❝🍓𝟎𝟎𝟔.•❀❞

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------------- 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐖𝐁𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓 🍓

Argentina hacia todo tipo de cosas para poder hablar con México a escondidas, desde dejarlo pasar a su habitación desde su ventana para que puedan estar juntos y hablar, aunque sea en susurros para no despertar a Chile, pero lo hacía, recibiendo al mexicano en su habitación todas las noches, no le molestaba para nada, era discreto y además México se iba después de unas horas, así que Chile nunca se daba cuenta de que alguien más estaba en la casa.

El mexicano como todas las noches, estaba en la cama de Argentina, el menor se había quedado dormido después de estar hablando por algunas horas, tal vez ya debía de irse a casa. Lo miró, sonriendo suave, su carita se veía linda, tranquilamente durmiendo, acurrucado en las sábanas cerca de su brazo, el cual era agarrado por la manita de Argentina, no queriendo que se vaya.

México le dió un besito en la frente, un beso suave y pequeño, antes de acostarse de lado, de esa forma agarrando a Argentina para abrazarlo cerca de su pecho, lo acurrucó ahí, sonriendo por lo cálido del abrazo, no quería irse, dejarlo solo durmiendo, quería quedarse a dormir con él, pero eso era imposible, sería peligroso, no solo para México, pero también pensando en Argentina, lo iba a meter en problemas con Chile.

Acariciándole el cabello, el mexicano le dió otro beso antes de suspirar, saliendo lentamente de la cama para no despertar a Argentina, en eso estaba hasta que escuchó como el menor se removió en la cama, quejándose de ya no tener a nadie a su lado. Despertó, viendo borroso primero, bostezando, notando que México estaba saliendo de la cama.

—¿A dónde vas?—Cuestionó, triste, quejándose suavemente del porque se estaba yendo, todavía era temprano.—¿Podrías quedarte unos minutos más?

—No puedo, solecito, ya es tarde y debo de regresar, además, no quiero meterte en problemas con tu amigo, lo siento.—Se acercó para explicarle una última vez.—Descansa, mi amor, buenas noches.

—Mmh, buenas noches.—Se acercó a su rostro, besándolo en la mejilla. Miró como el mayor se iba por la ventana, sonriendo y después abrazando la almohada que estaba a su lado, riendo al poder notar el aroma del alfa en la almohada, había dejado algunas feromonas por ahí, le hacía estar más tranquilo.

México se fue poco después, regresando a casa, al llegar solo suspiró, cansando, tenía que dormir. Su cuerpo tenía aroma a fresa, a las feromonas de Argentina, no se dió cuenta hasta que se quitó la camisa para dormir y percibió el aroma, lo olió, sonriendo al saber que era por parte del menor, era muy lindo el aroma, tan dulce.

Hubiera querido de igual forma quedarse a dormir con Argentina, pero era algo que no se podía, no quería ser golpeado otra vez por Chile, ese pequeño Omega le daba miedo, era pequeño, si, pero tenía bastante fuerza en aquella pequeña mano. Era tierno también.

Acostándose en la cama, miró al techo, pensando en lo que podía hacer para hablar con Chile, explicarle que sus intenciones con Argentina son buenas, que no quiere hacerle daño de ningún tipo.

Quería hacerle saber que jamás en la vida le haría daño a Argentina, México entendía el miedo que Chile tenía hacia los alfas, lo sabía más que nadie, había visto muchas veces como alfas maltratan a los omegas, empujándolos, arrastrandolos e insultando a estos de las peores formas, siempre le decían que se mantenga alejado de ello, que no es su problema, solo debía de mirar a otro lado, fingir que no pasaba.

Aún así, México no pudo soportarlo más, odiaba, le dolía mucho en el pecho tener que escuchar llorar, gritar hasta suplicar a aquel Omega que lo suelten. Esa noche estaba fuera, hablando con unos amigos, solo pasando un buen rato, hasta que ocurrió.

Nunca pudo sacarse de la mente el cuerpo maltratado, lleno de moretones y sangre de aquel Omega. Pensó primero en solo dejarlo pasar como siempre le decían que lo haga, pero no lo logró, el llanto del pobre individuo era desgarrador, aunque Brasil le decía que no vaya, fue a defenderlo.

Había pasado cinco años desde eso, desde que salvó a ese Omega de tres alfas quienes lo maltrataba al mismo tiempo, tal vez hasta abusando sexualmente de él cada que tenían la oportunidad.

Lo recordaba, le daba mucha pena y todavía le seguía doliendo un poco que se haya ido, pero fue lo mejor que podía hacer para que esté lejos de esos alfas que le hacían daño, era mejor que se fuera, aunque México le dijo que iría con él, para seguir cuidandolo, aquel Omega se negó, no quería ser una molestia para México, y mucho menos que lo ande cuidando, él quería ser un Omega sin un alfa que lo cuide o proteja, él podía solo, al menos eso pensaba.

Colombia era el nombre de aquel Omega que había salvado esa noche.

𝐒𝐓𝐑𝐀𝐖𝐁𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓 ! mexargWhere stories live. Discover now