Capítulo 30 |Parte 1

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Final

Keira.

Abrí mis ojos con pesadez y todo parecía borroso a mi alrededor. Los cerré de nuevo y los abrí nuevamente, intentando ajustar mi vista al lugar en el que me encontraba. A decir verdad, había muy poca iluminación, pero al ver el techo, entendí que estaba dentro del barco. Intenté levantarme y fue cuando noté que mis manos estaban atadas al igual que mis pies.

Bufé, molesta y me impulsé con los codos para sentarme, recargando mi espalda en la pared más cercana. Observé el derredor, analizando mi entorno: algunos estantes, mesas y cajas selladas estaban por toda la habitación. Deduje que era alguna clase de bodega donde guardaban lo que necesitaban para pescar. A mi lado, yacía mi mochila con mis pertenencias.

Mi estómago comenzó a rugir debido al hambre que sentía, mi garganta se sentía seca y ni hablar del dolor de cabeza que estaba sintiendo en ese momento. Necesitaba salir de este lugar urgentemente.

Miré el nudo sobre mis pies y manos y noté que no era algo demasiado complicado, lo que indicaba dos opciones: No pretendían mantenerme secuestrada y solo fue una manera de evitar que me defendiera. O el idiota que hizo los nudos no tenía idea de lo que estaba haciendo.

Cualquiera que fuese el caso, eran nudos fáciles de deshacer. Así que empecé con el de los pies y en un par de minutos, logré liberarlo. Sin embargo, no podía deshacer el de las manos, era imposible. Mi mirada discurrió por la habitación, pensando. Si este era un almacén, seguro deberían tener algún cuchillo, daga o algo con filo que pueda cortar la cuerda. 

Me levanté con dificultad, arrastrando mi espalda sobre la pared para ayudarme. Una vez de pie, comencé a caminar, buscando entre los estantes algo que pudiera servirme. De pronto, el barco se movió hacia un lado, la fuerza de gravedad jugó en mi contra y caí de bruces al suelo, sin poder meter las manos para aminorar el golpe.

—Maldita sea —solté un quejido de dolor.

Intenté levantarme de nuevo, pero esta vez el barco se movió hacia el otro lado y fui a dar contra la pared, golpeándome la cabeza.

—Odio los malditos barcos —murmuré, acariciando el lugar donde me había golpeado.

Me sostuve de la mesa a mi lado y tomé impulso para levantarme una vez más. El barco seguía moviéndose de un lado a otro, pero me sostuve con fuerza evitando así caer de nuevo. Una vez que se estabilizó un poco, me solté y caminé con precaución hacia los estantes para abrir los cajones y buscar lo que necesitaba. En uno de ellos, encontré una navaja y casi solté un suspiro de alivio.

Decidí hacerlo sentada, pues cualquier movimiento del barco podría hacer que cortara mal y terminar lastimándome. Con mucha dificultad, debido al poco espacio que había entre mis muñecas, comencé a pasar la navaja por las cuerdas, estas fácilmente cedieron y en un dos por tres, tenía mis manos libres. Empuñé el arma blanca y caminé hacia la puerta, dispuesta a atacar al primero que me atacara a mí.

Sin embargo, al abrirla, me di cuenta que nadie la estaba custodiando. Frente a mí, se encontraba un pasillo que daba hacia a algunas camas, a mi derecha había unas escaleras que daban al exterior y a mi izquierda había otra puerta que al abrirla, descubrí que había una cocina, una mesa y una televisión, básicamente, una sala de estar.

Todo en ese piso se encontraba sin tripulantes, así que deduje que todos se encontraban arriba. Por más que quise quedarme a hurgar en la cocina, decidí subir y enfrentarme a los idiotas ayudantes de mi padre. Traté de hacer el menor ruido posible mientras subía las escaleras. Al llegar al exterior, la luz del día me recibió con todo su esplendor, obligándome a tapar mi vista unos segundos en lo que mis ojos se acostumbraban a ella.

Atrápame si puedes (Completa✔️)Where stories live. Discover now