xxxiv. la flor más bella del jardín

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Un café con leche y un croissant en la mañana es todo lo que Jun-so necesita para relajarse y pensar con claridad. Pasó por la cafetería y decidió encerrarse en la sala de reuniones a comer allí para tener privacidad. Sus padres se han dado cuenta que su personalidad ha cambiado bastante, asumen que es la fama, debido a que ellos no saben lo que pasó hace 3 años y no quiere contárselos por miedo a que no la dejen venir más. Sus amigos la han hecho sentir más segura y ya no recurre tanto a su psicóloga como antes. Son raras las veces que la llama en la semana. Y se siente tranquila por eso.

Sale de sus pensamientos cuando la puerta corrediza se abre, por donde entra Han. Al verla muestra una pequeña sonrisa. Cierra la puerta detrás de él. Ahora que sabe muy bien qué siente exactamente por ella, quiere tenerla lo más cerca, así que intentará cuando pueda hacer que su relación de "amistad" vaya más a algo más que eso. Va a luchar y a hacer lo que ella también hizo, insistir y acercarse.

— Perdón por interrumpirla, señorita Kim. Tengo una reunión en poco tiempo aquí — se disculpa

— Oh, entonces me voy.

— ¡No, no es eso!— se niega completamente. La chica alza una ceja por su actitud tan rara — en realidad vine a pedirle un favor... Verá, derramé café encima de mi chaqueta y no sé cómo quitar lo sucio

— Llévalo a una lavandería.

— Es que... Están cerradas, todas.

— ¿Y por qué no la lavas en tu casa?

— No sé lavar y se dañó la lavadora— contesta de inmediato— tú... ¿podrías ayudarme? eres mi única amiga...

Jun-so se cruza de brazos riéndose y toma la chaqueta aceptando el favor, le da un vistazo revisando la gran mancha de café a un lado. Suspira profundamente. Lo que menos quería era involucrarse con Han pero las cosas no están saliendo como piensa.

— El día está muy lindo para salir a un restaurante ¿no cree? — dice haciéndose el despistado.

— Si me vas a invitar a cenar, dímelo de una vez — suelta directa rodando sus ojos.

— Bien ¿le gustaría ir a cenar conmigo? como amigos, nada más. A hablar sobre trabajo. — propone. Si le hubiese dicho que era una cita probablemente se hubiese negado.

— Está bien, me gusta el Kimbap. Me recoges a las siete en el hotel, no llegues tarde — le da una mirada discreta y pasa a su lado saliendo de la habitación.

Han hace una seña de victoria. A él por su parte sí le está saliendo todo como lo planea. Jun-so llega hasta la oficina encontrándose con Do-san quien toma café.

— ¡Hola! ¿por qué tienes la chaqueta del director Han? — pregunta confundido.

— Me pidió que se la lavase, dejaron caer café encima de él.

— ¿Qué? pero... Ví que se lo derramó encima solo — dice frunciendo su ceño. La chica se sorprende al darse cuenta que fue una excusa para invitarla a comer.











Jun-so se preparó para su salida con su ex, aunque no se sienta animada del todo, se arregló muy bien. Retoca su labial frente al espejo del baño y guarda algunos accesorios en su bolso por si acaso. Busca entre su maleta sus tacones favoritos y se los coloca viéndose más alta, de la altura de Han. Pasa sus manos por su cabello y sale de la habitación, encontrando a James y Daniel a cada lado de la puerta.

— Voy a salir con alguien, quédense cuidando el cuarto. Los llamaré si pasa algo. Regreso antes de las nueve, si no he llegado, me llaman — avisa. Ambos asienten haciéndole caso.

Baja por el ascensor hasta la recepción donde deja la llave con la persona encargada y sale del hotel, encontrando a Han en su lujoso auto que combina con su traje elegante que, como siempre, le quedan a la perfección.

— Viniste en punto, no pensé que lo harías — exclama la pelinegra, agarra su chaqueta limpia que agarró antes de salir — toma, la lavé. Para la próxima échate mejor el café encima.

Sonríe. Han se avergüenza de que se haya dado cuenta de su pequeño plan y agarra la ropa dejándola en la parte trasera del coche. Abre la puerta del co-piloto a la chica dejándola pasar. Conduce por Seúl tratando de encontrar un restaurante que cumpla sus tres condiciones: tenga aire acondicionado, sea económicamente estable para llevar a Jun-so y esté cerca del centro. ¿Por qué el centro? pues, hay muchos negocios allí, por lo que después de cenar, si le apatece, podrían hacer algo más para pasar más tiempo juntos.

Se estaciona en un restaurante no tan grande de aspecto considerable. Entran sentándose en una mesa bajo un techo de luces muy decorativo. Miran la carta pidiendo la comida rápidamente.

— Yo... escuché que vas a invertir personalmente en una fundación de niños huérfanos — habla Jun-so— ¿Por eso es que me preguntaste?

— Eh... No, solamente tenía curiosidad para saber tu respuesta y así saber si lo que iba a hacer estaba bien— miente.

— Mmmm bien — le da una mirada no muy convencida.

— Te vestiste muy linda hoy— alaga sonriendo levemente, ella le regresa el gesto — digo, tienes un gran sentido de la moda.

— Sí, es la primera vez que te escucho decir eso— murmura cruzándose de brazos sobre la mesa. Si esto hubiera pasado hace tres años, probablemente Han le hubiese dicho de nuevo que su estilo de vestir es extraño.

— Lo lamento, no era mi intención — se disculpa.

— Ji-pyeong, voy a ser lo más sincera que pueda— le mira a los ojos — no me siento cómoda haciendo esto, no me gusta convivir así contigo, pero... No quiero ser egoísta, así que, esto lo hago para no sentirme tan culpable por lo pasó. Cambié mucho en 3 años. Estoy siendo madura.

La comida llega y se limitan a comer en silencio. Han hace una mueca sin saber qué hacer para que Jun-so deje su dignidad e intente perdonarlo. Un mesero se acerca a su mesa dejando un ramo de flores en el centro llamando su atención.

— Eh disculpa ¿y esto?

— Es viernes, regalamos flores a las parejas que vienen como muestra de amor.

— No, no, no somos pareja para nada/es una confusión — niegan al mismo tiempo. El chico se retira dejándolos solos nuevamente.

— ¿Sabes qué? quiero irme, me dieron ganas de dormir — dice Jun-so dejando su comida a la mitad y levantándose sin esperar un no por respuesta.

Ambos recogen los alimentos sobrados en un recipiente sellado y salen del restaurante. Jun-so se aleja acercándose a una señora de la calle y le entrega la comida dejada sonriéndole. Han sonríe. Es demasiado buena. Dice que ha cambiado, pero él sigue viéndola como aquella chica de buen corazón que siempre buscaba una excusa para ayudar a los demás.

Se suben al auto y en un segundo están en el hotel. — Nos vemos mañana, descansa — se despide Han

— Sí, igual... — responde sin ganas yéndose a la entrada caminando con flojera por la cita tan aburrida que tuvieron.
















𝖙𝖍𝖊 𝖒𝖎𝖘𝖘𝖎𝖓𝖌 𝖍𝖊𝖗 ━━ start up, Han Ji Pyeong《 completa en español✔︎ 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora