❝𝗡𝗘𝗜𝗚𝗛𝗕𝗢𝗨𝗥❞ DREW STARKEY ©

13. espacio

CUANDO DESPERTÉ LO PRIMERO QUE NOTÉ, a pesar de la somnolencia, era que la cama no era la mía. Claro que después de abrir los ojos e investigar la habitación supe que obviamente no estaba en mi apartamento.

Me moví un poco en la cama, disfrutando del colchón ajeno debajo de mi. Tenia una cama inmensa y para mi sola, porque Drew al ser tan caballero me había brindado su cama para él dormir en el sofá. Todo un amor.

Luego de aquel momento tan incómodo y tenso entre nosotros la noche anterior, decidimos ignorar lo que había pasado y continuar con una noche de películas en la que Drew acabó dormido en el sofá a los pocos minutos de comenzar. El trabajo como pintor lo había dejado agotado.

Tuve la amabilidad de cubrirlo con una manta y apagar las luces antes de adueñarme de su cama y pasar una de las noches más cómodas de toda mi vida.

Y heme aquí, a la mañana siguiente despertando como si nada en una cama que ni siquiera me habían prestado y en un departamento que no era el mío.

Me levanté de la cama, refregando mis ojos intentando eliminar la evidencia de sueño, y caminé hacia la puerta, no pudiendo evitar chocar mi pierna contra uno de los muebles. No siempre soy así de torpe, es el sueño. Abrí la puerta con mucho cuidado, no queriendo despertar al posiblemente dormido Drew en el sofá.

Pero que enorme sorpresa me llevé al encontrarlo de espaldas a la cocina, con el mismo pijama liviano de la noche anterior, preparando unas tostadas con huevo. Al oír la puerta siendo cerrada detrás de mi giró a verme, sonriendo por mi fachas mañaneras.

─se despertó la bella durmiente!─ exclamó, colocando un plato en la barra, justo frente a mi.

─buenos días─ saludé ─cuando despertaste?─

─hace no mucho, pero lo suficiente como para notar que me robaste la cama anoche─ me dio una rápida mirada divertida, y por alguna razón no pude evitar sonrojarme.

─oye, lo siento, pero en mi defensa te quedaste dormido en la que iba a ser mi cama por una noche. Duermes tan profundo como un oso y no podía arrastrarte a tu colchón, por lo que tuve que tomar otras medidas─ hablé rápido y tropezando en algunas palabras. Durante las mañanas odiaba hablar o tener interacción alguna con otro ser vivo, pero a decir verdad era casi mediodía así que se podía tomar como una excepción.

─vale, está bien. Mi cama es tuya─ me guiñó un ojo antes de devolver su atención al desayuno que estaba preparando. Yo no pude hacer otra cosa más que bajar la mirada avergonzada y caminar hacia el baño con rapidez, queriendo escapar de aquel momento.

Me encerré en el pequeño cuarto y me recargue sobre el lavamanos, no tardando demasiado en enjuagar mi cara con agua fría para quitar el calor de mi rostro. Apenas me había levantado y ya estaba así. Maldito Drew.

Cepille mis dientes con el cepillo que había dejado allí la noche anterior y solté un profundo suspiro luego de enjuagar mi boca. Me sentía rara, como si la persona en el reflejo no fuera la Lucy a la que estaba acostumbrada sino que otra Lucy, más risueña y alegre.

Sabia que se trataba de Drew. Desde que él habia llegado todo interés fue directo hacia su persona. Quizá fue porque mi vida era demasiado aburrida como para entretenerme al primer cambio, pero lo cierto es que Drew no era solo un cambio más en mi vida.

Drew era dulce, amable, divertido y muy atractivo, era todo a lo que no podía resistirme. Y posiblemente eso era lo que me asustaba. Tenia un enorme pánico por crear algún tipo de lazo con él y salir afectada.

Nunca antes había tenido una amistad cercana antes y no sabia como podría salir parada de todo esto. Y entonces me asusté.

Comencé a pensar en lo mucho que cambiaría todo con Drew si yo dejaba de ignorar esto que comenzaba a sentir. Posiblemente, si en algún momento me armo de valor y se lo digo, toda nuestra "amistad" como vecinos se vería en conflicto a causa de mi. No quería arruinarlo todo.

Decidida salí del baño. Necesitaba salir de ese apartamento que no era mío, necesitaba mi espacio, necesitaba alejarme de Drew.

─hey, al fin sales. Por un momento creí que el retrete te había tragado─ bromeó al verme salir. Fingí mi mejor sonrisa mientras me acercaba a la barra donde estaba sentado, con un plato de huevos a medio terminar y un jugo de naranja. Observé el plato que había preparado para mi, unas tostadas con huevo acompañadas de un jugo de naranja y una taza de café ─te preparé café y jugo porque no sabía cual preferías─

Oh Dios, no lo hagas más difícil Drew.

Puse mi mejor mueca apenada, mientras sentía que el estómago se me revolvía ante la culpa de dejarlo luego del lindo detalle que tuvo al prepararme el desayuno. Fácilmente podía quedarme, desayunar con él y luego irme, pero las nauseas que sentía me lo impedían.

─de hecho tengo que irme, Drew. Tengo una presentación que preparar y, con todo lo de la remodelación y demás, ya no me queda tanto tiempo─

El brillo que parecía haber en sus ojos se apagó, e incluso sus comisuras descendieron. Me sentí aún peor.

─pero el desayuno es la comida más importante del día y no puedes salteartela─ dijo, poniéndose de pie de su asiento. Cerré los ojos con fuerza por unos segundos, pensando en alguna excusa creíble y convincente.

─lo sé, pero de veras no puedo quedarme. No tengo tiempo─

─puedo ayudarte, qué tan difícil puede ser preparar una presentación?─

─Drew...─

─vamos, Lucy, desayuna conmigo, por favor─ me miró con ojos suplicantes, e incluso estuve a punto de retractarme de mi decisión anterior. Pero no lo hice.

─no puedo, lo siento─ ejercí un poco más de seguridad en mi tono de voz, logrando que al fin lo comprendiera. Sus hombros decayeron y asintió lentamente, frunciendo los labios. No se lo veía molesto, más bien decepcionado de que no haya aceptado quedarme.

Me acerqué a mi bolso sobre uno de los sillones y lo tomé, colocándolo sobre mi hombro. Luego caminé hacia él, quien había quedado plantado en su lugar, observando mi accionar, y me pare de puntitas de pie para poder darle un beso en la mejilla.

─gracias por el desayuno de todas formas, estoy segura de que está delicioso─

Y no lo dejé responder porque fui hacia la puerta y salí por ella, cerrandola detrás de mi antes de arrepentirme de haberlo dejado solo. Me sentía culpable y al mismo tiempo aliviada de estar por fin sola para poder aclarar mi mente de todo lo que estaba ocurriendome.

Crucé el pasillo en dirección a mi apartamento y observé una vez más su puerta, que no se había vuelto a abrir, antes de soltar una fuerte respiración e ingresar a mi hogar. Tenia mucho en que pensar.

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Muchas gracias por el kilito de leídas 💖 hace solo cinco días que publiqué esta historia y ya cuenta con mucho apoyo. Mil gracias ✨