CAPÍTULO 37 ESPECIAL

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Hoy la pequeña Melody cumplía su primer año de vida y toda la familia se encontraba muy melancólica y felíz.

Adele junto a Andy se encontraban en la habitación de su hija, despertándola a besos sonoros y cosquillas. La pareja se encontraba en Massachusetts, pasando la temporada en la ciudad del ojiazul, y aprovechando que el cumpleaños de su hija se acercaba pues decidieron quedarse y pasarla con parte de su familia.

— ¡La princesa más bonita hoy cumple un año!— el actor cargó a su hija y la hacía elevarse en el aire, acto que provocaba carcajadas muy graciosas en la niña.

La cantante los miraba encantada y sin poder creer que le estuviese pasando eso, ella teniendo una pequeña familia.

— Déjame felicitarla— pidió la cantante que se levantaba de la cama de su hija e iba hacia ellos.

El actor abrazó a la rubia y dejó un besito en la frente de su pequeña.

— Mami...— pronunció apenas Melody, estaba aprendiendo a repetir alguna que otra palabra, pero "mami"  ya casi le costaba menos pronunciar. Eso era motivo de risas y competencia entre la cantante y el actor.

—Mi amor— la ojiverde acunó tiernamente las mejillas de su rubiecita—felíz cumpleaños, bonita— se estiró y le regaló un besito en la nariz.

— ¿Qué quieres hacer hoy? ¿Quieres comer un pastel?— preguntó el ojiazul, la pequeña asintió repetidas veces.

— Entonces pastel será— la cantante aprovechó el momento padre e hija que tenían ellos y fue hasta la otra habitación a sacar del armario dos regalos.

El ojiazul la bajó en la alfombra que tenía su habitación y tomó asiento también en el piso, la pequeña ya gateaba y a toda velocidad, pero aun no tenía fuerzas para dar sus primeros pasitos.

— Princesa, ven— Andy la llamaba y colocaba sus brazos frente a él, ella dejó de moverse, tomó asiento y lo miró, tenía una perfecta mezcla de azul y verde que lo maravillaba. Era como si un pedacito de Adele y de él estaban ahí, impregnados en sus ojos.

— ¡Mira que hay para ti!— la ojiverde entró de nuevo a la habitación y los vió en el piso, jugando.

La rubia dejó los regalos a la altura de su pequeña y entre los tres comenzaron a abrir cada uno, para hacer más divertida la experiencia, la pareja decidió regalarle a su hija por separado y sin saber lo que él otro le había comprado.

El del castaño fue primero, era una caja que traía unos cuantos regalos dentro. El primero fue unos aretes de dos pares, eran argollas, las pequeñitas de oro rosa eran para Melody y las más grandes, del mismo material eran para la británica, a la cual le encantaban los aretes de ese tipo.

— ¿Para que lo usemos las dos?— inquirió muy emocionada la rubia, el castaño asintió con una sonrisa en el rostro— están bellísimas, cariño.

Luego estaba peluche del tamaño de la pequeña, más o menos, era un león. La niña fue hasta él y lo abrazó, acto que hizo reír al actor.

— Y por último— sacó una guitarra de juguete— no podía faltar, mi amor.

La rubia rodó los ojos y lanzó una carcajada.

El actor encendió la guitarra y se la dió a su pequeña, ella miró con curiosidad los botones y se atrevió a presionarlos con bastante delicadeza, comenzó a sonar una melodía y eso sorprendió mucho a la pequeña.

— Creo que le gusta.

— Ahora el mío— la rubia terminó de abrir el paquete y el ojiazul soltó una carcajada al ver lo que era.

SKYFALLWhere stories live. Discover now