Octubre 15.

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Elizabeth.

Scarlett me ha dicho que puedo quedarme en su casa mientras logro estabilizar mi economía, no puedo mantener la casa y mi jardín, he tenido que vender la tienda y algunos objetos de valor.

Le he dicho que podría darle parte del dinero que tengo y así podría ayudarla a cuidar su casa, ella ha negado e insistió en que podría guardarlo para empezar desde cero cuando la guerra acabara, los rusos decían que pronto estarían aquí y que los judíos ya no debíamos temer.

-¡Señorita Lizzie! - Me llamó Jojo vestido de jardinero. - ¿Puedo ayudarla en el jardín de mamá?

Sonreí y asentí observando al pequeño en shorts y con un delantal colorido.

Algo muy de Scarlett.

-Iré a pedirle a tu madre el regador. - Murmuré.

-Oh, okay. ¡Iré corriendo al jardín! - Grita emocionado.

El pequeño ruloso corre hasta la parte trasera de la casa y yo ingreso a la casa.

Scarlett está horneando galletas, se levanta y me observa con una sonrisa.

-Hey. - Enseña sus dientes en una sonrisa y yo suspiro.

Es realmente linda.

-¿Dónde está el regador?

-En la puerta tras la escalera. - Murmura ella y asiento. - Lizzie.

La observo y ella se acerca hasta mis labios, deja un suave beso sobre ellos.

-Aprecio que estés aquí, Jojo está más relajado... Con ésto de los nazis... Se ha puesto histérico. - Murmura. - Y tú le haces mejor.

-Él también a mí, mi familia se ha ido a Italia y yo he decidido seguir aquí en alemania y...

-Y te ha pegado de golpe ésto. - Asentí ante su comentario. - Cuanto lo siento... Recuperaremos tu florería.

-Me siento afortunada de haberte conocido, eso es suficiente. - Sonreí.

Sus labios volvieron a pegarse con los míos.

No entiendo éste tipo de amistad, ni siquiera me siento en derecho de besarla... Sólo espero a que ella lo haga.

-¿No te molesta si te beso, no? - Preguntó ella.

-En lo absoluto... - Murmuré. - Pero... ¿Por qué lo haces? Dijiste que no eres como yo... Y que no te gusto...

Me observó en silencio y devolvió la mirada a sus galletas.

-Cuando terminen tomaremos el té. - Murmuró.

Suspiré y me alejé a buscar lo que necesitaba.

Scarlett es muy extraña.

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-Me gusta buscar formas en las nubes. - Murmuró Jojo. - Papá y yo hacíamos eso.

-Yo solía hacerlo con alguien... No lo recuerdo. - Murmuré. - Pero sé que lo quería...

-¿No recuerdas tu infancia?

Suspiré. No, no la recuerdo.

Sólo recuerdo fragmentos de ella... A veces unas caras y luego veo otras... No reconozco a mi familia...

Es tan triste.
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-Tal vez me gustas... Tal vez sí soy un poco como tú. - Murmuró Scarlett luego de unos minutos en silencio.

Estábamos observando las estrellas en su jardín.

-¿De verdad? - Ella se encoge de hombros ante mi pregunta.

-No lo sé... Pretendo que lo sea.

-Te recuerdo a tu ex esposo... - Murmuré y ella asintió. - Entonces no te gusto.

-Es que no sé... - Suspiró. - No se sí me gustas tú o... Su recuerdo grabado en ti.

-¿Tienes una fotografía de él? - Asintió. - Tal vez... Podrías compararla con mi rostro.

-No quiero...

-¿Por qué?

-Porque no quiero notar que no se parecen y... Sentir que ya no me gustas.

-¿Por qué? - Insistí.

-Porque quiero que me gustes...

Oh....

Me quedé en silencio, sonrojada y observé las estrellas. La luna era testigo de su declaración.

Tomé su mano con la mía y ella besó mi mejilla.

-Te aprecio, Elizabeth.

-Y yo a ti, Scarlett.

Claro que la aprecio...

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Scarlett.

Elizabeth ha dormido a mi lado la noche anterior, sólo hemos compartido la cama... Hubo tormenta desde las tres y treinta, y ella ha llegado a mi habitación asustada.

Ahora mismo se encuentra recostada sobre mi pecho.

Estoy ansiosa...

Tal vez sí me gusta...

Anoche ha salido en la radio que algunos judios serían rehubicados el 31 de octubre... Me asusta que Elizabeth deba irse, tal vez sí nadie se entera... No deba ser así.

No lo he charlado con ella... Debería hacerlo.

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-Es una locura, puedes meterte en problemas. Desafiar al Fhürer de esa forma en plena guerra...

-Ni siquiera los dejan sentarse en bancas, Elizabeth, mi casa es alejada... No hay probabilidad de que lleguen aquí y te encuentren.

-Puedo meterlos en problemas. - Murmuró. - Prefiero obedecer e ir el treinta y uno a donde deba ir.

-Es peligroso, una mujer... Sola. - Murmuré. - No deberías, quédate conmigo...

-No puedo quedarme contigo, Scarlett...

-¿Por qué no?

-¿Para qué me quedaría? - Preguntó.

-Te lo esoy ofreciendo. - Insistí.

-Dame una razón.

No puedo decirle que me gusta, no puedo decirle... Porque ni siquiera es... Algo certero, un día despertaré y no sentiré nada... Y notaremos que fue una pérdida de tiempo como pasó con mi William...

Mi amado William murió sabiendo que lo nuestro ya no tenía remedio...

-Quédate.

-Quiero saber sí yo te gusto también... - Murmuró ella.

-Tal vez sí, te lo he dicho...

-Eso no significa que sea mutuo... - Murmuró.

No estoy lista... No aún.

Suspiré y caminé hasta la cocina intentando despejarme.

No estoy lista...







Ni siquiera el Fhürer ; scarzzie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora