C u a t r o

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El nocivo néctar de la muerte envenenaba directamente a Yui, mientras a él, aquella corriente tempestuosa peligrosa le desgajaba por pedacitos el auto-control.

Rebobinó cada momento; no importando si eran felices o amargos. Las expresiones de Yui al verlo, cuando la abrazaba e inconscientemente sonreía para ella; porque en verdad amaba ser su compañero así como a ella, y ni por lo más grande querría cambiar su vida.

Sobre todo, mejor mujer para el no había. El veneno en la lengua sólo causaba daños, entre algunos irreversibles para una relación de todo tipo. ¡Que daño más temeroso que la muerte de su amada!

—Shu-san..—El débil llamado y casi nulo agarre de Yui sobre su camisa fue granito muy pequeño de "calma" —¿Por que...estas aquí?

Aun agachado y sosteniéndola ligeramente la cabeza y mitad de su cuerpo, le sostuvó la mano en señal de apoyo.

—Escucha, no te preocupes por mí.—Dijo preocupado—Por supuesto que vine porque...

No, no era necesario dar la razón del porque, ella no lucia muy consciente de lo que sucedía. No valía de nada. Más sin embargo, para él ya tenía mucho lógica: Estaba ahí para salvarla y acabar de una vez por todas con sus rodeos de indiferencia y separaciones.

—Quédate conmigo—La cargó, los ojos de esta se cerraban por completo—Solo aguanta y no te mueras.

Tal vez no lo creia, él hombre quien le menospreció sin pensarlo dos veces, llegaba a su lado. Y en el peor momento Yui, quería sonreír,se notaba una muy pero muy pequeña curvatura en el inicio de sus labios. Sin embargo, todavía  dudaba de aquella buena suerte, porque el cielo de tenerlo ahí como su príncipe le parecía una cruel fantasía.

Y aunque no siempre comprendía sus actos tan mezclados, se conformaba con que sus brazos masculinos fueran su último lecho muerte a pesar de ser una alucinación.

—Shu-san...Yo te....

—No gastes fuerzas. —Sentenció y se levantó.

Pero a pesar de tenerla ya con él.
Asomaba a sus ojos azules todavía el miedo, sus pulmones debían de haberse contaminado se sobremanera. Y sobre sus labios expiró una frase de "Lo lamento" muy bajo.…

—¡Hey vago! Te tomó bastante tiempo, pensé que en verdad nos íbamos a quemar; sabes.

Esa voz.

—¿Edgar, estas aquí?

—¡Que molesto, ese ya no es mi nombre!

Pero claro que estaba ahí.

—Esto ha sido en verdad fastidioso, ¡No me involucraré nunca más con ustedes!,

Y más le valía que no lo hiciera. Aunque si era un poco racional, fue la única manera de pisotear su propia vanidad y menosprecios hacia ella, que de cierto modo eran irracionales.

A sus pies cayó una manzana, una simpleza que lo dejó un segundo estático. No mucho, o terminarían como la nueva marca de carbón para esa navidad. No le tardó más de una teletransportación para apartarse de la ahora destruida residencia de los Mukami.

Formó un gesto de incredulidad mientras apreciaba los métodos tan extremos de ese hombre... Tan extremos como su terquedad.

Melodías Dramáticas - © Shu Sakamaki [Short-fic]Where stories live. Discover now