siete

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-¡Esto sabe delicioso Kacchan! -dijo Deku alegremente mientras se llevaba un trozos de carne a la boca.

Lo había invitado a mi restaurante favorito a... bueno, no lo sé. A platicar supongo.

Para ese punto ya comenzaba a aceptar la idea de que debía estar volviéndome loco.

Es decir, en menos de dos semanas había, no sólo pedido a Deku que me ayudara con una tarea, sino también invitado a comer y a demás disfrutado de su compañía.

-¿Vienes aquí seguido? -me preguntó llevándose el tenedor con carne a la boca -todo sabe delicioso.

-En realidad me gusta venir solo -confesé -sin nadie que me fastidie. Y me viene increíble porque queda lejos y los chicos prefieren ir a comer a un lugar cerca de la UA -aunque a decir verdad a veces sí quería algo de compañía, pero jamás lo admitiría en voz alta.

-Oh, pues, sí algún día quieres compañía puedes invitarme -tomó la sal y comenzó a agitarla sobre su plato -no me molesta.

Y yo me atraganté con la comida.

-Eh, ah... -maldita sea, ¡estaba tartamudeando!, quería huir de ahí en ese preciso instante -mmm sí, como sea.

Este chico iba a matarme.

-Esto es agradable -mencionó al cabo de un rato.

-¿Qué cosa? -pregunté.

-Estar así, aquí -se recostó sobre la mesa, mierda, realmente se comportaba como un niño pequeño. Comenzó a mover los dedos en círculos sobre el mantel -sin ti gritándome o lo que sea, solo comiendo y pasando un buen rato -dejó de estar tan inquieto y apoyó su barbilla sobre sus manos entrelazadas, yo seguía sus movimientos cuidadosamente con la mirada -creí que era algo que nunca sucedería. Me gusta.

-Ya -fue lo único que pude decir, me estaba quedando embobado. Esto era malo, por no decir grave.

-De hecho quería acercarme e intentar algo como esto -alguien debía detenerlo o me daría un ataque ahí mismo -pero me aterraba -al ver mi mirada de pánico, agregó -no me refiero a aterrado como tener miedo de ti, sino de que me alejaras y que hubiese un retroceso en... lo que sea que sea esto -hizo un movimiento entre nosotros con su mano.

Ahora fui yo quien apoyó los codos en la mesa, entrelazó sus manos y puso la barbilla sobre ellas.

-¿Y qué tal ahora? -pregunté -¿sigues aterrado?

Se quedó callado un segundo, como pensándoselo.

-Nop, para nada -y me brindó su mejor sonrisa -esto es agradable y estás siendo lindo y amable.

Alcé una ceja.

-¿Qué?, pero si tengo esta cara de perra descansando -dije, y antes de poder detener las palabras, continué -en todo caso ¿no eres tú el que es lin... -cerré la boca inmediatamente, tanto que casi me muerdo la lengua ¿de donde diablos había venido eso?

-¿Qué soy qué? -preguntó risueño -¿¡estabas a punto de decirme lindo!? -soltó una risita.

-No -le señalé su plato con mi tenedor -solo sigue comiendo.

El muy idiota me estaba viendo con una sonrisa de oreja a oreja y la cara iluminada como árbol de navidad.

Pero sí que era lindo, en verdad demasiado.

Se veía como un niño alegre cada vez que hablaba.

Y era demasiado torpe.

Y su sonrisa... ¿había un maldito momento en el que parara de sonreír?

Y tenía esas pecas y enormes ojos verdes que lo hacían lucir adorable y mierda ¿en qué diablos estaba pensando?

¿Era raro que creyera que es lindo?

De pronto me di cuenta de que lo estaba mirando como idiota, agaché la cabeza y solté una bocanada de aire. Me sentía sofocado.

Cuando salimos del restaurante ya había caído la noche.

-Me lo pasé muy bien Kacchan -rompió el silencio -deberíamos salir así más seguido ¿no crees?, ya sabes, independientemente de tu proyecto.

-Claro -sentía picazón en todo el cuerpo y solo podía articular monosílabos.

-Hablando de eso, ¿no es mañana cuando le tienes que dar a Aizawa un adelanto de lo que llevas?

-Sí.

-¡Genial!, por favor me cuentas cómo te va -me pidió entusiasmado.

-Definitivamente lo haré.

-¡Yay!

Era sábado por la noche

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Era sábado por la noche.

El viernes había hablado con Aizawa.

Llevaba dos días sin ver al imbecil de Deku, pues los fines de semana lo pasábamos en nuestras casas, con nuestras familias y eso, y realmente no tenía una excusa para hablar con él, o verlo, o lo que sea.

Estaba ese asunto del ensayo pero... ni siquiera yo sabía por qué aún no había hablado con Deku sobre eso. Mi mente estaba hecha un maldito lío, quería meterme bajo las sábanas de mi cama y no salir jamás.

Ese sentimiento... mierda, jamás había experimentado nada parecido.

Me quedé dormido mientras experimentaba una clase de crisis existencial.

Soñé con chicas.

No de esa manera.

En lo que llevaba de vida jamás había sentido nada por nadie, nunca, ni siquiera por modelos, o heroínas con trajes provocativos.

Incluso a los 15 comencé a entrar a páginas para adultos y compré algunas revistas. Pero no sentí nada.

Intenté con chicos, lo mismo. Nada. Absolutamente nada.

Y me pasaba lo mismo en el área romántica, jamás me llamó la atención tener un vínculo afectivo de ese estilo con nadie.

Pero esa noche soñé con chicas, chicas pidiéndome mi numero, chicas en mi habitación, con ropa interior, reclamándome por no tener ninguna reacción hacia ellas.

Chicas acercándose a mi rostro, distorsionándose y convirtiéndose en un hermoso rostro pecoso son ojos brillantes.

Me desperté sudando, mi corazón latiendo a mil por hora.

Pasé mis manos por mi cara.

De repente me di cuenta de un hecho innegable.

No había visto a Deku en dos días y...

Lo extrañaba.

𝐕𝐞𝐫 𝐚 𝐃𝐞𝐤𝐮 𝐬𝐨𝐧𝐫𝐞𝐢𝐫 | 𝙱𝚊𝚔𝚞𝚍𝚎𝚔𝚞 / 𝙺𝚊𝚝𝚜𝚞𝚍𝚎𝚔𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora