Luego de el anochecer

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Narradora:

Marinette seguía en un profundo sueño mientras que una rubia estaba sentada hablando con su mayordomo.

Una furia incontrolable la había domado esa noche cuando escucho una voz familiar en el callejón. Fue una de las primeras veces que casi destroza a un grupo de muchachos.

Para dar un poco de contexto. Chloé salió un poco antes (de la fiesta), ya que quería ver a su padre,como el individuo no se encontraba le dio tiempo de salir unos minutos a las calles para recorrer un poco, de todas maneras, su mayordomo decidió acompañarla. No fue hasta que vio algo sospechoso que reaccionó dando así a la escena de ahora, suerte o destino de una u otra forma ahora la rubia estaba platicando sobre las declaraciones que le dio a la policía.

  –Jean –decía Chloé–, no quiero ir a la escuela. Tengo que quedarme hasta que Marinette despierte, además de hablar con sus padres. Sabes que mentí, les dije que se quedó a dormir pero creo que deberían saber sobre esto, tal vez ella está destrozada después de este incidente. Sé que es el primer día, pero se lo debo a la señora Dupain –.

Chloé hablaba con un tono de desesperación, tristeza y enojo, realmente no quería separarse de Marinette, sentía que tenía que quedarse, pero lamentablemente, Jean le aclaro que tenia que ir a la escuela, que no se preocupara por la chica él la atendería y si esta se sentía bien podría llevarla a la escuela.

  –Jean –Dice Chloé–, cuidala bien. Sé que lo harás y si sucede algo llámame.

  –Señorita Chloé, pero usted estará… – Lo interrumpe–.

  –Sólo házlo, Jean –.

Luego de esas palabras Chloé se fue, pero precisamente una azabache, ya consciente, la vio irse por la puerta y con un tono de voz ronco, suave y hasta sutil dijo su nombre al escuchar como la puerta se cerraba .

  –Chloé… –.

Jean caminó inmediatamente a un lado de la cama, se mostraba con su típico uniforme de trabajo y sostenía una bandeja con comida, el lugar ahora era más tranquilo se podía oír el sonido de los carros a distancia y el viento mientras azotaba suavemente las cortinas.

  –Buen día, señorita Marinette Dupain-cheng, déjeme curar sus heridas–

–El baño está listo y el agua se encuentra a una temperatura ideal, pero si desea que la caliente más puede hacermelo saber. Cuando termine de bañarse estará su desayuno y ropa para vestirse–

La azabache miró al hombre y luego alrededor. Se sujetó la cabeza con las dos manos mientras fruncía el ceño con un rostro de dolor, pasó un par de segundos cuando retomo la mirada al hombre, no sentía que fuera una mala persona, así que trago saliva e hizo la pregunta más evidente.

  –¿Dónde estoy? –.

  –Está en el hotel Le Grand Paris, señorita Dupain-Cheng –dijo Jean–.

El amable hombre se dio la molestia de curar las ya no tan notorias heridas de Marinette. Luego, con mucha calma le contó todo lo que había pasado y de cómo terminó aquí, en la suite de la señorita Chloé.

  –Así que, ella me salvó… –dijo Marinette–.

Enterró su cabeza entre sus rodillas, sus coletas habían desaparecido dejando a relucir su hermosa cabellera. El aura que la rodeaba era de culpa.

  –¿Qué sucede, señorita Dupain-Cheng?, sé que los sucesos pasados la deben hacer sentir mal, pero la señorita Chloé la sacó en el momento indicado –Dijo el mayordomo mientras dirigía su mirada a la temerosa azabache–.

「❀*ೃ Recordemos algo⚘ ˏ'୭̥ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora