Capítulo 28

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Volver, no se sentía tan sencillo como parecía. Estuve ansiosa todo el tiempo, desde el momento en que comencé a empacar, me sentí de esa manera.

Mi cabeza volvía a llenarse de recuerdos tuyos y en parte, me sentía un poco cansada de eso. ¿Por qué mi mente siempre volvía al pasado en el que tu estabas? Era como si me gustara mortificarme de esa manera.

No sabía con qué me iba a encontrar al volver, ni lo que me esperaba. ¿Cómo sería mi vida de ahora en adelante? Me lo preguntaba todo el tiempo. Realmente no tenía una mínima idea de cómo sería todo.

Volví a Corea, en el aeropuerto me recibieron mis padres con gran cariño y me dieron la sorpresa de que junto a ellos estaban Jeongin y Nayeon, no esperaba verlos justo en ese momento. Comentarios sobre quién había crecido o cambiado más, comenzaron a surgir entre nosotros. No tardaron en aparecer las risas y cortos abrazos llenos de cariño. Aquel encuentro fue alegre y cálido, por un instante logré olvidarme de mis preocupaciones y miedos, pero fue solo por ese instante.

En el viaje del aeropuerto a mi casa, me sumergí una vez más en mis recuerdos y regresé al día en el que me fui. Recordé la manera en la que me mirabas, los besos que me diste en secreto ese día, las veces que tomaste mi mano, los tontos juegos que jugamos para distraernos en el largo viaje, de como la luz del atardecer fue entrando por las ventanas del auto creando el fondo perfecto para la gran obra de arte que tú eras. Tu piel, tu mirada, tu nariz, tus labios, tu sonrisa, tu voz, tu risa. Todo aquello volvió a mi mente y se sentía tan real, como si aún estuviera en ese día, como si nunca me hubiera ido, como si todo lo que pasó después no hubiese existido; pero todo aquello era solo una fantasía mezclada con mis recuerdos. Una fantasía.

Sentí nostalgia al ver mi vecindario y recordar cosas que parecía haber olvidado, pero la nostalgia se hizo aún más grande al llegar a mi casa, porque al parecer me había olvidado de que era mi casa. Ahí me di cuenta de lo mucho que me había sumergido en mi burbuja cuando estuve en Japón y era algo tan frustrante para mí, porque todo aquello que en Japón me tenía cautivada, resultó siendo una mentira.

Al entrar a casa, todo se sentía extraño, como si fuera una invasora, como si nunca hubiera pertenecido allí. Sabía que solo era cuestión de acostumbrarme, pero era raro ver de manera tan lejana el lugar que fue mi hogar durante mucho tiempo, el que en ese instante volvía a ser mi hogar.

Ese día tuvimos una comida especial, agradecía que mis padres tuvieron en cuenta a mis amigos y los dejaron estar presentes.

— Sí, es buena idea — comentó Jeongin.

— Por favor, señor Ryu — insistió Nayeon mientras juntaba sus manos frente a ella a la vez que hacía un puchero.

— Bueno, es cierto que estuve mirando otros institutos para Mai, pero si ella quiere estar en el mismo que ustedes, no tendré ningún problema con ello — respondió mi papá ante la petición de mis amigos.

— Creo que sería buena idea igual. Minho también estudia allí y siempre han estado juntos — comentó mi mamá.

— Es una lástima que esté enfermo y no haya podido venir, me habría gustado verlo. Es un buen chico — mencionó mi papá. Yo no dije nada al respecto, me mantuve en silencio y me di cuenta que mamá lo notó.

Nayeon y Jeongin le mintieron a mis padres para justificar tu ausencia, porque ninguno de ellos sabía que las cosas entre nosotros habían terminado. Recuerdo que tuve el debate sobre si contarles la verdad o no, porque aunque estaba casi segura de que no había manera ni de arreglar nuestra amistad, me daba miedo de que tuvieras una mala imagen en mi hogar por si alguna vez regresabas allí, incluso si yo era la culpable de todo, no quería dañar esa imagen.

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