Epílogo

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Después de haber llorado sobre el cuerpo de ese chico ya dio por cedido que no podría hacer nada.

Le costaba pero tenía que devolverlo a la aldea, tenía miedo de ver la reacción de madara, de hashirama, de Naomi y sobre todo de kagami, quien era el que felizmente esperaba una buena noticia.

Al llegar varios aldeanos los miraban con curiosidad pero prefirieron pensar que el fallecido uchiha solo se encontraba cansado o dormido, era mejor que pensaran eso.

Fue camino al distrito uchiha donde madara le abrió la puerta, su cara pasó a una de total asombro, con la voz un poco temblorosa dijo..

—oh, ¿se quedó dormido? — el no era tonto, sabía que lo que estaba pasando, pero trataba de pensar que sólo era un juego de su mente.

—madara.., yo lo lamento — hablo con tristeza mirando al uchiha.

Vio como los ojos del azabache se llenaban de lágrimas, no lograba creer lo que estaba sucediendo.

—Es broma, es broma, no me gusta tu broma — empezó a repetir mientras trataba de limpiar sus lágrimas.

—Madara, también me gustaría que fuese una broma pero..

— ¡NO! ¡No es cierto, no es cierto! — cayó al suelo para empezar a llorar con fuerza, no lo creía, lo hacía perdido de nuevo.

— ¡Madara! — el senju mayor apareció detrás de él — ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras? — levantó la mirada para ver a su hermano que cargaba el cuerpo del uchiha menor — oh no.

Abrazo a su pareja que no paraba de llorar, mientras se repetía que de nuevo fue un mal hermano al no poder protegerlo.

El albino no lo contuvo y volvió a derramar lágrimas.

Ese chico que él tanto quería, ese chico que le había hecho sentir que podía ser más que una simple persona demasiado correcta.

Habían pasado unas cuantas horas y madara seguía con la mirada vacía mirando a la nada, el senju lo abrazaba constantemente para tratar de calmarlo, ya habían enviado el cuerpo del joven uchiha a la morgue.

En la habitación también se encontraban Mito y Naomi, aunque todos estaban tristes a su manera había algo que les carcomía la cabeza ¿como se lo dirían a kagami? El era solo un niño de 12 años, una noticia así lo podría destrozar.

Ya lo dieron por sentado que no podrían ocultarse lo, Tobirama era quien se lo iba a decir después de todo era el más insensible de ese lugar.

Estaban debatiendo si contarlo en ese momento o esperar a que se mejorará, era mejor hacerlo al momento que mentirle todo el tiempo.

—¡Tobirama-sensei! Mire ya me siento mucho mejor — le hablo con una sonrisa al ver que este entraba en su habitación, iba a ser difícil.

— ya veo, me alegro de escuchar eso.

— y sensei ¿como le fue en su cita? ¡¿Gane la apuesta?! — grito con felicidad y entusiasmo mirando su sensei, no podía, iba a ser demasiado difícil arruinar esa sonrisa.

—si am, Kagami.. Hay algo respecto a eso que necesito contarte  —mito a su alumno, este lo veía con duda y miedo a la vez, los que le iba a contar no era nada malo ¿verdad?

Con algo de culpa le empezó a contar lo que en realidad había pasado, no lo podía creer, había quedado en shock, no podía ser real simplemente no podía ser verdad.

Cuando salió de ese transe no tardo en romper en llanto, era algo horrible.

Días después fue el funeral, ese día varios aldeanos fueron a al distrito uchiha para lamentar la muerte del joven izuna, en realidad era un acto amable pero estos no tardaron en odiarlo.

~una semana más de vida~ [tobiizu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora