Capítulo 31

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Sentí que apenas había cerrado los ojos cuando ya debía levantarme

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Sentí que apenas había cerrado los ojos cuando ya debía levantarme. Mi alarma sonó, estiré el brazo y la apagué. Me sorprendí un poco por percibir que alguien descansaba a mi lado y lancé un manotazo.

—Auch, ya estaba despierto —habló Deniel con voz ronca.

—Lo siento, fue como un reflejo —dije conteniéndome las ganas de reír.

El pelinegro tomó mi almohada y me golpeó con ella como respuesta. Me levanté para protegerme de otro ataque.

—Estamos a mano, así que perdonada —respondió incorporándose a mi lado para besarme la mejilla. Entonces, comenzó a reír como desquiciado, lo miré de mala manera y me crucé de brazos. Imaginé que se burlaba de mi aspecto—. Bonito peinado. —Expresó con un guiño.

— ¡Oye! No te burles, todo mundo amanece un poco así —contesté señalando mi cabeza. Ni siquiera me preocupé por acomodarlo un poco, únicamente me tumbé en el cómodo y suave colchón. Él me miró no muy convencido—. Solo mírate en un espejo, señor perfección.

—No soy el señor perfección y no hace falta verme, conozco bien mi cabello indomable. —respondió revolviendo los mechones que se alzaban como si tuvieran vida. En realidad, incluso hasta este punto. Sí lucía de manera cercana a la perfección.

Se acomodó de nuevo a mi lado. Afuera aún estaba oscuro, faltaba un rato para que comenzara a clarear. Me permití quedarnos así un rato más, si se me hacía tarde, usaría las esferas y listo, sin problemas. O simplemente me quedaría en casa, no estaba de humor para salir a ningún lado, ni evitar las miradas curiosas del arañazo en la mejilla y demás marcas de lucha.

— ¿Katie? —me llamó en voz baja—. Puedes encargarte de tus asuntos, pero estaré vigilando en caso de que estés en apuros. Tranquila, no intervendré a menos de que así lo quieras.

—Gracias. —dije sinceramente, sonriendo.

Me giré para verlo, recargué el codo en la cama y en mi mano la cabeza. Él estaba acostado boca arriba, mirando con atención el techo. Tenía la mandíbula apretada y se le formaba pequeños surcos en la frente. Se mordía el labio de manera insistente, como si debatiera en decir otra cosa o mantenerse en silencio.

—Respeto tus deseos y tus decisiones por completo, pero no me quedaré de brazos cruzados, aunque me lo pidas si estás en peligro. Justo como ahora. El rasguño en tu rostro y el moretón en tu cintura, no son más que advertencias. Y hay que estar prevenidos para el siguiente asalto —dijo al fin.

—No es el único moretón. —susurré. De inmediato atraje la atención del pelinegro, quien me miró callado para que continuara—. Anoche vi a Nathan. Salí de la cabaña para verlo, me dijo que hacer en cuanto a mis ojos, son cafés de nuevo. —confesé y el estiró la mano, asintió. Confirmaba que el color natural de mis iris había vuelto.

— ¿Nathan te golpeó? —preguntó furioso. Levantándose de golpe.

—No, calma. Déjame terminar. —pedí y me puse de rodillas, sujeté sus hombros. El tacto de mi parte pareció tranquilizarlo—. Regresé a casa y dormí. En el sueño apareció Logan y luego hubo una especie de riña entre él y yo. Me convertí en una pendenciera como él, pero parece que todo lo que pasó en el sueño, realmente me ocurrió. Sufrí muchos impactos dolorosos en todo el cuerpo, cuando desperté me vi cada uno de ellos. La verdad, estoy demasiado adolorida y sigo cansada. —expliqué sosegada para evitar que nos alteráramos.

El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora