"𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐄𝐒𝐓𝐄𝐒 𝐂𝐎𝐍𝐌𝐈𝐆𝐎 𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄 𝐇𝐄𝐑𝐈𝐑𝐓𝐄"
en el que una joven chica
con un pasado indecible
se muda con su prima, Diana Barry,
para comenzar una nueva vida.
[Gilbert Blythe x fem!oc]
TRADUCCIÓN AUTORIZADA.
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MIENTRAS EL GRAN CARRO a la gran mansión, los recuerdos volvieron a mi mente como un río. Parecía que fue ayer cuando Thomas, Charlie, Andrew y yo estábamos jugando en el pasillo y las criadas nos gritaban. Solo ayer cuando habíamos planeado escapar de este estilo de vida y volver a la realidad. Estar de vuelta aquí sin ellos tres ... parecía tan extraño.
Gilbert apretó con fuerza la mano en la suya cuando el carruaje se detuvo. Debió haber sentido lo asustada que estaba, parecía estar temblando.
"Oye", dijo Gilbert, mirándome a los ojos. "Estará bien. Lo prometo. Estoy aquí contigo."
Asentí levemente, volviendo la cabeza para mirar hacia la gran escalera que conducía a la puerta principal de la mansión. Mientras lo hacía, vi a dos figuras bajando la escalera con las manos cuidadosamente juntas. Mis padres no habían cambiado en absoluto, no es que yo hubiera esperado que lo hicieran.
"Samantha," sonó la voz de mi madre. "Es un gran placer que hayas decidido acompañarnos también con tus amigos, ya veo."
Me di la vuelta y miré a mis tres amigos, quienes se movieron torpemente detrás de mí debido a la incómoda atmósfera. Sin embargo, no podía culparlos. Ciertamente, nadie en su sano juicio estaría acostumbrado a entrar en un estilo de vida real en tan poco tiempo.
"Madre, padre", hablé, guiándolos hacia los tres detrás de mí. "Estas son Anne Shirley-Cuthbert, Diana Barry y Gilbert Blythe".
Los ojos de mis padres se posaron en Gilbert cuando notaron nuestros dedos entrelazados. Decidí dejar escapar una pequeña tos, indicando que deberíamos estar entrando.
"Bien", dijo mi padre, mirando a Gilbert de arriba abajo por última vez. "Bien, bienvenido a nuestra mansión. Julia aquí te mostrará tus habitaciones y te preparará para el baile. Si necesitas algo, avísale a ella o a alguno de los otros asistentes".
Mis tres amigos asintieron y Diana soltó un pequeño chillido de alegría. Luego seguimos a mis padres por la gran escalera, entrando en la mansión.
Cuando el mayordomo abrió las puertas del carruaje, tomé un puñado de mi vestido y lo levanté, haciendo todo lo posible por no pisarlo y caer. Cuando salí con éxito del carruaje, me miré a los ojos con mi madre y mi padre, cuyas expresiones compartían felicidad y simpatía.
Julia, una de las asistentes de mi madre, se acercó rápidamente a nosotras: "Hola, queridos. Soy Julia y les mostraré sus habitaciones. Síganme ahora, pip pip".
Anne se volvió hacia mí y sonrió, "Vaya, vaya, Samantha. ¡Esta casa es increíblemente impresionante!"
Le di a Anne una pequeña sonrisa mientras admiraba cada centímetro de la mansión, junto con Diana, quien trató de mantener la calma mientras pasaba por el salón de baile.
