Capítulo 6: Relicario demoniaco

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Ella yace de espaldas en la cama, con el cuerpo tapado a medias por una sábana color crema y una manta rosa que aprieta con fuerza una de sus manos, no fue capaz de darse cuenta de que fue lo que sucedió antes de perecer, incluso sus ojos nunca se abrieron ante la perspectiva de su inminente muerte.

Él está en el piso, boca abajo, sobre un cubrecama celeste, como si el calor o algún otro motivo lo hubieran llevado en último momento a dormir en el suelo. Aunque la razón fuera que se dio cuenta de lo que sucedía, e intento detenerlo.

Los dos están muertos.

El hombre tiene el pijama cubierto de manchas de sangre que se extienden también sobre la cama, la alfombra y salpican la pared, cerca de la mesa de luz en la que hay una lámpara encendida y un par de teléfonos inteligentes.

Su corazón late desenfrenado, está asustado, el miedo repta por su sangre que se enfría ante la realización de que no sabe lo que significa o lo sea que este pasando.

Sale de la habitación cerrando suavemente la puerta, en su mente sigue habiendo ideas sobre balas y cuchillos, formas de ahorcar, ahogar y envenenar... en realidad han surgido muchos métodos nuevos para matar a alguien, a quien fuera. Porque eso es lo que esta pasando. Muerte y destrucción.

Está dejando atrás todo, caminando descalzo a trompicones cuando se topa con algún cadáver frio en el suelo, en una posición casi imposible, haciéndole ver el alcance de la ira de quien lo asesino.

Ve llegar a un par de guardias que viene quizá desde el exterior de la mansión, quienes corren en su dirección mientras alzan las manos, en un intento de sacarlo del pandemónium.

Ve hacia abajo sus pies desnudos, moviendo sus dedos ante la sensación de la sangre. Escucha las voces lejanas, el eco de preguntas sobre si alguien le hizo daño. Baja las manos, las cuales tenia aferradas una a su pecho y otra a su plano vientre, quitando con dificultad la tela que se a pegado pues ambas están empapadas de sangre. Supone entonces que es la razón por la cual preguntan si está herido.

No se inmuta ante una explosión cercana, sin saber que ha sido el comedor principal que poco a poco se ahoga entre las llamas y así cada parte de esa demoniaca mansión.

Mientras lo sacan del lugar, cubierto por una cobija húmeda, ve como un par de camillas salen de un lado de la propiedad.

Una cubierta de una sabana de seda negra, a penas pueden con su peso los 4 cargadores, la otra solo con dos. Y detrás de ellas, otro par de guardias, quienes llevan a una persona inconsciente, pero que sabe pronto morirá, después de todo fue él quien le apuñalo.



 Y detrás de ellas, otro par de guardias, quienes llevan a una persona inconsciente, pero que sabe pronto morirá, después de todo fue él quien le apuñalo

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Yuuji ve como Megumi deja sus alimentos en la bandeja al lado suyo, en su mesita de noche. No le mira, su sola presencia le causa escalofríos.

EVANGELIO DE MEDIA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora