Capítulo 25

871 84 6
                                    


- "¡Demonios! ¿Qué hice?" -

   Ese pensamiento se repetía en la cabeza de nuestros protagonistas cuando se separaron, ambos llegaron a sus camas e intentaron dormir, lo cual fue difícil, ella no podía contener su emoción, estaba eufórica e inquieta, pero en su mayoría estaba nerviosa, extremadamente nerviosa, se alegraba de tener un día para prepararse, necesitaba pensar en que tenía que ponerse y fue entonces cuando recordó que él no le dijo qué iban a hacer, a dónde irían, esto sería más complejo de lo que pensaba. A su vez el vigilante no están muy alejado de eso, solo que no podía creer que se fue sin especificar nada, a decir verdad no estaba pensando muy bien ese momento, tan solo se dejo llevar por sus impulsos, lo que al parecer ya era un hábito, aunque no se arrepentía, el problema era que no tenía idea de qué preparar para su... ¿Cita? Sí, su cita, a pesar de que ya había tenido acercamientos con personas del sexo opuesto, nunca le había interesado el tener citas, jamás planeó una, por lo que ahora estaba en blanco, sabía que ella no tenía gustos costosos, después de eso no tenía más, no era alguien romántico ni delicado o sensible, se sentía inquieto, no quería arruinarlo. ¿Desde cuando todo tenía que ser tan complicado?

      Narra Damian:

   Por fin había conciliado el sueño, fueron un par de horas, pero era algo, todo terminó con el maldito sonido de esa alarma, suelo madrugar, lo que es un molesto inconveniente ahora, así que tomé esa maldita cosa y la lancé al otro lado de la habitación, aun así no puedo evitar mis responsabilidades, por lo que a duras penas deje mi cama y me preparé para ir a trabajar, pero no estaba concentrado, mañana tendría una cita con Marinette y no sé qué hacer, el llevarla a almorzar es algo muy simple a mi parecer, mas no quiero llevarla a un restaurante lujoso ya que a ella no le gustan ese tipo de cosas, una película no es buena idea porque no tendremos oportunidad de conversar, así que no tengo un plan, aunque odie admitirlo necesito ayuda y lo peor es que sé quién puede ayudarme, bueno, Quienes. Tomé mi teléfono y llamé esperando una respuesta.

- Chico maravilla, que sorpresa que me estés llamando. - Se escuchó una voz femenina al otro lado de la línea.

- No te emociones Lucy, si no voy a cortar. -

- Calmado demonio. ¿Puedo preguntar el porqué de tu llamada? - Estoy empezando a arrepentirme, en cuanto le diga la razón no podré vivir tranquilo, pero no me queda de otra.

- Necesito... Necesito tu ayuda. - Dije a regañadientes esperando una respuesta.

- ¿Ahora qué hiciste Damian? - Preguntó seria.

- ¿Por qué crees que hice algo malo? -

- Porque de no ser un problema de vida o muerte no me llamarías. Por favor dime que no mataste a nadie. - Y no te esperas lo que te voy a pedir.

- No es nada de eso, requiero un consejo, así que prepárate para salir, vamos a ir a almorzar en el restaurante de siempre, llama a Jon, también tiene que venir. - Ordené.

- No me vas a decir que sucede. -

- No, te veo ahí. - Dije para colgar la llamada antes de algún reclamo.

  Esos dos juntos hablando de este tema... Espero salir de ahí sin intentar suicidarme con el cuchillo de mantequilla, o terminar condenado por asesinato, Jon tiene que agradecer que Bruce escondió mi Kriptonita. Terminé mi trabajo como pude y me encamine hacia el restaurante donde estaban Lucy y Kent.

- Hola Damian. - Saludó Jon.

- ¿Llevan mucho tiempo esperando? - Pregunté al sentarme.

- Nop, llegamos hace unos minutos, los dos nos estamos preguntando el porque nos citaste aquí. - Lucy como siempre, yendo al grano.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora