IX. Pesadillas. Parte 1.

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CAPÍTULO 9

"Pesadillas" (parte 1)

LA CAZAVAMPIROS ATRAVESÓ EL TÚNEL CON CAUTELA EMPUÑANDO UNA ESTACA. No recordaba cómo había llegado hasta allí, sólo sabía que tenía que llegar al final de aquel túnel. Por suerte, todo estaba bien iluminado. Había velas que llegaban hasta el final del camino donde se encontraba lo que parecía ser un gran salón en ruinas. El salón estaba decorado con numerosos candelabros que hacían mucho más luminosa la habitación a pesar de estar bajo tierra. Lo que más le llamó la atención a Buffy, fue que en el centro del salón había una gran piscina de sangre. Una presencia la había seguido hasta allí. Podía percibirlo. Cuando se giró quiso gritar, pero la voz no salía de su garganta. Dejó caer la estaca al suelo inundada por el pánico. Tenía ante ella al peor de los vampiros, el Maestro. El monstruoso ser agarró a la cazadora por el cuello, arrinconándola contra la pared. Acercó su rostro babeante al cuello de Buffy. Sus pupilas estaban muy dilatadas y su iris era de un rojo intenso aterrador. La cazadora consiguió gritar.

- ¡NOOO!

- Sí, es hora de ir a la escuela – enunció Joyce abriendo las cortinas del cuarto de Buffy haciendo que la luz del día iluminara su cuarto.

- ¿Mamá? – formuló Buffy confusa. Todo había sido un mal sueño.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó su madre preocupada sentándose a su lado en la cama. Le tocó la frente para medirle la temperatura.

- No. Sí, sí, estoy bien – respondió la cazadora y a continuación, suspiró aliviada. – A la escuela. Estupendo – expresó Buffy en su camino hacia el armario.

- ¿Quieres ir a clase? – interrogó su madre asombrada.

- Claro, ¿por qué no? – se encogió la cazadora de hombros mientras sacaba prendas de su armario.

- Muy bien. Un buen día para comprar lotería – bromeó Joyce divertida. – He hablado con tu padre – informó mientras recogía al señor Gordo, el peluche favorito de Buffy, del suelo.

- Va a venir, ¿verdad? – inquirió Buffy preocupada porque la respuesta a su pregunta fuera negativa.

- Cuenta con él este fin de semana – respondió Joyce con una sonrisa.

- Estupendo – pronunció la cazavampiros con una sonrisa.



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El pequeño Sam estaba paralizado. Sentía un peso enorme sobre el pecho que le dificultaba la respiración. No podía moverse ni gritar, su cuerpo no respondía como él desearía que lo hiciera. Dean y Giles no parecían ser conscientes del peligro que había en casa esa mañana, de ser así habrían entrado en su cuarto a liberarlo de su prisión. Un grupo de sombras revoloteaba sobre su cama, con sonrisas aterradoras y ojos muy brillantes. Pero la que más le aterraba era aquella que estaba sobre él, con unos ojos amarillos como el diablo que dejaba caer un líquido espeso sobre su cara. Un nuevo individuo apareció en la habitación, derrotando a todas las sombras, en especial a la que más espeluznaba a Sam. Su padre había llegado para rescatarle. De repente, cuando fue capaz de moverse y quería abrazar a su padre, despertó en su cama empapado en sudor. La oscuridad ya no invadía su cuarto, sino que los primeros rayos de sol iluminaban su cama a través de los huecos de la persiana.

- Estás horrible, bella durmiente – se burló Dean al ver a su hermano entrar en la cocina todavía con el pijama puesto y retirándose las legañas de los ojos.

BOOK I: H(A)UNTED | BUFFY + SPN (DEAN WINCHESTER)Where stories live. Discover now