Un camillero y un recepcionista

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Día 1 - AU hospital.

Bakugo Katsuki odiaba todo el en mundo

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Bakugo Katsuki odiaba todo el en mundo. Bueno, casi todo. Lo único que le gustaba eran las plantas. No hacían ruido, no se movían, mantenían limpio el aire... Cualquier cosa o ser vivo que no sea una planta (o un hongo) era odiado por él. Odiaba su maldito trabajo de recepcionista en el hospital privado, odiaba a los pacientes que se atendían en el hospital, odiaba el transporte público y sobre todo odiaba a ese tonto camillero que todos los días se acercaba a su escritorio para contarle acerca de los viajes que hacía en la ambulancia para trasladar pacientes.

Sus historias sobre viajes le importaban muy poco, pero no podía dejar de escucharlo y mirarlo. Era muy expresivo cuando hablaba, sus cejas siempre estaban en movimiento, a veces hacía movimientos con las manos para enfatizar lo que decía. Era demasiado efusivo, demasiado sonriente, demasiado brillante.

Kaminari Denki le hacía sentir cosas que otras personas no, y lo odiaba por eso. Quería revolver su cabello amarillo y desarmar ese mechón con forma de rayo. Quería apretar sus mejillas regordetas (y quizás morderlas también). Quería seguir viendo sus ojos dorados y escucharlo cada vez que pronunciara su nombre.

Era pasado el mediodía, el flujo de pacientes había disminuido bastante. Katsuki estaba con su típica cara de amargado, esperando que llegue alguien para ser atendido. A su lado, Sero respondía el teléfono. Kaminari apareció a su costado, tan ruidoso como siempre, haciendo que casi le dé un infarto.

—¡Bakugo!

—Maldita sea Kaminari. ¿No podés aparecer como una persona normal?

Denki saludó con la mano a Sero, que seguía hablando por teléfono; luego miró sonriente a Katsuki, quien desvío la vista, sintiéndose incómodo ante su mirada dorada.

—Ser normal no es divertido.

—Como sea. ¿No tenés que hacer uno de tus tontos viajes? No estés molestando en el mostrador. —Movió la mano como si quisiera espantar un mosquito. Kaminari sonrió divertido y se inclinó sobre el mueble, acercándose un poco al rubio enojón.

—Falta media hora para que empiece mi turno, además quería pasar a saludar a mi recepcionista favorito —dijo mirándolo a los ojos. Bakugo sintió que sus cachetes se calentaban y se avergonzó por ponerse colorado frente a él.

Estaba a punto de decirle que se fuera, pero un alboroto captó la atención de todos. Un paciente anciano se había escapado de la sala de la guardia e intentaba irse del hospital. Un enfermero venía detrás de él gritando que no se podía ir así. El hombre lo ignoró y siguió caminando, arrastrando la bolsa del suero.

Bakugo rodó los ojos, en cualquier momento la vía se llenaría de sangre y más de una persona iba a gritar. Kaminari se acercó al paciente fugitivo e intentó detenerlo.

—Abuelo no se vaya todavía. Hay que sacarle la vía primero. —El hombre miró a Denki y le dio un golpe en la cara. Se escucharon algunos gritos y jadeos de asombro. Katsuki se levantó de golpe, pero no se acercó.

—Vos no sos mi nieto. No me toques. La loca de mi hija quiere dejarme internado para deshacerse de mí.

—Señor, por favor —habló el enfermero que lo estaba siguiendo antes. Gracias a la intervención de Kaminari, llegó hasta el paciente y recogió la bolsa de suero, sosteniéndola por encima de la cabeza—. No puede irse sin firmar el alta, además hay que sacarle la vía.

El anciano pareció entender, asintió con la cabeza y se marchó con el enfermero al sector de la guardia. Algunas personas los siguieron con la vista y otras se quedaron mirando con pena a Denki que seguía parado, su mejilla se había puesto roja y le dolía un poco. Bakugo seguía de pie, pensando en acercarse o no. Al final se acercó.

—¿Estás bien? —pregunto una vez llegó a su lado. Su cara se veía arrugada, como siempre, como si estuviese enojado. Pero su voz sonó suave y Kaminari entendió que estaba preocupado por él.

—¡Claro! Esto no es nada. —Hizo un gesto con la mano para restar importancia al asunto.

Katsuki frunció más el ceño.

—Se ve muy feo, creo que está empezando a hincharse.

—Bakugo, ¿acaso estás preocupado por mí? —Se acercó a él y agitó sus pestañas. Katsuki quiso reírse ante lo tonto que se veía.

—Ah no, me equivoqué. Tus cachetes ya son regordetes —dijo dándose la vuelta para volver a su puesto de trabajo. Denki lo siguió.

—Decís eso, pero te encantan mis manzanitas. Admitilo.

Lo miró serio desde su silla.

—Ya pasó tu media hora, andá a trabajar.

Kaminari miró la hora en la televisión de la sala de espera y sí, su horario de trabajo ya había empezado. Se despidió rápido de Bakugo y Sero y se fue.

Katsuki se quedó mirando su espalda mientras caminaba. Suspiró cansado. Realmente odiaba su trabajo y aún más a ese tonto camillero. Algún día le mordería "sus manzanitas".

Hola 😊 Ya arrancamos con la week de esta pareja tan hermosa 😍 Espero que te gusten mucho las historias que estaré publicando

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Hola 😊 Ya arrancamos con la week de esta pareja tan hermosa 😍 Espero que te gusten mucho las historias que estaré publicando. Este día fue mortal, no se me ocurría nada 😫 Me costó un montón y quedó medio pelo, pero los próximos días tendrán más romance y cosas cursis :D

El pobre de Sero me quedó como un fantasma ahí jajaja. Perdón, quería poner algún diálogo entre él y Bakugo, pero no me salió nada

Espero leer mucho BakuKami esta semana, si estás participando de la week, avísame así paso a leer 😊 Nos vemos mañana, gracias por pasar.

Espero leer mucho BakuKami esta semana, si estás participando de la week, avísame así paso a leer 😊 Nos vemos mañana, gracias por pasar

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BakuKami Week 2021Where stories live. Discover now