Campamento: "La profecía"

749 65 3
                                    

Las cosas habían estado un poco tensas desde que habías regresado de la Isla-I. Tus padres no estaban muy felices contigo por lo que habías hecho, y tus tíos dudaban de que te hiciera bien estar en la academia en la que estabas. Y ni hablar de Bakugō. El rubio no había contestado a ninguno de tus mensajes y menos a tus llamadas. Prácticamente es como si no existieras. Ese fin de semana, tu prima, con el objetivo de quitarte de la mente todos esos problemas, decidió llevarte a un pueblo reconocido por sus deliciosos chocolates.

En ese instante, ambas se encontraban recorriendo dicho pueblo, con los brazos entrecruzados. Tu prima te había quitado el celular y lo había apagado para que dejaras de preocuparte por tu mejor amigo.

— La verdad, creí que a Bakugō le importabas mucho —admitió mientras te jalaba a un puesto de collares con piedras preciosas—. Pero bueno, nunca debes de confiar en hombres. Además, tú le estabas haciendo un favor. Él tiene problemas de ira, eres mucho para él.

Le sonreíste débilmente.

Tu prima compró un collar de cuarzo rosa y unas pulseras de piedra de luna. Tú no tenías planeado comprar algo, pero casi al irte, un collar de aguamarina llamó tu atención. El collar tenía decoraciones pequeñas de zafiro, cuarzo blanco y de piedra de sangre. Algo apenada, lo compraste rápidamente y lo guardaste dentro de una bolsa.

— ¿Estás pensando en una persona que nació en Abril, no es así? —la mujer que atendía el puesto volteó a ver a la mujer que habló y suspiró—. Él es una buena persona, aunque tenga un exterior duro.

La miraste, impactada— ¿Disculpe?

— Ven, mi niña —la mujer te hizo señas de que la siguieras, y al ver a Valeria distraída en un local cercano, decidiste seguir a la mujer. La anciana te llevó expertamente entre pasillos del local y abrió una de las últimas puertas, haciéndote entrar con un gesto—. ¿Por qué no tomas asiento, mi niña? Voy por las cartas.

— ¿Las cartas? —por un momento te preguntaste si estabas a punto de ser robada. El olor fuerte a incienso hizo que comenzaras a toser levemente, y antes de que te dieras cuenta, la mujer había regresado.

— Para ver el futuro, claro —la anciana tomó asiento frente tuyo—. Te ves muy preocupada, y tu energía de vida es baja. Algo fuerte acaba de pasarte, y necesitabas un respiro. Aunque... no parece ser eso lo que te tiene tan decaída —la anciana tomó tu palma—. Es el chico de abril, ¿no es así? Ha estado comportándose extraño.

Quitaste tu mano en cuanto la mujer la soltó— ¿Cómo sabe usted eso?

— Tu energía lo dice todo, cariño —sus manos arrugadas comenzaron a revolver las cartas, casi frenéticamente. Finalmente, algunas cartas salieron de la baraja, como si alguien las hubiera tomado—. Te daré una consulta gratis, mi niña. Eres muy joven para traer esa energía tan pesada, no es normal.

— Me he sentido un poco decaída —concediste.

La mujer asintió— Bien, leamos lo que dicen tus ancestros por ti —la sonrisa que se encontraba en la cara de anciana cambió drásticamente cada vez que volteaba una carta. Finalmente, cuando las cartas se terminaron, excepto una, levantó la mirada. Parecía como si lo que hubiera leído le hubiera espantado—. El loco en reversa, hay algo en tu futuro que te hará sentir una falta de lógica. El hombre colgado en reversa, perderás el control, tal vez tengas que hacer un sacrificio. La estrella, el sol y la luna en reversa, tiempos oscuros se encuentran frente tuyo, mi niña.

Tragaste en seco— ¿Cuál es esa última carta que no ha volteado?

— En el tarot, la primera carta que cae casi siempre habla acerca del resumen de la lectura —la mujer tomó la carta cara abajo—. Y tu lectura, mi niña, es bastante siniestra.

Todo lo que desearía haberte dicho (Bakugou Katsuki y tú)Where stories live. Discover now