Fiesta [2]

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Autora :

quiero decir que estoy con esta canción es mi cabeza no tiene nada que ver con los sucesos de la historia pero esta chida XD 

Sólo pude entender esas palabras porque aún estaba muy aturdida. Luego, froté levemente mis ojos y vi que era... ¿Adrien?

¿Cómo llegó él aquí? Seguidamente, él tomó mi mano y me levanto, yo sólo lo seguí, pero cuando él intentó darme un beso lo empujé, aunque me sentía débil no quería que nadie intentará algo así otra vez...

Han pasado más de dos horas, y todos aún están perplejos ante la llegada del señor Agreste a la fiesta, quien particularmente se encontraba sonriendo mientras platicaba con Chloé.

Quién más observaba con desesperación esta escena era la azabache, quien un poco más se podría notar el humo que salían de sus oídos, ella se preguntaba:

–¿Acaso todos caían rendidos ante esa llamativa chica?, ¡Qué diablos!, ¿Por qué? Ella no es tan hermosa después de todo, ¿No es así? –

La azabache, que estaba tan metida en sus pensamientos, no prestó atención que ahora el chico de ojos esmeraldas habría subido al escenario para darle una buena bienvenida a la recién llegada.

–Buenas noches –dijo Adrien–, gracias a todos los presentes por venir hoy a esta bienvenida. Chloé, espero que estés disfrutando de esta fiesta a tu honor y deseo que te diviertas ahora que estás en tu hogar, ¡Por Chloé Bourgeois y su regreso! –.

Mientras que un reflector apuntaba a Chloe, que saludaba a los presentes con las manos y hacía gestos de agradecimiento.

Así pues, transcurrió la fiesta con total normalidad. Algunas personas cantaban, otras bebían ponche, otras sólo comían. Por otro lado, algunos se retiraron de la fiesta, ya que se suponía que al día siguiente iniciaban las clases.

Todo era tranquilo, pero lastimosamente, eso cambió cuando una azabache salió de aquella fiesta sin ningún acompañante.

Cuando ella estaba a unas cuantas calles de Le Grand París un grupo de chicos la interceptó y la acorraló, para mala suerte de esta, abría un callejón sin salida detrás de ella.

–Vamos, señorita, no mordemos –dijo uno de esos chicos–.

Este, con una asquerosa mirada, daba leves pasos aproximándose a ella haciendo que retrocediera gracias a su aproximación peligrosa, y más al gran olor de sustancias ilícitas aparte del alcohol. Los otros acompañantes de este descarado chico sólo reían y repetían lo que el chico dijo, pero con palabras más obscenas haciendo que Marinette se sintiese más asqueada.

–Miren, sólo déjenme ir –dijo Marinette asustada–. Llamaré a la policía si me siguen molestando.

Ella trataba de buscar su celular en su bolso, para su mala suerte, se encontró que este estaba sin batería, pero eso no importaba. Ella tenía el celular, y los contrarios al estar expuestos a los efectos del alcohol no sabrían la diferenciar. Se podría decir que tenía esperanzas de salir de ahí.

–Vamos, no te hagas la difícil –dijo el mismo chico–además, lo disfrutaras. Aprovecha que te estamos pidiendo el consentimiento.

Cuando Marinette se negó otra vez el chico la empujó hacia el callejón e hizo que dos de sus acompañantes le agarrasen de los brazos.

Entre lágrimas y quejidos la oscuridad de la noche se hacía más pesada al igual que la vista de Marinette, que ahora estaba casi inconsciente.

La noche era realmente escalofriante. En el callejón había una aterrada Marinette que luchaba contra un grupo de posibles violadores, sin embargo, el destino tenía preparado algo más , alguien había llegado a su rescate.

Ella agradecía a Dios que alguien haya escuchado sus horrorizados quejidos.

Lo único que percibió al abrir los ojos en el callejón era una cabellera rubia. A lo mejor, su príncipe azul vino a salvarla.

[.....]

Al levantarme, me dolía la cabeza terriblemente –narraba Marinette–, los ojos me ardían, al igual que algunas partes de mi cuerpo, cuando sentí el dolor recordé todo lo sucedido. Desperté violentamente, y todo a mi alrededor no se veía familiar. ¿Dónde estoy?, ¿Acaso ellos me raptaron?.

Traté de levantarme, pero cuando lo hice sentí como mi cuerpo independientemente regresaba a la cama como si de un imán se tratase. El pánico se apoderó de mí cuando percibí que una silueta se estaba acercando.

–¿Marinette, estás bien? –.

Esta persona se hacerco y intento tomar mi mano, cuando se estaba aproximando note una cabellera rubia, era Adrien sus ojos me miraban con preocupación pero no comprendí la razón de aquella sensación de asco y su cara derrepende se comenso a distorsionar cuando porfin tomó mis manos y rostro yo lo empuje.... Ahora estaba en el callejón, me falta el aire no.. Esto no está bien

No... Esto...

Otra vez...

Otra vez...

Otra ve–

Continuará...

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