Capítulo 34

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- ¿Qué piensas? - Preguntó Damian desde la puerta de la habitación, su novia se estaba preparando para su inminente reunión, se encontraba frente al espejo, con la mirada fija en algún punto del reflejo, aunque el vigilante podía notar que su mente no estaba concentrada en lo que tenía puesto.

- Intentaba averiguar cómo sobrellevar todo esto. - Respondió sosteniendo una amplia sonrisa, que en realidad estaba encargada de borrar cualquier otra expresión, mientras el estrés de los eventos la atenazaba por dentro, con cualquier otra persona esta pequeña actuación habría funcionado, pero no con el pelinegro.

- Creo que sin mucha suerte. ¿Verdad? - Dijo preocupado por la presión que la ojiazul estaba cargando.

- No mucha. - Admitió, haciendo titubear un poco esa sonrisa.

- Ya te lo dije, encontraremos la forma de hacerlo, tú y yo. - Comentó acercándose a ella y reconfortando con sus brazos, lo cual funcionó, pudo sentir como los músculos de la azabache se relajaban finalmente.

- Llevo mucho tiempo sin ver a Su Han, que mal que tengamos que hacerlo por este tipo de circunstancias. - Habló con un tono tanto dolido, como cansado, quería terminar con eso lo más rápido posible.

- Aunque no es como si tuviéramos una buena relación antes. - Comentó rascándose la nuca. 

- Mmmm...  Ya me habías contado lo serio que es. - A decir verdad, la personalidad del guardián es muy parecida a la de que solía tener Damian.

- Nuestro primer encuentro fue muy brusco, tardó mucho en confiar en mí y yo en él. Cuando llegué al templo el abogó por mi, pero era mucho más duro en los entrenamientos conmigo, a comparación de los demás. - Explicó un poco frustrada.

- Creo que nunca aceptó la forma en la que me volví la guardiana de los miraculous del zodiaco chino. - Según Su Han, ella no se lo merecía, solo fue una chica encerrada en difíciles circunstancias.

- Era muy tradicionalista. ¿No? - Agregó el vigilante.

- Así es, solo quiero ir y terminar con esto lo más rápido que pueda. - Contestó determinada.   

- Si algo llega a pasar... - Damian quiso aclarar un par de puntos, pero ella lo interrumpió.

- Lo sé, te llamaré inmediatamente, pero no tienes por qué inquietarte, llevaré a Tikki conmigo, además, no sé cuánto podrás hacer cuando tienes que cuidar a Emma, pero conociéndote encontrarás la manera de ayudarme. - Dijo un tanto intrigada por lo que podría hacer el vigilante, pero prefería no taladrarse la cabeza intentando predecir los movimientos de su novio.

- Así es, pero no te preocupes, no dejaré a Emma en ningún momento. - Prometió aliviado por lo "fácil" que era su tarea de ahí en adelante, la pequeña estaba alimentada y cambiada, solo le tocaba entretenerla cuando despertara de su siesta, hacer todo para que la bebé no rompiera en llanto.

- Si llegas a tener algún problema con ella... - Al igual que hizo con él anteriormente, fue interrumpida.

- Te llamaré, pero te aseguro que no será necesario. - De eso no estaba tan convencido, algo que la azabache pudo sentir, mas ella no sabía que Damian tenía un truco bajo la manga.

- De acuerdo. - Cedió con un suspiro, alejándose para buscar su bolso y salir de la habitación, siendo seguida por el vigilante.

- Solo serán tres horas como máximo. - Murmuró más para sí misma que para él.

- Mari. - La llamó el vigilante antes de que se dispusiera a salir del apartamento.

- Respira. - Sugirió.

Un amor inesperadoWhere stories live. Discover now