Capítulo 2

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—Abigail déjate de juegos tontos —en su manera de hablar percibo un intento de hacerme sentir el ser más ominoso de este mundo

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Abigail déjate de juegos tontos —en su manera de hablar percibo un intento de hacerme sentir el ser más ominoso de este mundo.

—Eres tú quien debe dejar los juegos tontos. Muéstrate. ¿Quién eres y por qué me hablas como si me conocieras desde hace mucho tiempo? —. Trato de que mi voz suene lo más fría y amenazante posible.

El hombre da un paso al frente y sus facciones son visibles a la pasible luz de luna que vuelve a su persona más hostil y entonces las entrañas se me retuercen, reconocería sus iris color esmeralda en cualquier lugar.

Sé quién es, mas no puedo creerlo.

— ¿Miller?

Horrorizada siento mis ojos tan abiertos como si se salieran de su lugar.

— ¿Qué te pasa Abi? ¿No te alegras de verme? —dice haciendo un gesto exagerado fingiendo tristeza—. Me decepcionas tanto preciosa.

No dudé de lo usual en su voz, sin embargo, nunca imaginé que se tratara de él.

—Cierra la boca imbécil —expreso sintiendo la sorpresa transformándose en rencor.

Miller está delante de mí, me pongo a unos centímetros y alzo mi cara para fijar mis ojos en los suyos, siempre ha sido más alto que yo, me saca por lo menos una cabeza y media.

—¿A caso ahora funges como el heraldo de la CEHI? Debes estar desesperado ¿No es cierto? Fuiste convincente al jurar que no seguirías sus pasos, supongo que sacaste su manipulación innata y me pregunto que más habrás fingido.

—No soy como tú.

—En otros tiempos me hubiera encantado verte, pero justo en este instante, detesto que estés cerca —ignoro su comentario y miro hacia otro lado. No obstante, antes de esquivarlo sujeta con firmeza mi codo. Me giro para ver sus ojos, esos hermosos ojos color verde que me atrapan y de los que alguna vez me enamoré, dirijo mi mirada a su mano, y luego vuelvo a hundirla en las gemas esmeraldas.

— ¿Por qué estás haciendo esto?

—No te hagas la inocente que ya no funciona conmigo. Sabes muy bien que es tu culpa Abigail, tú tienes la culpa de que esté viviendo mi propio infierno. Lo eras todo para mí, te necesitaba y ¿qué hiciste? Ah, sí. Cambiarme por mi hermano, alguien mejor según tú, según el mundo entero.

Sus globos oculares destellan con enojo y decepción, el tono de sus iris se oscurece rápidamente. El menor de los Miller llamaba la atención de los demás, pero no la mía.

—Eso no es verdad, te lo he dicho miles de veces, jamás te cambié por él ni por ninguna otra persona. Decidiste no creerme y abandonarme. ¿Sabes lo que sufrí encarcelada como si no valiera nada? Si hubieras regresado por mí, seguiríamos unidos porque solo tú eres...

El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora