Capítulo 3

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Es un día nuevo, día nuevo significan oportunidades. Oportunidades que se reducen a acompañar al hijo de tu mejor amigo al pediatra.

"Lou, ¿puedo tomar un helado cuando volvamos del médico?" Aiden va a su lado, agarrando con su manita de infante las pequeñas manos de Louis.

Louis lo ha vestido con una chaqueta y un gorro gris que le tapa toda la cabeza, Liam está en el trabajo así que el niño esta a su cargo. El ojiazul, vistiendo una camiseta holgada decolorada con colores azules y amarillos, frunce el ceño.

"¿Por qué vamos a ir al pediatra si después te llevo a comer helado?" Louis aparta el flequillo de su frente con su mano llena de anillos delgados. "Si te va a mirar los dientes, será un desperdicio porque comerás azúcar después."

Aiden parpadea, porque no entiende la lógica de eso. Él es solo un niño que quiere un helado.

Louis gime derrotado, porque simplemente no puede soportar ver esa carita de ángel estando decepcionada. Louis finalmente cede y Aiden se pone muy feliz, tanto que empieza a dar saltos para que Louis lo cargue y poder dar besos en todo su rostro.

Cuando ellos llegan a la consulta, no pasa mucho tiempo hasta que Aiden pasa a consulta. Al principio el pequeño se niega a abrir la boca hacia el doctor, incluso llora cuando lo ve sacar un raro utensilio y se abraza tanto a Louis que siente que se le duermen los brazos.

En realidad no es para tanto, a Aiden simplemente le gusta ser igual de dramático que Louis. Cuando Aiden era bebé pasaba demasiado tiempo con él, y Louis aún no sabe catalogar si fue para bien o para mal. Louis jamás le confesó a Liam que, a veces, llevaba a Aiden consigo al cine porque había descuento para mamás en golosinas. De vez en cuando usaba a su sobrino como un amuleto de la suerte, pero no era algo tan horrible.

Aiden va saltando feliz y alegre aun sujetando la mano de Louis, no suelta a Louis por nada en el mundo, sólo por su madre. Louis le ha comprado un helado de chocolate y vainilla al niño, y han llegado a un acuerdo de compartirlo entre ambos siempre y cuando Liam nunca se entere de que Aiden comió helado. Louis teme que la ira de Liam se desate, porque es una madre estricta cuando es necesario.

El pequeño le habla sobre sus amigos, la maestra de infantil y sobre un dibujo que hizo la semana pasada. Louis lo escucha atentamente e incluso le pregunta más detalles, algunas personas que lo miran brevemente creen que es una madre con su hijo. Aiden es un niño aue pocas veces se siente cómodo con las personas, así que se aferra fuertemente a Louis y a Liam y nadie más.

"Louis, ¿quieres ver lo rápido que corro?" Pregunta Aiden, emocionado.

Louis sonríe suave. "Por supuesto que sí."

Aiden lo hace. Se suelta de la mano de Louis y empieza a correr de manera energética y sin cansancio alguno, Louis se ríe porque siente que Aiden le contagia alegría de alguna manera. Ni siquiera es él quien está corriendo, pero se siente tan bien al ver la felicidad de Aiden en su rostro, que se siente como si lo estuviera haciendo.

Pero su felicidad se desvanece cuando Aiden se va a chocar con alguien, y no parece percatarse de eso.

"¡AIDEN, CUIDADO!"

"¿Qué, Lou—?"

Aiden impacta contra las piernas de ese alto hombre y se cae duramente al suelo como un saco de arena. Louis hace una mueca de dolor y se acerca rápidamente hasta el soldado abatido, Aiden se levanta aunque se tambalea y se limpia el polvo inexistente en su abrigo .

Parece que Louis también le ha pegado su torpeza a Aiden.

Louis agarra las regordetas mejillas de Aiden entre sus manos mientras inspecciona su rostro muy detalladamente. No hay moretones, ni arañazos ni ninguna zona roja. Louis suspira aliviado y acomoda mejor el abrigo del niño, y su gorro.

Instructor de Yoga ;; trillizos!stylesWhere stories live. Discover now