sodaro kaoru? ▶ matchablossom

xx. cuenta atrás y vuelta a empezar.

¡HE VUELTO!
Bueno antes de empezar esto, quería dejar esta nota por aquí porque, después de darle muchas vueltas, me he dado cuenta de que no era tan complicado: no se me ocurría mejor forma de acabar el fic.... que con el capítulo anterior. Y TENGO RAZONES, porque sí, quedan algunas heridas abiertas y tal pero... Bueno cuando leáis este capítulo lo entenderéis todo.

Así que no digo más. Este es el último capítulo, o más bien, el epílogo de Sodaro Kaoru? Y la verdad es que yo estoy muy contenta con esto por todo lo que ha significado y lo que significa para mí. Esta historia ha superado todas mis expectativas y me ha ayudado un montón. Igual que todes vosotres que habéis estado leyendo y esperando a que este momento llegase.

Muchas gracias por el apoyo y espero seguir contando con vuestro cariño por mucho tiempo.

Y ya está.

Disfrutad del epílogo de Sodaro Kaoru? 

Y quedaos hasta el final de la página ;)

(Mucho tiempo después)

Es una noche tranquila.

Tarde, bastante tarde.

La ciudad se sume en un tierno silencio que se deshace entre los dedos, como seda, como magia.

Paz.

Respira hondo.

Tranquilidad.

Siente el viento.

Armonía.

Abre los ojos y el bullicio le sorprende. Solo es un niño que recién llega a otro mundo teñido del naranja de los focos contra la tierra. El ruido de las ruedas eclipsa los gritos del público. Y grandes estrellas que surfean tierra y viento ciegan su inocente mirada, llena de fascinación, tan fácil de impresionar.

—Kido —dice una voz a su lado—, venga vamos. Te he conseguido un pase.

—¡¿Para correr?!

Sonríe el adulto que le acompaña, le guiña un ojo y el joven Kido sale corriendo hacia la línea de meta, allí donde las estrellas ya se alinean para volar.

Sus ojos se detienen en un chico alto que se esconde bajo una capucha verde. Recuerda esa mirada felina de la televisión, pero es diferente, hace tiempo que no ha vuelto a verlo. Se le corta la respiración cuando el recuerdo de un chaval profesional triunfó en las olimpiadas años atrás y al pararse a su lado, tartamudea:

—Eres... Eres...

El joven se percata y calla. Charlaba con un amigo que estaba por competir. Incrédulo observa a Kido y piensa si lo ha visto antes.