrazo y desapareció instantes después.

Mientras caminaba, iba asimilando la cantidad de burlas que me harían esos tres cuando les contara mi "anécdota" con Nam. Porque sí, tendría que platicarlo aunque no quisiera, mi cara delata todo.

Sumado a esos pensamientos, estaba el canto que poco rato antes había escuchado. La melodía no dejaba de repetirse en mi cabeza de manera muy lúcida, era extraño, y hasta cierto punto me causaba escalofríos. Quedó comprobado que las voces de las sirenas, o en éste caso tritón, hechizan de tal manera que, si sales vivo de allí, se mantienen incrustadas en tu mente.

Da miedo, pero ése sonido es lo más bello del mundo.

Waves Of War :: MinJoon ೃ୭Where stories live. Discover now